Abrid los ojos hacia vosotros mismos y mirad en el infinito del espacio y el tiempo. Oireis que alli vuelven a resonar el canto de los astros, la voz de los numeros y la armonia de las esferas. Cada sol es un pensamiento de dios y cada planeta una forma de ese pensamiento, y es para conocer el pensamiento divino que vosotras almas descendereis y remontareis penosamente el camino de los siete planetas y de los siete cielos suyos. HERMES TRISMEGISTO


Lo que la oruga ve como el final de la vida, el maestro lo llama una mariposa. RICHARD BACH

DEDICATORIA

Allí, donde habitan las mariposas, lo hacen tambien las hadas y los angeles, la verdad y la ilusion, la alegria, el amor, la dulzura y la fantasia; los mas bellos sueños y la esperanza.

Es el lugar donde los rios son de miel y las montañas de plata y diamantes; donde los seres alados bailan moviendose al ritmo de la musica de George Harrison y el aroma del Padmini; donde puedo descansar en grandes almohadones de plumas tejidos con hilos de seda y oro. Es mi refugio, y el de muchos que sueñan encontrarlo, sin saber aún que son mariposas.

Este blog esta dedicado a todos ellos y ojala puedan disfrutarlo como parte de su camino hacia el lugar donde habitaron o habitaran algun dia


Parameshwary
Enero 2009


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los cuatro acuerdos de la sabiduria Maya

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Secretos Parameshwary

lunes, 21 de julio de 2014

¿Fueron viajeros del espacio los dioses de la antigüedad? 2

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Se dice que Dios creó al hombre y quedó satisfecho con su trabajo. Sin embargo, después parece haberse arrepentido de su obra, porque el mismo creador decidió destruir a la humanidad. Es también difícil pensar en un dios infinitamente bueno que da preferencia a sus “hijos favoritos“, como la familia de Lot, sobre otros muchos, como en el caso de Sodoma y Gomorra. en el cielo haciendo un enorme ruido y provocando nubes de humo.
Una de las más originales descripciones de esos incidentes nos viene contado por el profeta Ezequiel: “Entonces sucedió que en el trigésimo año, en el cuarto mes, en el quinto día del mes, estaba yo entre los cautivos al borde del río Cobar, que los cielos se abrieron. Y yo miré y un remolino vino desde el norte, una gran nube, y un fuego enroscándose en sí mismo, y una claridad había a su alrededor, y de su centro como del color del ámbar. También del medio vinieron cuatro criaturas vivientes. Y ésta era su apariencia: eran parecidos a los hombres. Y cada uno tenía cuatro caras, y cada uno tenía cuatro alas. Y sus pies eran derechos; y la base de sus pies era como la base de la pata de un ternero; y lanzaban chispas como del color de lustrosas brasas“. Ezequiel da detalles precisos del aterrizaje de este vehículo. Describe una nave que viene del norte, emitiendo rayos y brillando y levantando una gigantesca nube de arena del desierto. Peto si el Dios del antiguo testamento es omnipotente, ¿por qué tiene que venir de una dirección en particular? Ezequiel añade algo más: “Mientras estaba yo mirando los animales, apareció una rueda sobre la tierra, junto a cada uno de los animales; la cual tenía cuatro caras o frentes; y las ruedas y la materia de ellas era a la vista como del color del mar; y todas cuatro eran semejantes, y su forma y su estructura eran como de una rueda que está en medio de otra rueda. Caminaban constantemente por sus cuatro lados, y no se volvían cuando andaban. Asimismo las ruedas tenían tal circunferencia y altura, que causaba espanto el verlas; y toda la circunferencia de todas cuatro estaba llena de ojos por todas partes. Y caminando los animales, andaban igualmente también las ruedas junto a ellos; y cuando los animales se levantaban de la tierra, se levantaban también del mismo modo las ruedas con ellos“.
Ezequiel dice que cada rueda estaba en el medio de otra. Ezequiel observó que las ruedas se elevaban del suelo simultáneamente con las criaturas aladas.
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Entonces Ezequiel escucho lo siguiente: “Hijo del hombre, párate en tus pies y te hablaré“. Ezequiel oyó esta voz y ocultó su cara en el suelo con temor y temblando. La extraña aparición se dirigió a Ezequiel como “hijo del hombre” y diciendo que quería hablar con él. Y Ezequiel sigue: “… y escuché detrás de mí una voz diciendo, Bendita sea la gloria del Señor desde su lugar. Y escuché también el sonido de las alas de la criatura viviente que se tocaban, y el ruido de ruedas y de una gran prisa“.
Además de su precisa descripción del vehículo, Ezequiel también notó el ruido que el vehículo hizo al dejar el suelo. Asimila el sonido de las alas y de las ruedas a “una gran prisa“. Seguramente esto sugiere un relato de un testigo ocular. Los “dioses” hablaron a Ezequiel y le dijeron que era su tarea restaurar la ley y el orden en el país. Lo llevaron con ellos en su vehículo y confirmaron que no habían aún abandonado el país. Esta experiencia deja una fuerte impresión en Ezequiel, quien nunca se cansa de describir este extraño vehículo. En tres ocasiones más dice que cada rueda estaba en el medio de otra rueda y que las cuatro ruedas podían ir “sobre sus cuatro lados y no giraban mientras marchaban“. Y quedó especialmente impresionado por el hecho de que el total del cuerpo del vehículo, la parte de atrás, las manos, las alas e incluso las ruedas, estaban “llenas de ojos“. Los “dioses” revelan el propósito y la meta de su viaje a Ezequiel más adelante cuando le dicen que están viviendo en el medio de una “casa rebelde” que tiene ojos pero no ve, orejas pero no oye. Una vez que fue educado. Ezequiel siguió las instrucciones de los “dioses“. Aquí se plantean varias preguntas. ¿Quién habló a Ezequiel? ¿Qué clase de seres eran? Evidentemente no eran “dioses” en el sentido tradicional de la palabra, ya que no hubieran necesitado un vehículo para moverse de un lugar a otro. Este tipo de locomoción parece totalmente incompatible con la idea de un Dios todopoderoso.

