Ya tenemos todo lo que necesitamos. No necesitamos mejorar.
Todo son fantasías que nos
imponemos nosotros mismos: el temor constante a ser malos y la esperanza
de ser buenos, las identidades a las que tanto nos aferramos, la ira,
los celos y las adicciones de todo tipo…
Son como nubes que ocultan
temporalmente el sol. Pero nuestra calidez y nuestro brillo están aquí
mismo en todo momento. Esto es lo que realmente somos. Estamos a la
distancia de un guiño de ser plenamente despiertos.
Desde ésta perspectiva, no tenemos que cambiar: puedes sentirte tan desdichado como quieras y aún así, sigues siendo un buen candidato a la iluminación.
Puedes sentir que eres el caso más
desesperado del mundo, pero ese sentimiento es tu riqueza, no algo de
lo que tengas que deshacerte ni que tengas que mejorar. Hay riqueza en
todo ese material que tanto nos disgusta y tan poco deseamos.
Cuando oímos hablar de la compasión, naturalmente lo asociamos con
trabajar para los demás, con cuidar de los demás. La razón por la que no
solemos estar ahí para los demás, es que no estamos ahí para nosotros
mismos. Hay partes enteras de nosotros mismos tan indeseadas que, cuando
empiezan a aparecer, salimos corriendo.
Como escapamos, dejamos de estar
en el presente. Seguimos perdiéndonos el momento en el que estamos. Sin
embargo, si podemos experimentar el momento presente, descubrimos que es
único, precioso, completamente fresco. Nunca ocurre dos veces. Uno
puede apreciar y celebrar cada momento, no hay nada más sagrado. De
hecho, ¡ no hay nada más!
Solo en la medida que hemos
llegado a conocer nustro dolor personal, solo en la medida en la que nos
hemos relacionado con el dolor, somos lo suficientemente valientes
como para estar dispuestos a sentir el dolor de los demás. En esa misma
medida estaremos dispuestos a asumir el dolor de los demás, porque
habremos descubierto que su dolor y el nuestro no son diferentes.
La razón por la que las personas se dañan unas a otras, la razón por la
que el planeta está contaminado y por la que a la gente y a los animales
no les va muy bien últimamente, es que no se conocen, no confían ni se
aman suficientemente a sí mismos. La técnica de la meditación llamada Shamatha – Vipashyana (“tranquilidad, comprensión”), es como una llave dorada que nos ayuda a conocernos a nosotros mismos.
MEDITACIÓN SHAMATHA –VIPASHYANA
En la meditación
shamatha-vipashyana, nos sentamos erguidos, con las piernas cruzadas (si
podemos), los ojos abiertos y las manos descansando sobre los muslos.
Entonces simplemente tomamos
consciencia de la respiración a medida que sale. Hace falta cierta
precisión para estar allí mismo con la respiración. Por otra parte ésta
técnica es extremadamente relajada y suave.
Decir “Estáte allí mismo con la respiración que va saliendo”, es lo mismo que decir “Estate plenamente presente”.
Siendo conscientes de la
respiración, también podemos ser conscientes de otras cosas que pasan:
los sonidos de la calle, la luz, los latidos del corazón . Podemos
seguir sentados aquí, conscientes del salir de la respiración.
Pero estar con la respiración es
solo una parte de la técnica. La otra parte son los pensamientos que
recorren continuamente nuestra mente. La técnica es que cuando nos demos
cuenta de que hemos estado pensando, lo etiquetemos así:”Pensando”.
Cuando notas que tu mente deambula
por ahí, te dices a ti mismo: “Pensando”. Tanto si tus pensamientos son
violentos y pasionales, si son preocupantes o temerosos, como si son
pensamientos espirituales o pensamientos agradables, reconfortantes,
pensamientos elevados, sean lo que sean, simplemente repite, sin juicio
ni dureza, “pensamientos”; hazlo con honestidad y delicadeza.
Entonces se produce algo así como
una pausa, una apertura. Es como llamar al timbre de la puerta y
esperar que alguien responda. Después vuelves a apretar el timbre y
esperas que alguien responda. Después probablemente tu mente se vaya a
deambular por ahí y vuelves a darte cuenta de que estás pensando; en
éste punto es cuando usas la técnica de repetir: "pensamientos"
Es sanador conocer todas las maneras en las que te muestras esquivo,
todas las maneras en las que te escondes, todas las maneras en las que
te cierras, te niegas, criticas, todas tus curiosas y extrañas maneras.
Puedes conocerlas haciendo uso del sentido del humor y de la bondad. Al
conocerte a ti mismo, llegas a conocer a la humanidad en su conjunto.
Todos afrontamos este tipo de cosas. Todos estamos juntos en esto. La compasión hacia los demás comienza con la bondad hacia nosotros mismos.
Comienza donde estés.
Pema Chodron.
http://semillassolares.blogspot.com.es/
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