El
Ojo de Horus es el símbolo que determina la capacidad de visión
espiritual y que anatómicamente se relaciona con la glándula pineal.
Pero es mucho más que eso.
Primero habría que explicar mejor qué es eso de visión
espiritual. Todos estamos familiarizados con el concepto de
Tercer Ojo o Visión Astral
y pensamos que es la única conexión que tenemos con ese otro lado, con
el sutil y espiritual, pero no es así, éste es sólo una parte del todo.
Es importante aclarar que tener activo o
abierto el Tercer Ojo, no implica tener abierta la capacidad de ver (en
muchos casos no llega nunca), sin embargo, lo que sí se produce es la
apertura a los planos sutiles que nos permite conectar con lo que hay
ahí y sentirlo. La activación del 3º ojo, es la activación de los
sentidos extrasensoriales, pero de todos, no solo el de la vista. Así,
cada uno despertará unos más que otros o, inclusive, algunos no
despertarán nunca, como digo.
El problema es que se le ha dado tanta
importancia a la clarividencia que se ha vuelto una necesidad, de forma
que parece que si ésta no se despierta, ya no se puede hacer nada,
infravalorando así al resto de sentidos y todos son igualmente fiables,
incluso más que la visión. La visión puede anular el resto de sentidos,
por eso la valoramos, pero al mismo tiempo, puede ser el sentido que más
nos engaña detectando visiones no reales, producto de nuestra psique o
de engaños de entidades de baja frecuencia.
Esta visión astral o actividad del Tercer Ojo va ligada anatómicamente a la función de la glándula pituitaria
y pineal, pero sin una unificación con los otros dos eslabones
necesarios en esta cadena y en otra frecuencia a la necesaria para la
activación del Ojo de Horus.
Por otro lado, está lo que llamamos
Visión Espiritual, que deriva del
Ojo de la Mente,
que es la que realmente va ligada al llamado Ojo de Horus. Cuando se
activa esta visión superior no hace falta que se active la
clarividencia, porque SE SABE lo que hay, de forma que la necesidad de
vislumbrar formas y colores desaparece, ante la seguridad de esas formas
y colores.
El Ojo de la Mente hace que las visiones
que se tengan se den dentro de nuestra mente, como si volteásemos los
ojos hacia dentro de nuestra cabeza y nuestro cerebro se
transformará en una bola de cristal que nos muestra todo lo existente. Igualmente, puede pasar con la audición.
Pensemos que no son nuestros ojos los
que ven ni nuestros oídos los que oyen ni nuestra piel la que siente ni
nuestra lengua ni nariz, las que degustan o huelen, es nuestro cerebro,
entonces la visión interna o el ojo de la mente, nos permite percibirlo
todo sin que sea alterado por ningún sentido externo o extra externo.
Al activarse esta conexión divina, el verdadero Ojo de
Espiritual,
va a traer toda una serie de cambios interno, ya que la frecuencia de
la persona sube, las capacidades se incrementan, los dones se
despiertan, la persona cambia.
También en el ámbito más terreno se ven
los cambios, ya que la glándula mejora su funcionamiento, produciendo
más neurotransmisores, entre los que estarían la Melatonina, Serotonina y
Endorfina. Lo que no es garantía de que estén siempre en niveles
óptimos, debido a la actividad de la persona o a su forma emocional de
vivenciar las experiencias.
También se armoniza la conexión e interactúa con los demás puntos importantes orgánicos con implicación espiritual como son: Glándula Timo, Glándula Pituitaria e Hipotálamo.
Como he dicho antes, para la activación
de la glándula Pineal hay que tener en cuenta, que forma parte de un
sistema mayor, que enriquece sus funciones y les da la fuerza y
asentamiento precisos. En este sistema se incluye las glándulas: Timo,
Pituitaria, Pineal y el Hipotálamo como pilar y sustento de todo el
conjunto.
