Abrid los ojos hacia vosotros mismos y mirad en el infinito del espacio y el tiempo. Oireis que alli vuelven a resonar el canto de los astros, la voz de los numeros y la armonia de las esferas. Cada sol es un pensamiento de dios y cada planeta una forma de ese pensamiento, y es para conocer el pensamiento divino que vosotras almas descendereis y remontareis penosamente el camino de los siete planetas y de los siete cielos suyos. HERMES TRISMEGISTO


Lo que la oruga ve como el final de la vida, el maestro lo llama una mariposa. RICHARD BACH

DEDICATORIA

Allí, donde habitan las mariposas, lo hacen tambien las hadas y los angeles, la verdad y la ilusion, la alegria, el amor, la dulzura y la fantasia; los mas bellos sueños y la esperanza.

Es el lugar donde los rios son de miel y las montañas de plata y diamantes; donde los seres alados bailan moviendose al ritmo de la musica de George Harrison y el aroma del Padmini; donde puedo descansar en grandes almohadones de plumas tejidos con hilos de seda y oro. Es mi refugio, y el de muchos que sueñan encontrarlo, sin saber aún que son mariposas.

Este blog esta dedicado a todos ellos y ojala puedan disfrutarlo como parte de su camino hacia el lugar donde habitaron o habitaran algun dia


Parameshwary
Enero 2009


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los cuatro acuerdos de la sabiduria Maya