En 1843, Paul Émile Botta, arqueólogo francés, empieza sus excavaciones cerca de Kuyunjik y Korsabad. En 1845, Austen Henry Layard, arqueólogo británico, encuentra en las ruinas de Nemrod impresionantes relieves. En 1849 Layard encuentra en la colina de Kuyunjik el palacio de Senaquerib (704-681 a.C.), que hizo de Nínive su capital. En ese lugar encontraría una biblioteca con copias de documentos antiguos que proporcionaron abundante información sobre la historia de las ciudades de Mesopotamia. Nemrod, quien fue el primero en hacerse rey después del Diluvio, y a quien la Biblia identifica como un poderoso cazador, opuesto a Yahveh, es señalado como el verdadero gestor de la idea de llevar a cabo esta enorme empresa. Se encontró una heroica epopeya, grabada en doce tablillas de arcilla, pertenecían a la biblioteca de rey asirio Ashurbanipal.
La epopeya fue escrita en acadio; pero más tarde se encontró una segunda copia de la época del Rey Hammurabi. Es un hecho que la versión original de la epopeya de Gilgamesh tiene su origen en los sumerios, ese pueblo misterioso cuyo origen no conocemos pero que dejaron asombrosos números de quince dígitos y una astronomía muy avanzada. También está claro que el hilo principal de la epopeya de Gilgamesh corre paralelo al libro bíblico del Génesis. La primera tablilla de arcilla de los hallazgos de Kuyunjik relata que el héroe Gilgamesh construyó una muralla alrededor de Uruk. Leemos que el “dios del cielo” vivió en una majestuosa casa que contenía graneros, y que los guardias se colocaban en la muralla. Leemos que Gilgamesh era una mezcla de “dios” y hombre. Exactamente dos tercios dios y un tercio hombre.
 Los peregrinos que llegaban a Uzuk lo miraban con temor, porque nunca habían visto algo parecido en belleza y fuerza. En otras palabras, el comienzo de la narrativa contiene nuevamente la idea de mezcla entre “dioses” y hombres. La segunda tablilla nos cuenta que otra figura, Enkidu, fue creado por la diosa del cielo, Aruru. Erkidu es descripto con gran detalle. Todo su cuerpo estaba cubierto de pelo; usaba pieles, comía pasto de los campos y bebía en las mismas aguadas que los rebaños. También retozaba en las cataratas.
 Cuando Gilgamesh, el rey de la ciudad de Uruk, oyó sobre esta poco atractiva criatura, sugirió que le dieran una hermosa mujer para que se separara de los rebaños.
Enkidu, inocente personaje, cayó en el truco del rey y pasó seis días y seis noches con una beldad semi-divina. La tercer tablilla habla de una nube de tierra que vino de la distancia. Los cielos rugieron, la tierra se estremeció y finalmente el “dios sol” salió y tomó a Enkidu con poderosas alas y garras. Leemos con asombro que cayó como plomo en el cuerpo de Enkidu y que su peso le pareció como el de una roca.
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La quinta tablilla narra cómo Gilgamesh y Enkidu salieron juntos a visitar la morada de los “dioses“.
