En este tiempo del final del ciclo planetario en la Tierra, tiempo de aumento de la energía en esta dimensión, llamada también energía crística o energía del Amor, tiempo de cambio en todo aspecto y forma de vida o conciencia que no guarde compatibilidad con el refinamiento de la frecuencia vibratoria de esta nueva energía, las llamadas expectativas representan formas energéticas que pueden acabar traducidas con mayor rapidez y aceleración en la actualidad en apegos y bloqueos, según qué casos con raíces muy profundas, ya que, si no fuera de este modo, los incumplimientos de dichas metas no inducirían actitud resistente alguna por desprendernos de ellas.
Porque, de una manera u otra, estas referencias, que han sido fijadas, están tan asidas a las directrices y comportamientos de vida del individuo, el cual está contemplando, a su vez, estos potenciales y deseos, que él mismo se ha marcado, como favorables y aceptables, que el resto de potenciales, que pueden ser hasta infinitos en número, pueden terminar siendo menospreciados, obviados, no considerados e, incluso, rechazados, sin olvidar que los potenciales manifestados a través de cada persona obedecen, sin excepción alguna, a reflejos de partes y aspectos emocionales del mismo ser humano.
Por tanto, si se ignora y se infravalora la existencia de otros potenciales no tenidos en cuenta, manifestados o sin manifestar, esto no solo conlleva que esta actitud no se ajuste en armonía con la nueva energía, sino que, al mismo tiempo, se está produciendo un rechazo y no aceptación de los aspectos emocionales del ser que están vinculados con estos potenciales, como simples reflejos de las mismas emociones que estos realmente son, quedando, pues, en evidencia el equilibrio en el que se sustenta el sistema mental de proyecciones y expectativas que conducen a resistencias, división y selección.
Se vuelve, así, a recordar una conclusión anterior. En el estado de Unidad que proporciona la Fuente, el cual todo ser humano puede experimentar por su naturaleza y origen divinos, se manifestaba que la realidad externa de vida del ser es en sí misma el propio ser, por lo que, si se atiende a este mismo argumento, no se antoja difícil la comprensión de vislumbrar que los potenciales disponibles de todo ser viviente, más o menos probables, manifestados o sin manifestar, son también el propio ser y, si se pretende suprimir y erradicar potenciales y aspectos que vayan emergiendo, con las faltas de amor y aceptación habituales en ello, se estará realmente faltando a la premisa primordial de que todo ser humano debe asentarse en el amor de todas sus partes, que es, precisamente, el amor hacia él mismo, como base para crear abundancia, equilibrio y sanación en su realidad. De otra forma, no estaría acogiendo el amor incondicional o no se entendería en qué consiste este.
Así, si no se aceptan potenciales, no se aceptan aspectos propios y, por tanto, no existe aceptación de uno mismo. Este es el paradigma que establece el proceso de la mente de 3D con sus expectativas y proyecciones que causan resistencia, bloqueo, por ello sufrimiento y, por ende, limitación y falta de abundancia en la realidad física.
Engrosando este sentido de Unidad, se añade que somos y representamos un gran Ser Multidimensional más allá de toda lógica y razonamiento tridimensional a los que podamos tener acceso. Nuestra existencia se puede establecer en muchos niveles y en formas, tal vez, inimaginables e inconmensurables. Así pues, todas estas partes y variantes existenciales también forman un solo ser, o sea, que del mismo modo son uno. Somos Uno y todo es Uno.
Volviendo al rasero de las expectativas, un matiz bien distinto es el que conllevaría que cualquiera que se precie puede tener perfectamente claro qué es lo que le gusta o qué es lo que le gustaría, sus gustos, y, en definitiva, qué es lo que prefiere, sus preferencias, sin mayores objeciones a otras alternativas, pero este prisma dista bastante del enfoque excluyente y exclusivo que resulta y se deriva de la propia naturaleza de toda expectativa, como así lo hemos detallado, que se esté a bien considerar, en la que cualquier renuncio o impedimento hacia la meta fijada provoca la aparición de resistencias y sufrimiento en cualquiera de sus distinciones.
Esta dinámica, característica en el funcionamiento de la mente de 3D, habilita la separatividad y la segregación no solo de los posibles potenciales que tienen probabilidad de ser atraídos y manifestados, sino que revierte en la separación y juicio de los aspectos emocionales y mentales, que están vinculados a dichos potenciales, que son partes vivas del mismo ser humano y que, por tanto, son también el propio ser humano.
El nuevo orden que promueve la energía del Amor propugna la transmutación, el equilibrio y la sanación de todo ser, de todos sus aspectos individuales, de la población y de todos los aspectos colectivos de la misma, basándose en un proceso fundamentalmente de percepción, atención, aceptación y permisividad, como así se ha venido comentado en varias fases de este libro, de todas las partes emocionales y mentales que alberga el ser humano, de forma que, a través del amor inherente en esta intención y atención, tanto el interior como el exterior del individuo se acaben alineando, como si, según la opinión tradicional, de un milagro se tratase, de manera espontánea y automática, o atrayendo los remedios y soluciones para ello por la vía más rápida e inmediata posible.