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Secretos Parameshwary

lunes, 16 de marzo de 2015

Evidencias de civilizaciones antediluvianas-2-

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El empleo de carbono radiactivo para determinar las fechas de diversos materiales ha producido resultados muy significativos.
En otro tiempo, existió en las Bermudas un extenso bosque de cedros que se encuentra en la actualidad bajo las aguas. Las pruebas realizadas con carbono 14 nos revelan que el bosque desapareció de la superficie hace unos once mil años. Un bosque de abetos próximo a Two Creeks, en Wisconsin, fue destruido por el avance de los glaciares hace unos once mil años.
 También hace unos 10 800 años que bloques movedizos de hielo arrancaron grupos de abedules existentes en el norte de Alemania.
 Se ha podido comprobar que un montón de barro del lago Knockacran, en Irlanda, perteneciente a la última capa de hielo, tenía una edad de 11.787 años.
La determinación por el carbono radiactivo de la edad de la civilización de Jericó nos da la fecha de 8000 a. C. Se han encontrado en este lugar reproducciones artísticas en yeso de cráneos de hombres de un tipo egipcio bastante refinado que vivían allí hace ocho mil años. La ciudad de Jericó es una de las más antiguas ciudades amuralladas del mundo, cuyo origen se remonta al 8000 a. de C. tal como se pudo comprobar tras sucesivas excavaciones realizadas en las ruinas de Tell es-Sultán, unos 16 km al noroeste de la actual desembocadura del Jordán en el mar Muerto, y muy cerca de la moderna ciudad de Jericó. La arqueología ha demostrado que en ese sitio fueron construidas y destruidas sucesivas ciudades a lo largo de los milenios: una ciudad de la época neolítica, rodeada por un muro y habitada desde el octavo hasta el cuarto milenio a. C. en que fue abandonada; una ciudad pre Cananea de la edad del bronce temprano o antiguo, con formidables sistemas defensivos amurallados (3200-2300 a. de C.); una ciudad cananea del bronce medio (hacia 1900–1600/1550 a.C., el llamado período patriarcal) que probablemente terminó por ser destruida por los faraones de la 18º dinastía. Y una última ocupación conocida del período del bronce reciente o tardío (entre 1400 y 1325 a.C.).
 De todas las fechas antes indicadas se desprende que hace once o doce mil años se produjo una penetración menor de capas glaciares.
Tras este último avance de los glaciares provenientes del Polo, el clima volvió a calentarse.
Hacia el año 8000 a. C., en la Era llamada mesolítica, la capa de hielo se retiró y se abrieron nuevas tierras para los hombres, los animales y las plantas.
Puede decirse que los climas adquirieron sus rasgos característicos actuales entre el año 10000 y el 8000 a. C. Europa y América del Norte pudieron gozar de una atmósfera considerablemente más templada que en el pasado.
La teoría de la Atlántida, según la cual el continente desaparecido habría impedido el acceso de la cálida Corriente del Golfo hacia el Norte, trataría de explicar este cambio de clima.
 Pero, al contrario de lo sucedido en Europa, grandes extensiones de Asia iban a sufrir cambios climáticos en un sentido opuesto.
En 1958, el arqueólogo ruso V. A. Ranov descubrió varias pinturas murales en las grutas del Pamir, a una altitud de 4200 metros.
Representan una obra de arte prehistórico, situada en uno de los lugares más elevados del mundo. La cordillera del Pamir es una gran cordillera asiática, una de las más altas del mundo, situada entre los límites de Asia Central y meridional y relacionada al este con el Himalaya. Está compuesta por la unión de las cordilleras Tian Shan, Karakórum, Kunlun y el Hindu Kush. Por ser un punto de reunión de varias cordilleras es también conocido como Nudo del Pamir y, junto al Tíbet, era conocida en tiempos victorianos como el Techo del Mundo (Roof of the World), en una traducción aproximada del término persa.1 Es conocida también por su nombre en chino, Congling. La región del Pamir está centralizada en Tayikistán, específicamente en la región de Alto Badajshán. Parte de la cordillera del Pamir se sitúa también en los países de Kirguistán, Afganistán y Pakistán.
Al sur de Alto Badajshán, el corredor de Wakhan atraviesa la región de Pamir, la cual también incluye la parte norte de Afganistán y Pakistán.
Los dibujos de la gruta Chajta, realizados con una pintura mineral roja, representan un oso, un jabalí y un avestruz, tres animales que no habrían podido sobrevivir en la la temperatura ártica actual del Pamir.
Una clave para resolver el enigma de la edad de estas pinturas ha sido encontrada en Markansu, donde sus habitantes prehistóricos dejaron herramientas y cenizas. Estas últimas provienen de abedules y cedros que ya no crecen en esa región.
El carbono 14 permite datarlas en unos 9500 años. Este súbito descenso de la temperatura en el Pamir podría deberse a una rápida elevación de la corteza terrestre a cauda de una perturbación geológica.
 En las cercanías del lago Sevan, en las montañas de la Armenia soviética, se ha encontrado un cráneo de reno. La presencia de este animal de las llanuras en las montañas del Cáucaso meridional constituye un absoluto misterio. La posible explicación es que en otro tiempo se produjo un cataclismo geológico de proporciones tales que transformó una llanura en un país montañoso.
La edad del cráneo ha sido calculada en doce mil años, cifra que coincide con la fecha tradicional de la desaparición de la Atlántica bajo las aguas. Cuando se procedió a una prueba con carbono 14 sobre la osamenta de un mamut encontrada en la zona septentrional de Siberia, el resultado obtenido fue también de doce mil años. Millares de estos animales debieron de sufrir una muerte súbita en aquella época, lo que se infiere del hecho de que varios de ellos fueron hallados en pie y con hierba en la boca y en el estómago.
Por otra parte, cabe hacer notar que el mamut no era un animal polar. Salvo por su largo pelaje, la estructura y el grosor de su piel se asemejan a los del elefante de las Indias tropicales. La piel de estos animales helados está llena de corpúsculos de sangre roja. Ello prueba que murieron asfixiados por el agua o por los gases.

