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Antoine Watteau
Jean-Antoine Watteau nació en Valenciennes, Francia, el 10 de octubre de 1684.Está considerado como el auténtico iniciador del rococó en la pintura francesa, aún cuando no pueda ser encuadrado en este estilo; sin embargo sus características como artista y la gran difusión que tuvo su arte, hacen de él el impulsor más importante de la nueva estética de la pintura francesa, convirtiéndole en uno de las artistas más fascinantes en Europa.
Desde niño mostró su afición por la pintura, iniciando su formación en su ciudad natal, Valenciennes, donde aparece documentado en 1699 que tuvo como maestro al pintor Jacques-Albert Gérin.
En 1702 viajó a París, donde empezó a dibujar del natural, época en la que contacta contactos con la colonia de artistas flamencos que estaba establecida en París. Buscó fuentes de inspiración en los pintores y dibujantes franceses antiguos, como Callot o Bellange, estudiando a fondo sus obras llenas de fantasía y libertad tanto creativa como de ejecución y los bocetos de rico cromatismo hechos por Pedro Pablo Rubens, la obra de Anton Van Dyck y de otros artistas holandeses.
Entre 1705 y 1708 trabaja con el grabador y escenógrafo Claude Gillot, en cuyo taller se familiarizó con los personajes de la Commedia dell’Arte y del mundo del teatro y de las máscaras.
Más tarde hay datos de su relación con Claude Audran, al que yudó en la decoración del castillo de la Muette.
Fue en este periodo cuando pudo acceder y conocer la colección del Palais de Luxembourg, donde pudo estudiar la obra de Rubens.
Fue entre 1708 y 1712 cuando realizó sus primeras obras de forma independiente.
Después de una corta estancia en Valenciennes, localidad en la qe pintó escenas de temas militares, y regresar a París , en 1710, logró ser admitido, en 1712, en la Academia, recibiendo la denominación de pintor de “fiestas galantes”, por sus espectaculares composiciones heroicas del “grand siècle”.
Sus cuadros, la mayor parte de ellas de pequeño formato, son escenas que se sitúan en bellos jardines, con personajes elegantes que se divierten, bailan, tocan algún instrumento o conversan, algunos de tema mitológico, elementos decorativos, motivos cortesanos, vistos siempre desde un lado fantástico y poético, creando en estas escenas un clima de dulce nostalgia.
En todos ellos, son una constante la elegancia de las figuras, de menudas proporciones, ricamente vestidas y estilizadas, realzadas con un perfecto estudio de las telas, de un virtuosismo que se acerca ostensiblemente al de los pintores flamencos del siglo XVII.
De entre toda su obra se destacan: “Fiestas venecianas”, albergada en la National Gallery de Escocia, Edimburgo: “Embarque a la isla de Citerea”, de 1717, en el Musée du Louvre; “El jardín del Amor”, en el Museo del Prado, y “L’Enseigne de Gersaint”, en la colección Charlottenburg, en esta última se puede apreciar un cambio en su estilo.
Murió en 1721, en Nogent-sur-Marne.
Tras su muerte, su amigo y protector Jean de Jullienne mandó realizar grabados de todas sus pinturas y dibujos, que contribuyeron considerablemente a la difusión de su obra por todo Europa.
Aunque su estilo tuvo numerosos seguidores e imitadores, su único alumno documentado fue Jean-Baptiste Pater.
Murió en Nogent-sur-Marne; 18 de julio de 1721.
Su obra está representada en los más importantes museos del mundo, como el del Louvre de Paris, L’Hermitage de San Petersburgo; en España hay cuatro grandes de ella, dos en el Museo del Prado y otras dos en el Museo Thyssen Bornemisza, Madrid.
*Entrada actualizada el 10 de octubre de 2014.
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