Abrid los ojos hacia vosotros mismos y mirad en el infinito del espacio y el tiempo. Oireis que alli vuelven a resonar el canto de los astros, la voz de los numeros y la armonia de las esferas. Cada sol es un pensamiento de dios y cada planeta una forma de ese pensamiento, y es para conocer el pensamiento divino que vosotras almas descendereis y remontareis penosamente el camino de los siete planetas y de los siete cielos suyos. HERMES TRISMEGISTO


Lo que la oruga ve como el final de la vida, el maestro lo llama una mariposa. RICHARD BACH

DEDICATORIA

Allí, donde habitan las mariposas, lo hacen tambien las hadas y los angeles, la verdad y la ilusion, la alegria, el amor, la dulzura y la fantasia; los mas bellos sueños y la esperanza.

Es el lugar donde los rios son de miel y las montañas de plata y diamantes; donde los seres alados bailan moviendose al ritmo de la musica de George Harrison y el aroma del Padmini; donde puedo descansar en grandes almohadones de plumas tejidos con hilos de seda y oro. Es mi refugio, y el de muchos que sueñan encontrarlo, sin saber aún que son mariposas.

Este blog esta dedicado a todos ellos y ojala puedan disfrutarlo como parte de su camino hacia el lugar donde habitaron o habitaran algun dia


Parameshwary
Enero 2009


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los cuatro acuerdos de la sabiduria Maya

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Secretos Parameshwary

viernes, 26 de septiembre de 2014

El peso del alma (21 gramos)








El Alma, definida como el principio interior fundamental por el que pensamos, sentimos y deseamos, es el elemento espiritual e inmortal que, según muchas religiones y corrientes filosóficas, forma al cuerpo humano y con él construye la esencia del hombre, ha sido concebida desde el principio de los tiempos como una entidad etérea y volátil, parecida a una corriente de aire o una respiración.

Para el filósofo griego Platón, alma y cuerpo son distintos órdenes de la realidad. El cuerpo, para él, sería una especie de “prisión” o “tumba” del alma. Aristóteles descarta esta apreciación y define al alma como “la primera entelequia (realidad plena alcanzada) de un cuerpo físico organizado que posee potencialmente la vida”, enfatizando la proximidad de la unión de alma y cuerpo.







La gran mayoría de las religiones asegura que la conciencia o alma del ser humano trasciende a la vida en sí, perviviendo más allá de la muerte física del cuerpo. Por esto, fueron muchas las personas a lo largo de la historia que intentaron demostrar empíricamente la existencia del alma. De éstos, el más recordado fue el físico estadounidense Duncan MacDougall, quien a principios del siglo pasado postuló que el alma tenía que tener una masa o sustancia medible. Su argumento fue que si el alma forma parte de nuestro cuerpo debe estar presente en forma de alguna sustancia, y al igual que el resto de la materia esa sustancia debe tener peso, obviamente, se desprende del cuerpo en el momento de la muerte, y por lo tanto la pérdida de peso debe ser medible.

Para comprobar su teoría, el físico se trasladó a un hogar de ancianos, donde pudo experimentar sobre seis personas moribundas, pesándolas antes de su muerte en una cama que en realidad era una balanza industria, que por cierto él mismo fabricó; cuatro de estos pacientes tenían tuberculosis, otro diabetes y el último sufría una enfermedad sin determinar.





Las conclusiones de los experimentos de Mac Dougall, que comenzaron en 1901, fueron publicados seis años más tarde en la revista “American Medicine” y en el diario New York Times bajo el título: “El alma: hipótesis relativa a la sustancia del alma junto a una evidencia experimental de la existencia de dicha sustancia”. Este fue el comentario del propio Dr. McDougall sobre sus experimentos publicados en The New York Times el 10 de marzo de 1907. Tal y como lo dijo en su momento:


“Cuatro médicos bajo mi dirección hicieron la primera prueba a un paciente moribundo con tuberculosis. Este hombre era un tipo normal, del habitual tipo estadounidense y de contextura normal. Le colocamos unas horas precedentes a la muerte en una plataforma de la báscula, que había construido y que se equilibra con exactitud. Cuatro horas más tarde con cinco médicos que asistían a su muerte.