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El marfil obtenido de los colmillos de los mamuts ha constituido durante siglos un objeto de comercio. Según Richard Lydekker, durante las últimas décadas del siglo XIX fueron vendidos unos veinte mil pares de colmillos en perfecto estado. Ello nos da una idea aproximada del gran número de mamuts helados encontrados. Hay que hacer notar que, para tallar el marfil, sólo pueden emplearse los colmillos de animales recientemente muertos o congelados, ya que los colmillos expuestos al aire se resecan y resultan inutilizables.
En las regiones septentrionales de América y Asia también han sido descubiertos decenas de millares de mamuts. Y, como únicamente se utilizaba para el comercio marfil de mamuts de la mejor calidad, es evidente que todos los animales tuvieron que hallar una muerte súbita. Según las estimaciones del profesor Frank C. Hibben, sólo en América del Norte cuarenta millones de animales perecieron al final de la Era glacial: «Era una muerte catastrófica que no perdonó a nadie».
 Las pruebas con el carbono 14 nos revelan que los restos humanos desaparecieron súbitamente del continente americano hace unos 10.500 años.
 ¿Es esta la fecha del final de una gran civilización? 
La fecha 10500 a. de C. no significa nada para los historiadores, ya que es «prehistórica», más o menos la época en que aparecieron los primeros agricultores en el Oriente Medio.
Pero hay una fecha en la mitología, una sola, que se le acerca de manera razonable.
 Según el Timeo de Platón, cuando el estadista griego Solón visitó Egipto hacia el año 600 a. de C., los sacerdotes egipcios le contaron la historia de la destrucción de la Atlántida, acaecida unos nueve mil años antes, y de cómo se había hundido debajo de las olas.
La Esfinge ya era antigua en tiempos de Kefrén.
El cuerpo y el recinto de la Esfinge habían sido erosionados por el agua, en vez de por la arena impulsada por el viento. Ello implica una época en que en que la Esfinge estaba en un entorno húmedo (aproximadamente en el 10.000 a.C). Al examinar el gran sarcófago de granito rojo que se encontró en la Cámara del Rey de la Gran Pirámide planteaba una serie de problemas técnicos que aparentemente eran irresolubles. Lo habían tallado con una precisión increíble.
 Pero ¿con qué herramientas?  La inexistencia de restos de pescado en este período hace suponer que el hombre había aprendido a alimentarse de la agricultura. Luego, según parece, una serie de desastres naturales, entre los que hubo tremendas inundaciones en el valle del Nilo, pusieron fin a la «revolución agrícola» hacia 10500 a. de C. Ésta es la fecha en que se supone tuvo lugar la destrucción de la Atlántida y en que los supervivientes llegaron a Egipto y construyeron la versión más antigua de la Esfinge.

Robert Bauval, ingeniero y escritor, autor de El Misterio de Orión, se hallaba acampado en el desierto de Arabia Saudita durante una expedición. Se despertó y alzó los ojos hacia la Vía Láctea. «De hecho -agregó su amigo astrónomo-, las tres estrellas del cinturón de Orión no están alineadas de manera perfecta… la más pequeña está ligeramente desviada hacia el este». Era una respuesta a su pregunta sobre por qué la pirámide de Menkaura era más pequeña que las otras dos y estaba desviada hacia el este.
 Las pirámides tenían que representar las estrellas del cinturón de Orión. Y la Vía Láctea era el río Nilo.
Bauval observó que la única vez que la pauta de las pirámides en el suelo es un reflejo perfecto de las estrellas del Cinturón de Orión -en lugar de estar inclinada hacia un lado- fue en 10450 a. de C.
Éste es también su punto más bajo en el cielo. Después de esto, empezó a subir otra vez de nuevo, y alcanzará su punto más elevado hacia el año 2550 d. de C. En el año 10450 a. de C. fue como si el cielo fuese un enorme espejo en el cual el curso del Nilo se «reflejaba» como la Vía Láctea; y las pirámides de Gizeh, como el Cinturón de Orión. la curiosa coincidencia de la fecha (alrededor del 10500 a. de C.) plantea una pregunta importante:
¿por qué los constructores de las pirámides de Gizeh las dispusieron de manera que reflejasen la posición del Cinturón de Orión en el 10450 a. de C.?
 Hace unos 16 mil años las cosas empezaron a cambiar. Poco a poco el hielo comenzó a derretirse, el agua comenzó a fluir en grandes cantidades, vertiéndose a los océanos, e incrementando el nivel de los mismos. el calentamiento se prolongó hasta hace unos 12 mil años, cuando el clima se estabilizó en el mundo, la cara de la Tierra había cambiado, el nivel del mar se incrementó en 120 metros, el mar cubrió grandes áreas de las zonas costeras y la geografía de los continentes se reconstruyeron tal y como los conocemos hoy en día.  Piri Reis (1.470-1.554) ejerció la navegación al servicio del Sultán Selim I. Su gran pasión fue la cartografía, llegando a publicar un libro donde recogía más de 210 mapas de todos los mares del mundo, el “Kitabi Bahriye”, una gran recopilación de antiguos mapas copiados por él y obtenidos de sus saqueos marítimos o comprados a comerciantes en los muchos puertos donde desembarcó.
Entre estos mapas destacaron uno hecho en 1.513 y otro en el 1.528, donde se podían apreciar todo el Océano Atlántico y sus costas americanas, africanas, europeas, árticas y antárticas.
Toda su colección de mapas fue regalada al Sultán, perdiéndose desde ese momento la pista a esta colección única.
En 1.960, el teniente coronel de los EE.UU Harold Z. Ohlmeyer, especialista en cartografía estudió estos mapas, y admitió en sus conclusiones que la costa antártica que aparece en el mapa de 1.513 tuvo que ser forzosamente cartografiada antes de que hubiera sido cubierta por la capa de hielo que presenta en la actualidad, es decir, dentro de un período que se sitúa alrededor del 10.000 a.C., mucho antes del conocimiento de nuestra historia escrita