La torre en que vivían los “dioses” podía ser vista centelleando a la distancia. Las flechas (o misiles) que los viajeros enviaron a los guardias rebotaron sin hacerles daño. Y cuando llegaron al recinto de los “dioses” una voz les dijo:” ¡Dénse la vuelta! Ningún mortal viene a la montaña sagrada donde los dioses habitan; el que mira a los dioses a la cara debe morir“. Es curiosa la similitud con el texto del Éxodo: “No puedes ver mi cara, porque ningún hombre podrá verme y vivir“.
En la séptima tablilla encontramos el primer relato de un viaje espacial, hecho por Enkidu. Voló por cuatro horas agarrado en los talones de bronce de un águila.
Así es como la historia lo relata, literalmente: “Me dijo: ‘Mira hacia abajo a la tierra. ¿A qué se parece? Mira al mar. ¿Qué te parece?’ Y la tierra era como una montaña y el mar era como un lago. Y nuevamente voló por cuatro horas y me dijo: ”Mira hacia abajo a la tierra. ¿A qué se parece? Mira al mar. ¿Qué te parece?’ Y la tierra era como un jardín y el mar era como la cañada de un jardinero. Y voló más arriba aún otras cuatro horas y dijo: ”Mira hacia abajo a la tierra. ¿A qué se parece? Mira al mar. ¿Qué te parece?’ Y la tierra era como migas y el mar era como un canal de agua“. Enkidu debe haber visto la tierra desde una gran altura. La descripción es demasiado acertada para ser el producto de simple imaginación.
Porque la tierra realmente se ve como un rompecabezas de migas y canales de agua desde una gran altura. Cuando la misma tablilla nos cuenta que una puerta habló como una persona viviente, sin duda identificamos el fenómeno con algún tipo de micrófono. Y en la octava tablilla el mismo Enkidu, que debe haber visto la tierra desde una considerable altura, muere de una enfermedad misteriosa, tan misteriosa que Gilgamesh pregunta si no se le habrá transmitido por el aliento venenoso de un pecho celestial. Pero es curioso que Gilgamesh piense que el aliento venenosos de un pecho celestial podía causar una enfermedad incurable y fatal.
La novena tablilla describe cómo Gilgamesh llora la muerte de su amigo Enkidu y decide emprender un largo viaje hasta los dioses, porque está obsesionado con la idea de que puede morir de la misma enfermedad que Enkidu.
 La narrativa dice que Gilgamesh llegó a dos montañas que sostenían los cielos y que estas dos montañas enmarcaban el portón del sol. En el portón del sol encontró dos gigantes, y después de una larga discusión lo dejaron pasar, porque él mismo era dos tercios de dios. Finalmente Gilgamesh encontró el jardín de los dioses, más allá del cual se extendía el mar sin fin. Mientras Gilgamesh estaba en camino, los dioses le advirtieron dos veces: “Gilgamesh, ¿por qué te apuras? No encontrarás la vida que buscas. Cuando los dioses crearon al hombre, lo destinaron a la muerte, pero retuvieron la vida para ellos“. Gilgamesh no escuchó advertencias.

