Siempre nos hemos hecho preguntas de las llamadas existenciales, desde principio de los tiempos el hombre se pregunta:
¿Qué hace aquí?
¿De donde venimos?
¿Cuál es la finalidad de esta vida?
¿Cuál es el origen de la vida?
Pero alguna vez se han preguntado:
¿Cuál es el origen de la muerte?
En este artículo hablaremos precisamente de la respuesta a esta pregunta desde el punto de vista de la mitología japonesa.
La mitología japonesa es un conjunto complejo y muy interesante de creencias y mitos. Pero la historia que nos ocupa en este artículo es relatada de primera mano en el Kojiki y en el Nihonshoki. El Kojiki, que literalmente significa “registro de cosas antiguas”, es el libro histórico más viejo que se conserva relativo a la historia de Japón. Fue redactado en una mezcla de japonés y de chino.
Kojiki cuenta cómo fue creado el universo, pero también la historia de los dioses y de los diferentes emperadores de esa época.
Esta leyenda se sitúa después de la creación del Cielo y la Tierra; los dioses Izanagi e Izanami fueron los encargados de la formación y la consolidación de este planeta, así fue como comenzaron formando una serie de islas que se convertirían en lo que hoy es Japón (dentro de la mitología japonesa, estas islas conforman el mundo conocido).
Posterior a la creación de Japón, llegaría la creación de los dioses, la creación del mundo entero comienza con ellos.
En el Nihonshoki Izanagi e Izanami son descritos en la leyenda como el “dios del yang” ( 陽神?) y la “diosa del yin” (陰神?); influenciados por las ideas del yin y yang.
Izanagi e Izanami bajan del cielo y se instalan en esa isla. Construyen allí un augusto altar llamado Yashidono, su casa y deciden unirse. Así, Izanami pone en el mundo numerosos hijos, numerosos Kamis (dioses o espíritus en japonés). Los dioses nacidos de Izanagi e Izanami son simbólicos sobre aspectos importantes de la naturaleza y la cultura, pero ellos son muchos para ser mencionados aquí, se contabilizan más de 8, 000,000 de kamis.
Izanami muere trayendo al mundo al Kami del fuego (Kagutsuchi), que la quema. Su muerte desespera a Izanagi. Izanagi, desconsolado por la pérdida de su mejer, emprendió un viaje a Yomi “la tenebrosa tierra de los muertos”
En el momento de su viaje al país de los muertos, Izanagi sí encuentra Izanami, pero ésta le dice que no puede volver a la Tierra ya que ha probado el alimento de este país, pero que encontrará una solución. Además, le dice que no le mire en ningún momento. Desgraciadamente, Izanagi es demasiado curioso y no puede evitar mirarla y se da cuenta que su hermosa mujer se había transformado en un demonio horrible, era una forma de carne en descomposición con gusanos y criaturas asquerosas que se deslizaban sobre su cuerpo destrozado.
Izanagi tiene que huir gritando ruidosamente al ser perseguido por los ocho dioses del trueno y todos los guerreros de los infiernos, intentando volver a la vida y abandonando a su esposa muerta.
Izanagi fue perseguido por un sinfín de criaturas de inframundo, todos ellos guiados por Izanami para atraparlo. Pero Izanagi no dejo que lo capturaran, les arrojo su gorro, que se convirtió en un racimo de uvas negras, lanzó su peine transformándose en un grupo de brotes de bambú, hasta orinó en un árbol, creando un gran río que aumentó su aplomo. Desafortunadamente, todavía persiguieron a Izanagi, forzándolo a lanzar melocotones sobre ellos. Él sabía que esto no los retrasaría por mucho tiempo, pero él ya estaba casi libre, porque los límites de Yomi ahora estaban más cerca.
Izanagi llegó rápidamente a la entrada y empujo un canto rodado en la boca de la caverna, la cual era la entrada a Yomi. Izanami gritó desgarradamente detrás de esta impenetrable barricada y frenética por la reacción de su marido, le dijo a Izanagi que si él no la dejaba salir ella destruiría a 1,000 residentes vivos cada día. Él furiosamente le contestó que entonces el daría vida a 1,500.
Y de esta manera comenzó la existencia de la muerte, causada por las manos de la orgullosa Izanami, la esposa abandonada de Izanagi.
Izanagi se fue a purificar después de recuperarse de su descenso a Yomi. Mientras se desnudaba y se quitaba los adornos de su cuerpo, cada artículo que él dejaba caer al suelo formó una deidad. Incluso surgieron más dioses cuando él se sumergió en el agua para lavarse.
Los más importantes fueron creados de su rostro una vez que éste se lo lavó:
Amaterasu (encarnación del sol) de su ojo izquierdo,
Tsukuyomi (encarnación de la luna) de su ojo derecho, y
Susanowo (encarnación del viento o de la tormenta) de su nariz
Izanagi se dispuso a dividir el mundo entre ellos con Tsukiyomi tomando el control de la noche y la luna, el dios tormenta Susanowo poseyendo los mares y Amaterasu heredando el resplandor del sol y los cielos. De esta última comenzaría la descendencia de la familia imperial de Japón.
Saludos..!
Fuentes:
Libro: Mitología japonesa: La creación de Japón, Volumen 1, Víctor Manuel Peinado, Francisco Antonio Peinado
http://www.scoop.it/t/origen-del-mundo-egipcio
http://sobreleyendas.com/category/mitologia/mitologia-japonesa/
http://www.webmitologia.com/dioses-mitologia-japonesa.html
No hay comentarios:
Publicar un comentario