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Para los científicos de nuestro tiempo la historia geológica de la Tierra es un libro abierto. Allí está escrito que en 4.5 millones de años la Tierra ha pasado por lo menos catorce veces por inversiones de sus polos magnéticos.
Para llegar a estas conclusiones los científicos investigan las capas geológicas donde existen sedimentos correspondientes a las distintas edades del planeta.
Lo que antes fue lava, contiene todavía minerales que conservan su alineación magnética original, que puede medirse con la tecnología del radio carbono. Graham Hancock cita que la última inversión de los polos magnéticos de la Tierra ocurrió hace unos 12.400 años: dicho de otro modo, hacia el 10400 a. de C. Tal vez  fue el legendario Diluvio lo que borró a los seres humanos de la superficie de América del Norte.
Si se admite esta hipótesis, las cifras de la población mundial adquieren una significación particular.
 Hace dos mil años, parece que no había más que diez millones de habitantes en las dos Américas.
En la misma época, vivían en África 26 millones, en Europa 30, y 133 en Asia. Estas cifras indican que la cuenca atlántica, comprendiendo América, Europa y África, no tenía más que la mitad de la población de Asia.
El alejamiento del lugar en que se produjo un desastre geológico podría explicar el mayor número de habitantes de Asia en los tiempos antiguos. Existe entre los vascos, habitantes de una zona del Norte de España, una leyenda que habla de un cataclismo en el curso del cual libraron combate el agua y el fuego. Los antepasados de los vascos encontraron refugio en las cavernas y sobrevivieron. La lengua vasca tiene una afinidad, difícil de explicar, con algunos dialectos de los indios de América. Un misionero vasco predicó en su lengua natal a los indios de Peten, en Guatemala, y los indígenas le comprendieron perfectamente. Se conserva entre los vascos una creencia en una serpiente mítica de siete cabezas, la «Erensuguía», que los relaciona con el culto a la serpiente profesado por los aztecas, al otro lado del Atlántico. La vieja costumbre vasca de contar por veintenas, y no por decenas, encuentra su paralelo en América Central, donde se utilizaba una aritmética del mismo género.
 Del mismo modo, el juego de pelota vasca «Jai alai», jugado con un guante de mimbre atado a la muñeca (la cesta), nos hace pensar en el juego maya de «pok-a-tok». Si se compara a los vascos con los demás pueblos europeos, se advierten diferencias con respecto a otros pueblos europeos en lo que se refiere a grupos sanguíneos. Se encuentra con gran frecuencia entre ellos el grupo «O», mientras que el grupo «A» y «B» es relativamente raro. En lo que atañe al «Rh», muestran la frecuencia en «Rh» negativo más elevada de todas las poblaciones europeas y, con la posible excepción de algunas tribus bereberes, la más elevada del mundo.
Se considera que los vascos de los Pirineos están emparentados con los hombres de Cro-Magnon que ocupaban zonas de Francia y España al final de la Era glacial. No se asemejaban a los habitantes de estos países y no estaban emparentados con ninguna raza del Este.
Hablando de los vascos en su Historia de España, Rafael Altamira llega a la conclusión siguiente: «Tal vez sean los únicos supervivientes de las tribus prehistóricas que habitaban en las cuevas de los Pirineos, y que tantas pruebas dejaron en ellas de su habilidad técnica y de su sentido artístico». Sólo los vascos, entre los pueblos de la Europa occidental, han conservado la costumbre de las danzas animales y totémicas de las razas primitivas. Compartían con los antiguos egipcios y los incas la creencia en la inmortalidad de un cuerpo no sepultado.
La costumbre de reducir artificialmente las cabezas se había mantenido entre los vascos lo mismo que entre los indios de América Central. Los hombres de Cro-Magnon tenían estatura elevada,  de alrededor de 1,83 metros, y su caja craneana era más grande que la de los hombres actuales, cosa que no se habría esperado descubrir en un habitante de las cavernas. Con su frente amplia y lisa y sus pómulos prominentes, se parecían a los guanches de las islas Canarias, que están considerados como descendientes de los atlantes.
 Los hombres de Cro-Magnon eran artistas de talento, aunque sus armas y utensilios estuviesen fabricados en piedra. Por falta de materiales apropiados, a los que se habían acostumbrado en su país de origen, los hombres de esta raza empleaban la piedra para fabricar objetos cuyos modelos provenían de su civilización ancestral. Las pinturas sobre rocas, los dibujos y las esculturas de los Cro-Magnon de la época magdaleniense, que datan de hace unos 11.000 años, ocupan un lugar destacado en la historia del arte. A menos que su civilización les hubiera sido legada por unos antepasados, resulta difícil comprender cómo estos hombres de las cavernas vascas pudieron dar pruebas de tal talento artístico
. Todo parece indicar que un poderoso imperio, situado en medio del océano Atlántico, debió poseer colonias en Europa, África y América. Hay evidencias que confirman esta suposición. El antiguo Egipto construyó pirámides de dimensiones colosales, mientras que Babilonia disponía de zigurats, templo que tiene la forma de una torre o pirámide escalonada. Los antiguos habitantes de la América central y meridional construyeron también enormes pirámides escalonadas que utilizaban como templos, observatorios o tumbas.
 Es grande la distancia entre México y Babilonia y Egipto. Pero esta costumbre de construir pirámides, común a las dos orillas del Atlántico, puede explicarse fácilmente si se admite que tuvo su origen en la Atlántida, desde donde se extendió con posterioridad hacia el Este y el Oeste.
Según una opinión en boga, las pirámides serían, simplemente, la expresión de una necesidad de erigir montañas artificiales.
Ello podría ser cierto para las llanuras de Egipto y Mesopotamia, pero esta teoría no explica la presencia de pirámides similares en el accidentado terreno de México y Perú. Tiene que haber, con toda evidencia, otras razones distintas que indujeran a construir pirámides de forma idéntica a ambos lados del Atlántico. Una tradición heredada de la Atlántida podría ser una de esas razones.

