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Claudio Coello
Nació en Madrid en 1642.Como muchos de los pintores del momento, fue tracista y decorador, y como ellos aprendió y copió las obras maestras, que se guardaban en las colecciones reales de los pintores venecianos y flamencos.
Fue influenciado por maestros como Diego Velázquez y los de la escuela italiana, estando considerado como el último grande de entre los pintores del barroco del siglo XVII en España.
A partir de 1675 su obra es casi exclusivamente de temática religiosa, debido a que era de la que recibía mayor número de encargos.
Está considerada una de sus obras más importantes en este género la Santa Catalina que pintó en 1683, y que le hizo merecedor de ser nombrado pintor del rey, en ese momento Carlos II, del que pintó numerosos retratos.
El uso de elementos decorativos como cortinajes, ángeles, flores, columnas, es característico de su primera época, como muestra de este periodo, el magnifico retablo que realizó para el convento de San Placido en Madrid: “La Anunciación”, época en la que realizó numerosas obras decorativas y pinturas murales, entre ellos los de la “Casa de la Panadería”.
Fueron también de gran calidad varios retratos, de entre los que destacan los de Nicolasa Manrique, Teresa Francisca Mudarra y Herrera y el del padre Cabanillas, los dos últimos albergados en el Museo del Prado, donde podemos ver 18 de sus mejores obras.
Su obra cumbre es “El martirio de San Esteban”, en el que destacan sus colores y tonos centelleantes sobre un retablo churrigueresco.
En 1686, fue nombrado pintor de cámara.
Murió en Madrid el 20 de abril de 1693.
*Esta entrada fue publicada en este blog el 20 de febrero de 2010. Ha sido actualizada y ampliada el 20 de abril de 2014.
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