El instante en que la vida le dejó, el platillo opuesto cayó con una rapidez sorprendente, como si algo hubiera salido repentinamente de su cuerpo. Inmediatamente hicimos todas las deducciones habituales para la pérdida física de peso, y se descubrió que todavía había una pérdida de una onza de peso (21 gramos) inexplicable.

He enviado otro paciente con la misma enfermedad, a punto de la muerte, para el mismo experimento. Era un hombre con el mismo temperamento y físico que el paciente anterior. Ocurrió el mismo resultado al morir. En el instante en el corazón dejó de latir hubo una disminución repentina y misteriosa en su peso.

Como experimentadores, cada médico hizo su propia relación con estas pérdidas de peso y las cifras se compararon. Se mostró en los resultados una pérdida de peso inexplicable.

Pero esto no fue tan notable en el tercer caso. El paciente era el de un hombre de contextura física grande pero con un temperamento débil pronunciado. Cuando murió su cuerpo yacía en la cama encima de la balanza y durante un minuto entero no hubo ningún cambio en el peso. Los médicos que esperaban en la sala se miraron las caras en silencio moviendo la cabeza en la convicción de que nuestra prueba había fracasado.

Entonces, de repente pasó lo mismo que había ocurrido en los otros casos. Hubo una disminución repentina en peso, y se descubrió que era la misma que la de los experimentes precedentes.

Creo que en este caso, el de un hombre lento de pensamiento y acción, el alma quedó suspendida en el cuerpo después de la muerte, durante el minuto que transcurrió antes de que llegara a la conciencia de su libertad. No hay otra manera de explicarlo, y esto quizá se espera que suceda en un hombre del temperamento del sujeto.

Otros tres casos fueron juzgados, entre ellos el de una mujer, y en cada una se estableció que un peso de una mitad a una onza entera se apartó del cuerpo en el momento de la muerte.”



En un estudio posterior Macdougall también pesó a 15 perros moribundos en balanzas, descubriendo que su muerte no implicaba ninguna pérdida de peso. Por ello concluyó que los animales no tenían alma.

El estudio causó de inmediato bastante revuelo y desde entonces se originó el mito de que el peso del alma correspondía a 21 gramos.

Este debate ha estado presente hasta hoy en día, pues recientemente en 2005, el doctor Francis Crick (Premio Nobel 1962), aseguró que los 21 gramos que había percibido MacDougall en sus experimentos era una pérdida del proceso físico del cuerpo, exactamente del cerebro y no del alma. Según él, la actividad neuronal producía un campo eléctrico que hace que el cuerpo pese más. Entonces, al detenerse esta actividad neuronal (al morir) desaparece y por tanto el peso también (este argumento, sin embargo, no explicó por qué los perros, que también tienen actividad neuronal, no perdieron peso al morir).







Otros físicos también rebatieron a MacDougall asegurando que para que una masa de 21 gramos se transforme en energía y salga del cuerpo, científicamente, debe producir un haz de luz. Lo curioso es que el mismo Mac Dougall, quien en otro experimento intentó ver el alma mediante una máquina de rayos X, aseguró que había visto un halo de luz en 12 personas moribundas.

Independiente de las discusiones científicas, el supuesto peso de 21 gramos del alma humana se ha transformado ya en un mito popular. Para los escépticos, el argumento es simple: si no existe ninguna evidencia científica de la existencia del alma, ¿Qué sentido tiene hablar de su peso?

En lo particular creo que si tenemos alma o espíritu, o como quieran llamarlo, pero difiero con las conclusiones de Duncan MacDougall de que pesa 21 gramos, yo pienso que el alma no tiene peso, es solo un elemento espiritual y por lo tanto posee energía que influye en nosotros pero carece de masa.

Bueno y en el caso de que el alma sea energía y que la energía se transforme en luz y sale de nuestro cuerpo al morir sería correcto decir que la luz o fuente de energía tiene peso. La luz no lucha por espacio sino se mezcla en si. Así que esa es la nueva pregunta ¿Tiene peso la luz?



Saludos..!



Fuente:

- Libros: Las Leyes espirituales, Vicent Guillem

La muerte: un amanecer, Elisabeth Kübler-Ross

http://www.ateoyagnostico.com/2011/06/18/21-gramos-de-alma-otro-mito-que-cae-por-su-propio-peso/

http://www.guioteca.com/fenomenosparanormales

- Imágenes de Google

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