Pero también, necesitamos un anclaje
para todo este sistema de activación frecuencial que nos permita estar
estables y que nuestro organismo no sienta alteraciones ante este
torrente de energía, por lo que también tendremos que activar y trabajar
con las glándulas suprarrenales que son las que están en sintonía con
el chakra Raíz, encargado de este anclaje. De aquí la
energía descenderá hasta la tierra siguiendo el canal de conexión con ella.
Las glándulas, en general, son centros
del control de nuestro organismo, desde el punto de vista físico, pero
también tienen una implicación y actividad asociada a nuestro sistema
anatómico energético.
Las Glándulas Endocrinas son los puntos de conexión del
cuerpo físico con el energético a través de los chakras. Estos dos puntos, glándula y
chakra,
son los enlaces que hacen que la energía entre en el cuerpo y lo
reestructure, así como la red electromagnética que lo recubre. Así, las
glándulas, se consideran portales o puentes a los distintos planos o
niveles de conciencia. Dependiendo de la glándula podremos conectar con
uno u otro plano, en resonancia con el tipo de energía que mueven y sus
funciones orgánicas. Si seguimos el orden de planos desde el más próximo
a 3D, al más alejado, el orden glandular sería el siguiente:
Adrenales o Suprarrenales, Gónadas, Páncreas, Timo, Tiroides, Pituitaria o Hipófisis y Pineal o Epífisis. Sobre ellas está el
Hipotálamo como filtro de todo, como puente entre el sistema nervioso y el hormonal.
Otro aspecto muy importante para la
activación del Ojo de Horus es que no es una activación mecánica, que
con tocar energéticamente o poniendo unos símbolos sea suficiente; es
más que todo eso. Para una verdadera, armoniosa y duradera activación
del Ojo de la Mente, es preciso un constante trabajo interno. Hay que
ser responsables de lo que se quiere hacer y de la propia evolución,
entendiendo que si no se produce este trabajo, no se dará una
transformación
de base, necesaria y fundamental para que la glándula pineal y todo el
sistema cambie su frecuencia y se active. Es preciso que haya una total
conexión con el ser interno y, por tanto, que se tenga bien identificado
todo lo que desde la sombra actúa sobre nuestra psique y nos trampea el
camino.
Pero, ¿qué es esto que está en la
sombra? Nuestro propio inconsciente, lo que tenemos ahí guardado y
tapado para que parezca que no existe, que no está.
Por tanto, cuando realizamos este
trabajo de reconocimiento interno y de depuración de todo aquello que no
vibre en la frecuencia adecuada, tenemos que entender que lo más
importante es conseguir unificarnos como un ser y, para esto, mente y
corazón tienen que ir de la mano. Esto dos puntos son las dos piedras
angulares de nuestro
ser y, por tanto, no pueden ir cada una por un lado, es fundamental que caminen de la mano y se ayuden a realizar los cambios.
El humano en realidad tiene dos
cerebros, el intelectivo y el emotivo; el que piensa y el que ama. Pero
solo cuando unificamos, podemos decir que pensamos con el
corazón
y sentimos con el cerebro y no es ninguna tontería o juego de palabras,
porque la realidad es ésta. A esto se le llama la unificación
mente-corazón y así y solo así podremos caminar unificados.
Para conectar y activar este Ojo de Horus o el Ojo de la Mente, se realizan una serie de iniciaciones, mediante
meditaciones
y visualizaciones guiadas, que lo posibiliten. No son ejercicios para
abrir la clarividencia, sino para despertar la visión interna, la visión
espiritual que nos indicará lo que en realidad son las cosas. Nos
mantendrá despiertos y alerta independientemente de nuestro estado de
vigilia o de
sueño.
Igualmente, la glándula pineal, tendrá una mejor actividad y no solo
para nuestros dones o despertar a los otros niveles de conciencia, sino
también a su funcionalidad física.
Así, sucederá que podremos conectar con
nuestra Sabiduría ancestral a través de mi auténtico Yo, por tanto,
podremos decir: YO SE, PORQUE YO SOY.
Sol Ahimsa
Terapeuta holística y profesora
Directora de etaci
www.etaci.org
No hay comentarios:
Publicar un comentario