Quería llegar hasta Utnapishtim, el padre de los hombres y el equivalente del bíblico Noé, sin importar los peligros.
 Pero Utnaposhtim vivía en el lado opuesto del gran mar; y ningún camino llevaba a él. Asimismo ningún barco navegaba por allí, excepto el del dios sol. Sorteando todo tipo de peligros, Gilgamesh cruzó el mar. Y sigue su encuentro con Utnapishtim, que es descrito en la decimoprimera tablilla. Gilgamesh encontró la figura del padre de los hombres ni más grande ni más ancha que la suya, y dijo que se parecían como padre e hijo.
 Entonces Utnapishtim le cuenta a Gilgamesh sobre su pasado, extrañamente en primera persona. Para nuestra sorpresa, tenemos una descripción detallada del diluvio. Recuerda que los “dioses” le avisaron del diluvio que vendría y le dieron la tarea de construir un arca en la que albergar mujeres y niños, sus parientes, y artesanos de todo tipo. La descripción de la violenta tormenta, la oscuridad, la marea creciente, y la desesperación de la gente que no pudo llevar con él, tiene una tremenda fuerza narrativa. También escuchamos, tal como el cuento de Noé en la Biblia, la historia del cuervo y la paloma que fueron liberados y cómo finalmente las aguas descendieron y el barco encalló en una montaña.
El paralelismo entre la historia del Diluvio en la epopeya de Gilgamesh y en la Biblia es evidente.
Si la historia del Diluvio de la Biblia procede de otras fuentes, la forma en primera persona de la narrativa de Utnapishtim mostraría que un sobreviviente habla en la epopeya de Gilgamesh.
Ha sido claramente probado que un diluvio catastrófico tuvo lugar en el antiguo Próximo Oriente hace unos miles de años. Los textos cuneiformes de la antigua Babilonia indican en forma precisa dónde deben estar los restos del barco. En la ladera sur del Monte Ararat los investigadores encontraron tres piezas de madera que posiblemente indican el lugar donde el arca encalló.
Pero las posibilidades de encontrar los restos de un barco, construido principalmente de madera, que sobreviviese a una inundación hace más de 6.000 años, son muy remotas. Tal vez la epopeya de Gilgamesh no se haya originado en el Próximo Oriente sino en la región de Tiahuanaco. Es posible que los descendientes de Gilgamesh vinieran de Sud América o la Atlántida y trajeran la epopeya con ellos. Ello explicaría la mención a la Puerta del Sol, la travesía por el mar, y al mismo tiempo la aparición repentina de los sumerios, porque, como es bien sabido, todas las civilizaciones y culturas de la región de Babilonia, que vino después, tienen su origen en los sumerios. Sin duda, la avanzada cultura egipcia de los faraones poseía bibliotecas en las que fueron guardados y enseñados viejos secretos.
 Moisés se crió en la corte egipcia y ciertamente tuvo acceso a su gran biblioteca. Se piensa que Moisés escribió cinco de sus libros él mismo, aunque es todavía un enigma en qué idioma los pudo escribir. Si trabajamos en la hipótesis de que la epopeya de Gilgamesh de los sumerios llegó a Egipto vía los asirios y babilonios, y que el joven Moisés la encontró allí y la adaptó para sus propios fines, entonces la historia sumeria del Diluvio y no la de la Biblia, sería la genuina.

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