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Según Flavio Josefo, historiador judío del siglo I, Nemrod habría construido la torre de Babel para tener un refugio en caso de que se produjera un segundo Diluvio.
 Nemrod o Nimrod fue un monarca de Mesopotamia, mencionado en el capítulo 10 del libro de Génesis.
Varias ruinas preservan el nombre de Nemrod, y también aparece en la midrash, método dirigido al estudio o investigación que facilite la comprensión de la Torá. La tradición lo presenta como un tirano impío que construyó la Torre de Babel.
Según la hipótesis del origen de la Biblia, son los escritores de la Tradición yahvista quienes hacen la más antigua mención de Nemrod que se conoce hasta hoy, y que data del año 950 a. C.
Sin embargo, para aquellos que consideran a Moisés como el autor del libro del Génesis, la referencia es aún mucho más antigua, entre el año 1480 a. C. y el 1450 a. C. Nemrod es descrito como hijo de Cush, nieto de Cam, bisnieto de Noé; y como “el primero que llegó a ser poderoso en la tierra” y un “poderoso cazador en oposición a Yhwh“.
También se menciona en I Crónicas y en el libro del profeta Miqueas. Nemrod se dice que fue el fundador del primer reino formado después del Diluvio universal y, por ende, el primer rey que existió.
El Génesis señala que edificó Babel, Urhuk, Akkad y Calneh en la región sur de Mesopotamia, y Nínive, Resen, Rehoboth-Ir y Calach en el Norte. Aunque la Biblia no lo dice, desde tiempos antiguos la tradición ha considerado a Nimrod como el constructor de la Torre de Babel. Dado que la torre fue edificada en su territorio y durante su reinado, se asume que fue bajo su dirección que la construcción se inició.
Pero también hay otras fuentes, asimismo extra bíblicas, que señalan lo contrario, alegando que Nimrod no se encontraba en la región de Sinar cuando la construcción comenzó.
Según tradiciones hebreas, Nemrod era descendiente de Mizraim por línea materna, pero su padre fue Cush hijo de Cam, de quien heredó su primera posesión territorial, la cual pronto extendió. Su reino comprendía Babel (Babilonia), Erech (Uruk), Accad (Akkad) y Calneh, en la tierra de Sinar, también conocida como la tierra de Nimrod.
 Josefo escribió: “…fue Nemrod quien los incitó a tal afrenta y menosprecio hacia Dios. El era un nieto de Cam, el hijo de Noé, un hombre atrevido y de gran fortaleza de manos. Los persuadió de que no le atribuyeran a Dios, como si fuera por medio de él que habían obtenido felicidad, sino a creer que fue su propio esfuerzo lo que les alcanzó esa felicidad. Fue cambiando gradualmente su gobierno en una tiranía, al no hallar otra manera de apartar la gente del temor de Dios, sino induciéndolo a una tonta dependencia de su poder. Ahora la multitud estaba más que lista para seguir la determinación de Nemrod, y a considerar una muestra de cobardía el someterse a Dios; y construyeron una torre, sin reparar en dolor, ni siendo en lo más mínimo negligente con el trabajo: y, a causa de la multitud empleada en ello, creció muy alta, más rápido de lo que ninguno hubiera esperado; pero su anchura era tal, y estaba tan fuertemente construida, que a pesar de su gran altura parecía, a la vista, ser menor de lo que realmente era. Fue construida con ladrillos cocidos, pegados con mezcla hecha con brea, de manera que no permitiera el paso del agua. Cuando Dios vio que actuaron tontamente, Él no quiso destruirlos completamente, puesto que no crecieron más sabios por la destrucción de los pecadores anteriores; pero Él causó un tumulto entre ellos, produciendo en ellos idiomas diversos, y causando con esa multiplicidad de idiomas, el no poder entender uno con otro. El lugar en donde construyeron la torre ahora se llama Babilonia, debido a la confusión de esa lengua, la que entendían fácilmente antes; y para los hebreos por la palabra Babel, confusión…”.
