Después de descubrir la puerta, fue comunicado a las autoridades arqueológicas de Puno, la Paz y Lima, y en poco tiempo la zona fue sitiada por arqueólogos e historiadores de los incas.
Resultó que los indios nativos de la región tenían una leyenda que hablaba de “una entrada a las tierras de los Dioses”, y en esa leyenda se decía que en tiempos lejanos grandes héroes había ido a unirse a sus dioses y pasaron a través de la puerta para una nueva vida gloriosa de inmortalidad, y en raras ocasiones esos hombres volvieron durante poco tiempo con sus dioses para “inspeccionar todas las tierras en el reino” a través de la puerta.
Otra leyenda cuenta el tiempo en el que los conquistadores españoles llegaron a Perú y saquearon el oro y las piedras preciosas de las tribus incas.
Un sacerdote inca del templo de los siete rayos llamado Aramu Muru huyó de su templo con un disco sagrado de oro conocido como “la llave de los dioses de los siete rayos”, y se ocultó en las montañas de Hayu Marca.
Finalmente llegó hasta la puerta que había sido observada por los sacerdotes chamanes. Les mostró la llave de los dioses y se realizó un ritual que concluyó con un acontecimiento mágico iniciado por el disco de oro que abrió la puerta, y según la leyenda emanó luz azul de un túnel interno.
El sacerdote Aramu Muru entregó el disco de oro al chamán y luego pasó a través de la puerta, y, “nunca se le volvió a ver otra vez”.
Los arqueólogos han observado una pequeña depresión circular en el lado derecho de la pequeña entrada, y han teorizado que aquí es donde un disco pequeño se podría colocar y sostener por la roca.
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