“El mar, que había estado golpeando contra la orilla, de repente rompió el límite que se le impuso por la naturaleza. El mar se precipitó contra la ciudad. Corría por todas las calles de la hermosa ciudad. El mar cubrió en pocos segundos toda la ciudad. Arjuma vio los hermosos edificios sumergidos uno a uno. Dio un último vistazo a la mansión de Krishna. En cuestión de unos minutos todo había terminado. El mar se había vuelto ahora tan plácido como un lago. No había rastro de la hermosa ciudad que había sido el lugar predilecto de los Pandavas. Dwaraka era sólo un nombre, solo un recuerdo”
Éste es un pedazo extraído de los textos sánscritos del Mahabharata donde podemos leer a la perfección como lo que parece ser un enorme tsunami engulló por completo una antigua ciudad en la India.
Una simple leyenda o mito, como dirían muchos historiadores, pero deja de ser tal cuando se encuentran pruebas materiales que corroboran los textos hindús.
A cuarenta kilómetros de la costa de Guyarat se hacía un descubrimiento impresionante. E hallazgo ocurrió en una parte del mar Arábigo, conocida como el golfo de Cambay. El Instituto Nacional de Tecnología Oceanográfica de la India obtuvo sorprendentes imágenes de sonar de las profundidades del golfo mientras escaneaba las aguas para determinar los niveles de contaminación.
Según informes publicados a nivel mundial, la tecnología de imágenes de sonar del instituto indio detectó lo que parecen ser pilares de piedra y murallas derrumbadas pertenecientes a dos ciudades.
Según el diario The Times of London, los buzos que se sumergieron en el golfo de Cambay recuperaron más de 2.000 artefactos hechos por el hombre, que se encontraban a 36,5 metros de profundidad.
Entre estos objetos había piezas de cerámica, joyas, esculturas, huesos humanos y evidencias de materiales escritos.
En una conferencia de prensa en mayo de 2001, Maurli Manohar Joshi, ministro de Ciencia y Tecnología declaró lo siguiente:
“Las estructuras sumergidas que se han encontrado a lo largo del golfo de Cambay, en Guyarat, indican la presencia de una población antigua que puede datar de cualquier fecha a la civilización de Harappa, o contemporánea con ella”
La estimación inicial era que las ruinas de ocho kilómetros de largo tenían una antigüedad de 4.000 a 6.000 años y que habían quedado sumergidas debido a un terremoto extremadamente fuerte.
Pero, en enero de 2002, el sistema de datación de carbono reveló que no de los artefactos encontrados en el sitio era increíblemente antiguo, situándose en un rango de 8.500 a 9.500 años de edad.
Los hallazgos fueron enviados a algunos laboratorios hindúes y europeos (Oxford y Hanover) y a través del método de la termoluminiscencia, obtuvieron dataciones de 13.000 a 32.000 años atrás. Las reliquias fueron analizadas con la técnica de difracción de los rayos X y los resultados evidenciaban que el material arcilloso utilizado era típico de la zona y fue cocido a 700º para obtener la cerámica, por lo que la ciudad sumergida del Golfo de Khambat se remontaría a 10.000 años atrás.
Según los estándares arqueológicos tradicionales, en esa época la India estaba poblada por escasos asentamientos primitivos de cazadores-recolectores y no por habitantes pertenecientes a una civilización perdida.
Resulta que el mito o leyenda presente en los textos del Mahabharata y el Rig Veda parecen ser completamente reales. Recordemos que en estos textos también se habla de las máquinas voladoras (Vímanas) y guerras entre Dioses que utilizaban armamento muy avanzado equiparado con el nuclear.
¿Serán esto leyendas o también tienen su parte de verdad como la ciudad de Dwarka?
El caso es que estos hallazgos desmantelan por completo la creencia de que la civilización comenzó hace 5.000 años en Sumeria y desafía incluso al movimiento académico alternativo del cual él mismo es una figura central y, en general, pone en duda las posturas dogmáticas sobre los orígenes humanos.
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