La civilización Olmeca, una de las primeras (sino la primera) culturas de Mesoamérica eran unos pobladores situados en la edad de piedra.
No mucho más se puede comentar sobre esta enigmática civilización ya que hoy en día “únicamente” poseemos unas de las elaboraciones más extrañas y misteriosas del mundo.
Las cabezas Olmecas son unas enormes cabezas que cuyo peso oscila entre las 20 a 40 toneladas y que alcanzan hasta 3 metros de alto. Son unas preciosas cabezas talladas enormes rocas de basalto. Según la teoría oficial las cabezas tienen una antigüedad de 3.000 años.
Los hallazgos se han concentrado en la costa del Golfo: Tres Zapotes, La Venta, San Lorenzo y Laguna de los Cerros. Los Olmecas, además de las cabezas colosales, nos han dejado otras piezas de enorme valor artístico, como son los tronos, altares y las figuras humanas. Ninguna otra cultura de Mesoamérica alcanzó la perfección y maestría de los olmecas a la hora de esculpir.
¿Y cómo hizo una civilización que se hallaba casi en la edad de piedra para esculpir tan magníficas esculturas?
Si recordamos a la cultura egipcia vemos que disponían de cinceles de cobre para tallar la cantidad de preciosidades que nos dejaron, algo que tampoco encaja en absoluto por un tema de durezas que contaré en otra ocasión. Pero en este caso nos encontramos ante unos escultores que no conocían ni el bronce, disponían únicamente de piedras para tallar más piedras.
Pero es que, sinceramente, viendo todas las cabezas y la absoluta perfección que hay en esos tallados cuesta mucho, no, muchísimo creer que tales esculturas se hallan realizado piedra contra piedra.
Otro problema que se plantea en esta historia es, cómo no, el traslado de dichas rocas hasta la zona donde fueron encontradas las cabezas.
El lugar más próximo donde los olmecas podían conseguir las piedras para sus cabezas es en La Sierra de lo Tuxtla, que son un grupo de volcanes situados en la zona sur de Veracruz, a unos 70 kilómetros de donde fueron halladas las cabezas. En esa zona hay una gran cantidad de rocas enormes, muchas de ellas son bombas lanzadas durante la erupción de algunos de los volcanes.
Teniendo en cuenta que las piedras que transportaban pesaban un mínimo de 20 toneladas y que ni de lejos conocían la rueda, se nos plantea una nueva incógnita, ¿cómo lo hacían?
Sé que a muchos de vosotros lo primero que se os ha venido a la cabeza es la famosa al igual que fantasiosa teoría de los troncos. Es decir, colocar una serie de troncos bajo de la roca para minimizar la fricción y hacer que se deslice mejor.
En este caso esa teoría podría ser válida ya que nos hallamos en mitad de la selva y disponemos de troncos suficientes.
Pero en un reciente documental que se realizó para intentar mostrar el traslado de la roca mediante esta teoría se necesitaron 20 hombres para mover a duras penas una roca de ¡0,5 toneladas!
¿Cuántos hombres se necesitarían para mover una roca de 20 toneladas? ¿Y de 40?
El caso es que a duras penas movieron una roca de media tonelada con base de troncos… hasta que llegaron a una ciénaga.
Aquí se nos añade otro problema. Hay que tener en cuenta que esta zona es un lugar repleto de ciénagas y pantanos, algo que hace imposible el traslado de la roca por agua.
La teoría oficial nos cuenta que los olmecas eran grandes navegantes, y en el documental mientras cortaban y lijaban canoas con sierras y pulidoras mecánicas nos dicen que las rocas eran transportadas mediante estas diminutas embarcaciones.
Para la teoría oficial, cuanto ponías una roca de 40 toneladas en una diminuta canoa, la roca automáticamente perdía la gravedad…
Estoy constantemente hablando de teorías porque todavía no se sabe cómo demonios hizo esta enigmática civilización para transportar semejantes rocas y esculpirlas roca con roca de una forma tan perfecta.
Otro misterio en la historia es su hallazgo.
Las primeras noticias llegaron en 1869, cuando José Melgar, publicó un artículo en el Seminario Ilustrado, relatando el descubrimiento de una cabeza colosal esculpida en roca. Le llamó la atención los rasgos negroides que presentaba, que consideró como prueba de que la raza negra o etíope estaba presente ya antes de la llegada de los españoles.
Al igual que en algunas esculturas de Teotihuacán, encontramos caras con rasgos atípicos a la zona.
¿Podrían ser supervivientes del misterioso continente Atlante?
Su hallazgo fue extraño, ya que no se encontraban en la superficie, sino que estaban enterradas a gran profundidad, y lo más fascinante de todo es que se ha descubierto que fueron enterradas con intención de esconderlas.
¿Cuál era el propósito de ocultarlas? ¿Cómo realizaron tales esculturas? ¿Y cómo las trasladaron?
Muchas preguntas quedan en el aire y como he dicho al principio, las cabezas olmecas y todo lo que las rodea continúa siendo un completo misterio.
Un saludo
http://granmisterio.org
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