El Libro de los Jubileos menciona el nombre “Nebrod” (forma griega de Nemrod) señalándolo como el padre de Azurad, esposa de Eber y madre de Peleg. De ser esto cierto, Nemrod sería un ancestro de Abraham, y por ende, del Mesías.
Una antigua obra árabe, conocida como Kitab al-Magall o el Libro de los Rollos (que forman parte de la Literatura Clementina), señala que Nemrod edificó los poblados de Hadâniûn, Ellasar, Seleucia, Ctesiphon, Rûhîn, Atropatene, Telalôn, entre otros; y que inició su reinado sobre la tierra cuando Reu tenía 163 años, reinando por 69 años, edificando Nísibis, Raha (Edessa) y Harrán cuando Peleg tenía 50 años. Incluso dice que Nemrod vio en el cielo un manto negro y una corona, y de inmediato llamó a Sasan y le ordenó que le hiciera una corona como la que había visto.
 Según este relato, Nemrod fue también el primer rey en usar corona. También dice que se hizo correr el rumor de que la corona que Nemrod empleaba había descendido del cielo, y que Nemrod estableció un culto al fuego, y promovió la idolatría. Dice además que por tres años recibió instrucción de Bouniter, un supuesto cuarto hijo de Noé.
 En la Historia de los Profetas y los Reyes, del historiador musulmán del siglo IX Al-Tabari, Nemrod construye la torre en Babil y Allah la destruye. Y el lenguaje de la humanidad, que según este escrito era el siríaco, es confundido en otras 72 lenguas.
Otro historiador musulmán del siglo XIII, Abu al-Fida, cuenta la misma historia, añadiendo que a Eber, un ancestro de Abraham, se le permitió mantener la lengua original, que en este caso es el hebreo, y esto debido a que él no tomó parte en la construcción de la torre.
Una leyenda armenia cuenta que Haik, el fundador de Armenia, venció y mató a Nemrod en una batalla cerca del lago Van. Una tradición sugiere que a Nemrod lo mató un animal salvaje.
Otra leyenda afirma que Shem lo mató por hacer que la gente adorara a Baal. Luego descuartizó el cadáver y repartió sus pedazos para desalentar a otros idólatras. Pero Semíramis, su mujer, recolectó los pedazos y los unió, y luego proclamó que había vuelto a vivir, pero que se había convertido en un dios. Este relato es muy parecido a la leyenda de Isis y Osiris.
Hay otra mención de Nemrod que está en el libro de Jasher, que atribuye su muerte a Esaú, nieto de Abraham, quien supuestamente lo decapitó. La Biblia no menciona ningún encuentro entre Nemrod y Abraham. Tal cosa es poco probable, pues hay una diferencia de siete generaciones entre ellos. Abraham nació alrededor del año 2000 a. C., mientras que Peleg, quien según la Biblia nació poco después de que Dios confundiera las lenguas en la Torre de Babel, nació unos 200 años antes que Abraham. Nemrod era bisnieto de Noé, en tanto que Abraham está separado de Noé por diez generaciones. Sin embargo, tradiciones judías tardías los ponen enfrentándose. En general, estas versiones presentan a Nemrod como un hombre opuesto a Dios. Algunas señalan que se autoproclamó un dios y que fue adorado por sus súbditos. En algunas ocasiones su leyenda se entremezcla con la de Ninus, el mítico fundador de Nínive.

