El pensar positivo se ha convertido en una auténtica obsesión en los últimos años; pero es una táctica que al final no funciona, ya que los opuestos SIEMPRE aparecen juntos. La mayoría de las veces, cuando creemos que estamos pensando ‘en positivo’, lo que en realidad estamos haciendo es utilizar lo positivo para ENCUBRIR lo negativo. ¡Lo negativo sigue estando donde estaba, gruñendo desde abajo, listo para estropearnos toda la diversión en el momento menos inesperado! Nos sentimos feos, no aceptamos ese sentimiento que consideramos feo, y nos esforzamos por sofocar la fealdad intentando pensar y sentir ‘en positivo’, pero la belleza resultante es entonces una belleza superficial, vacía, lo mismo para nosotros que para los demás, y no nos da lo que realmente anhelamos.
Podría decirse que, al buscar lo positivo, en realidad creamos lo negativo, dado que no puede existir lo uno sin lo otro. El pensar positivo crea de hecho un pensar negativo.
Hay quienes dicen que se sienten atacados o invadidos por pensamientos negativos. Recuerda, sin embargo, que no se puede atacar lo que somos, sólo la imagen de ello. Así que si alguna vez te parece que un pensamiento es negativo, si alguna vez te sientes atacado personalmente, es señal de que estás defendiendo una imagen de ti. Cuando no defiendes ninguna imagen, todos los pensamientos tienen permiso para aflorar y desvanecerse; entonces ves que todos los pensamientos son verdad…, o, mejor dicho, que en todos los pensamientos hay verdad. Si eres sincero, puedes encontrarlo TODO en ti mismo…, y entonces el pensamiento no puede ser tu enemigo. Cada uno de esos pensamientos que consideras ‘negativos’ es en realidad un buen amigo que trata de mostrarte la falsa imagen de ti mismo que sigues intentando defender.
- Jeff Foster (Un extracto de su libro La Más Profunda Aceptación…)
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