Es por este motivo por lo que la nueva energía, de igual modo en cómo actúa en todo desajuste y desarmonía, va a identificar toda forma de existencia que potencie la exclusión, la división y la separación, y será en esta medida como muchas resistencias emocionales saldrán a relucir a la superficie consciente de las personas, ya que tras ellas lo que subyace no son más que sus respectivas expectativas o metas que cada cual se ha ido imponiendo y ha asumido en su vida, y que solo aceptan, en definitiva, como válida la finalidad que con ellas se persigue, sin contemplar, con la apertura y la aceptación que instaura el estado del ser en el Amor, el resto de posibilidades que pueden llegar a manifestarse y que, por ende, somos nosotros mismos también.
Por ello, la energía del Amor va a identificar este paradigma mental, expectativas, y emocional, resistencias y sufrimiento, acentuándolos para que puedan ser reconocidos y tratados adecuadamente para que, así, no lleguen a magnificarse o, por último, a colapsar.
Por fijar y sintetizar estas líneas e ideas de exposición sobre el tema que se está abordando, sería muy acertado afirmar que estas resistencias que pueden aflorar en todo ser humano, a veces, pueden no ser identificadas como tal, sino que pueden apreciarse y familiarizarse con nombres y formas más al uso, correspondientes a un nivel de conciencia más generalizado y común, como pueden ser ese sufrimiento que permanece, una herida o dolor emocional desgarradores, una angustia o una pena considerables, un desencanto o una frustración que conducen al escape o a la apatía, etc., etc., etc.
Cobra ahora, pues, importancia el hecho de insistir de la siguiente manera, en que estos efectos emocionales tan pesados y densos son causados por la actitud resistente y de desgaste que ha lugar en el interior del individuo y que, sin ánimo de dilatar más este tema, suele ser causada y propiciada por la expectativa o meta mental que existe paralelamente unida a la acción de resistirse o efecto de resistencia, respectivamente. Es decir, todo sufrimiento, rabia y ansiedad son la cara reconocible de una resistencia interna, no aceptación o no permisividad que es generada por una expectativa fijada y asumida que viene a establecer una clara actitud de aferrarse a ese ideal o referencia, porque lo que no conduzca a este fin o culminación, o a lo que, de este modo, se le parezca, acaba siendo, de una forma u otra, ignorado, marginado, desterrado, aborrecido o censurado, apuntando el añadido de que se trata igualmente de posibles potenciales, con más o menos probabilidad de materialización, que pueden llegar a su manifestación en la realidad física y que, a su vez, son Amor como componentes vivos de flujo existencial que abarca toda la Creación.
Precisamente, esta inercia en cuanto a visión, actitud y conducta, perteneciente a los modos y hábitos de conciencia de una dimensión de 3D, representa esa predisposición que, según nos indica la experiencia, tiende a centrarse y adoptar cierta querencia innata en aquello que le ofrece ilusión, reto y ensueño, soslayando el Amor que reside y sostiene la divinidad de todo potencial existente, manifestado o sin manifestar como siempre se añade en lo referente a potenciales, y que por la propia naturaleza de esta dinámica, cuando toque, conlleva el encarar la otra cara de este mismo elemento, es decir, el opuesto dual, o sea, desilusión, decaimiento, angustia, pena, rabia, frustración, evasión, escape, ansiedad y, al fin y al cabo, resistencias a la postre y otro tipo de bloqueos emocionales como, incluso, puede tratarse del miedo que, en definitiva, puede desprenderse de ciertas expectativas que no se deseen eludir o rescindir bajo ningún concepto y, por tanto, de las propias resistencias que de ellas penden, todo ello dentro del espacio normal de movimientos que propone la vida en dualidad.
Ha de volverse a recordar que el miedo emocional, igualmente, puede estar motivado por las constantes proyecciones que lanza la mente, que se mueve de forma continua en el futuro y en el pasado, y viceversa, en el dinamismo de sucesivos recuerdos, cavilaciones, averiguaciones y comparaciones con cierto sentido de limitación y carencia, en la continua búsqueda de no tener o no tener suficiente en el momento actual que le conduce a no encontrar la verdadera abundancia que se obtiene únicamente en el tiempo presente, en el cual la mente de la 3D no consigue mantenerse ni sostenerse, y en donde le resulta francamente difícil poder anclar su campo de experiencia. De ahí el origen del miedo que viene a ser ocasionado por el enfoque de situaciones pasadas y futuras, expectativas para el futuro, fijadas en el pasado, como referencias virtuales en el horizonte personal, que continuamente ponen de relieve lo que no se tiene y se tuvo o se aspira a tener, lo no se quiere tener o volver a tener, ideas inexistentes en la experiencia del momento presente, del Aquí y del Ahora, donde el sentido de la existencia solo puede desembocar en una visión y en una realidad de abundancia y de todo lo que es.
Extracto de 21 PREGUNTAS
LIBRO DE LA AUTOMAESTRIA
AUTOR: RAFAEL MONTAÑO CARMONA
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