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Cuentan que una señal en los astros anunció a Nemrod y a sus astrólogos el nacimiento de Abraham, quien pondría fin a la idolatría. Así que Nemrod ordenó matar a todos los niños recién nacidos.
Sin embargo, la madre de Abraham escapó y dio a luz secretamente. Algunas versiones la ponen dando a luz en el campo, donde pasta el ganado, otras la colocan en un establo. Al crecer Abraham se enfrentó a Nemrod y le dijo que desistiera de su idolatría, por lo cual Nemrod mandó que fuera quemado.
Algunas versiones dicen que se recogió madera durante cuatro años para quemar a Abraham en la hoguera más grande que jamás se hubiera visto. En todas Abraham es echado al fuego y sale caminando. En algunas versiones, Nemrod entonces declara la guerra a Abraham. Nemrod se presenta mandando un enorme ejército, pero Abraham trae un ejército de insectos que destruye el ejército de Nemrod.
Algunas versiones dicen que un mosquito entró hasta el cerebro de Nemrod volviéndolo loco. Lo mismo dice la tradición judía que sucedió con Tito, el emperador romano que destruyó el Templo de Jerusalén. En otras versiones Nemrod se arrepiente y acepta a Dios, ofreciendo cuantiosos sacrificios, los cuales Dios rechaza.
 Otras versiones dicen que Nemrod dio a Abraham, como obsequio de reconciliación, el siervo Eliezer, de quien algunas versiones dicen era el propio hijo de Nemrod. Sin embargo, en la Biblia se dice que Eleazar era de Damasco, ciudad siria, y no de Asiria ni de Babilonia, territorios sobre los que gobernó Nemrod.
En suma, las leyendas judías sobre Nemrod son abundantes y contradictorias, pero casi siempre ponen a Abraham como su principal antagonista.
La misma confrontación se presenta extensivamente en el Qur’an islámico. Aunque en algunas de las historias judías se presenta a Nemrod como arrepintiéndose al final, en las versiones musulmanas siempre se le presenta como malvado y obstinado hasta el fin.
En una de las confrontaciones de Nemrod con Ibrahim (forma árabe del nombre Abraham), Ibrahim argumenta que Alá es el único que da y quita vida. A lo que Namrod responde haciendo traer a dos reos condenados a muerte, y a uno deja ir libre, y ordena matar al otro, para demostrar que él también puede dar vida o muerte. Entonces Ibrahim le dice que Alá hace salir el sol por el este, y entonces le dice a Nemrod que si él es dios, que haga al sol salir por el oeste. Nemrod, perplejo y furioso, ordena que Ibrahim sea arrojado al fuego, pero Alá protege a Ibrahim.
Ya lo presenten como arrepentido al final o no, Nemrod permanece en la tradición judía e islámica como un personaje malvado emblemático, y un arquetipo de idolatría. En los escritos rabínicos, incluso los de hoy en día, se hace referencia a él casi invariablemente como “el malvado Nemrod“, y para los musulmanes es “Nimrod al-Taghi” (Nimrod el tirano).
 El cronista mexicano Ixtlilxochitl nos transmite el argumento que indujo a los toltecas a construir las pirámides: «Cuando los hombres se multiplicaron, construyeron un “zacuali” muy alto, que es hoy una torre de gran altura, a fin de poder hallar refugio en él en caso de que el segundo mundo fuera a su vez destruido». Vemos que es similar al caso de la torre de Babel.
Los habitantes de América Central han vivido siempre a la espera de un fin del mundo. Este es el origen de los sacrificios humanos que, según los aztecas, debían apaciguar a los dioses encolerizados y salvar a la Humanidad de otro desastre.
Los olmecas, predecesores de los mayas y los aztecas, podrían haber sido súbditos del imperio atlante. Cuando los arqueólogos tropezaron con dificultades para determinar la edad de la pirámide de Cuicuilco, en los accesos de la ciudad de México, apelaron a los geólogos, ya que la mitad de la estructura estaba recubierta de lava sólida. Dos volcanes se hallaban en sus proximidades, y era preciso, naturalmente, plantearse la cuestión de cuándo había tenido lugar la erupción. La respuesta fue desconcertante: «Hace ocho mil años».
 Si esta conclusión es correcta, demostraría la existencia de una elevada civilización en América Central en una época extremadamente remota. Al igual que las pirámides, se han encontrado esfinges en el Yucatán, que están reproducidas en estilo maya.
Numerosos atlantólogos opinan que el emblema de la cruz nos viene de la Atlántida, pues ha sido venerado en todas sus presuntas colonias.
 La cruz era el símbolo predilecto de la antigua América. En las murallas de Egipto, numerosos dioses están representados con la cruz de tau, así como con la cruz de Malta.
Los monarcas y los guerreros de Asiría y Babilonia llevaban cruces, a guisa de talismanes sagrados, suspendidas del cuello. El culto al Sol fue transmitido por la Atlántida a los pueblos de la Antigüedad.
Los atlantólogos citan, a título de ejemplo, la adoración simultánea del Sol en Egipto y el Perú, así como el reinado de dinastías solares en estos dos países. El Papiro Real de Turín o Lista de Reyes de Turín, es un papiro con textos en escritura hierática, custodiado en el Museo Egipcio de Turín, al que debe su nombre. El texto se fechó en la época de Ramsés II y menciona los nombres de los faraones que reinaron en Egipto, precedidos por los dioses que gobernaron antes de la época faraónica.
A diferencia de otras listas, no se ha hecho para celebrar un faraón en comparación a otros, por lo que contiene los nombres de todos los gobernantes, incluso los considerados menores y los usurpadores.
 El papiro de Turín habla de Ra, dios del Sol. Menciona también un gran desastre provocado por el Diluvio y por incendios.
 Algunos investigadores extraen de ello la conclusión de que el culto al Sol fue importado a Egipto desde la Atlántida llamada a desaparecer.
 Los egipcios creían en un país de los muertos que se encontraba al Oeste y se llamaba «Amenti». Si el reino de los muertos corresponde al reino sumergido de la Atlántida, la legendaria dinastía de semidioses que reinó en Egipto sería la dinastía de los soberanos de la Atlántida.
 Según una antigua tradición, los reyes atlantes habrían partido para Egipto quinientos años antes de la catástrofe final y, previendo el trágico destino de su continente, habrían fundado la dinastía egipcia.

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