Abrid los ojos hacia vosotros mismos y mirad en el infinito del espacio y el tiempo. Oireis que alli vuelven a resonar el canto de los astros, la voz de los numeros y la armonia de las esferas. Cada sol es un pensamiento de dios y cada planeta una forma de ese pensamiento, y es para conocer el pensamiento divino que vosotras almas descendereis y remontareis penosamente el camino de los siete planetas y de los siete cielos suyos. HERMES TRISMEGISTO


Lo que la oruga ve como el final de la vida, el maestro lo llama una mariposa. RICHARD BACH

DEDICATORIA

Allí, donde habitan las mariposas, lo hacen tambien las hadas y los angeles, la verdad y la ilusion, la alegria, el amor, la dulzura y la fantasia; los mas bellos sueños y la esperanza.

Es el lugar donde los rios son de miel y las montañas de plata y diamantes; donde los seres alados bailan moviendose al ritmo de la musica de George Harrison y el aroma del Padmini; donde puedo descansar en grandes almohadones de plumas tejidos con hilos de seda y oro. Es mi refugio, y el de muchos que sueñan encontrarlo, sin saber aún que son mariposas.

Este blog esta dedicado a todos ellos y ojala puedan disfrutarlo como parte de su camino hacia el lugar donde habitaron o habitaran algun dia


Parameshwary
Enero 2009


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los cuatro acuerdos de la sabiduria Maya

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Secretos Parameshwary

lunes, 4 de agosto de 2014

Los asombrosos conocimientos astronómicos de nuestros remotos antepasados 3

Hace unos 16 mil años las cosas empezaron a cambiar. Poco a poco el hielo comenzó a derretirse, el agua comenzó a fluir en grandes cantidades, vertiéndose a lo océanos, e incrementando el nivel de los mismos.el calentamiento se prolongó hasta hace unos 12 mil años, cuando el clima se estabilizó en el mundo.La cara de la Tierra había cambiado, el nivel del mar se incrementó en 120 metros, el mar cubrió grandes áreas de las zonas costeras y la geografía de los continentes se reconstruyeron tal y como los conocemos hoy en día.Cuando las cordilleras que formaban la Atlántida se prolongaban desde América hasta Europa y África, impedían el flujo de las aguas tropicales del océano hacia el Norte, por lo que no existía la Corriente del Golfo.La tierra encerraba el océano, que bañaba las playas del Norte de Europa y era intensamente frío. El resultado fue el período de las glaciaciones.Cuando la barrera de la Atlántida se hundió lo suficientemente como para permitir la expansión natural de las aguas calientes de los trópicos hacia el Norte, el hielo y la nieve que cubrían Europa desaparecieron gradualmente; la Corriente del Golfo fluyó alrededor de la isla-continente y aún conserva el movimiento circular que adquirió originalmente debido a la presencia de la Atlántida.Más coloquialmente, cuando se habla de los últimos millones de años, se utiliza «glaciación» para referirse a periodos más fríos con extensos casquetes glaciales en Norteamérica y Eurasia: según esta definición, la glaciación más reciente acabó hace unos 10.000 años.Piri Reis 1.470-1.554) ejerció la navegación al servicio del Sultán Selim I. Su gran pasión fue la cartografía, llegando a publicar un libro donde recogía más de 210 mapas de todos los mares del mundo, el “Kitabi Bahriye“, una gran recopilación de antiguos mapas copiados por él y obtenidos de sus saqueos marítimos o comprados a comerciantes en los muchos puertos donde desembarcó.Entre estos mapas destacaron uno hecho en 1.513 y otro en el 1.528, donde se podían apreciar todo el Océano Atlántico y sus costas americanas, africanas, europeas, árticas y antárticas. Toda su colección de mapas fue regalada al Sultán, perdiéndose desde ese momento la pista a esta colección única.En 1.960, el teniente coronel de los EE.UU Harold Z. Ohlmeyer, especialista en cartografía, estudió estos mapas, y admitió en sus conclusiones que la costa antártica que aparece en el mapa de 1.513 tuvo que ser forzosamente cartografiada antes de que hubiera sido cubierta por la capa de hielo que presenta en la actualidad, es decir, dentro de un período que se sitúa hace 8.000 ó 10.000 años, mucho antes del conocimiento de nuestra historia escrita

Si debemos el estudio de Tiahuanaco a alguna persona, es sin duda a Arthur Posnansky, este arqueólogo ha dedicado gran parte de su vida al estudio de esta ciudad, y la pregunta que él se hizo y que nos hacemos nosotros es: ¿cuándo fue construida Tiahuanaco?Basándonos en los cálculos matemáticos /astronómicos del profesor Arthur Posnansky, de la Universidad de la Paz, y el profesor Rolf Muller llegamos a unas fechas que si podrían explicar mejor los cambios producidos en la región. Estos investigadores sitúan la fase principal de la construcción de Tiahuanaco en el año 15.000 a.C. Tras la construcción de esta ciudad sobrevinieron una serie de cambios geológicos, con fechas marcadas en torno al 11.000 a.C. que comenzaron a separar cada vez más la ciudad de la costa del lago.Arthur Posnansky, en “Tiahuanaco, la cuna del hombre americano”, cree que la ultima civilización de  Tiahuanaco apareció unos 14.000 años antes de Cristo y que en algún lejano momento se produjo un fenómeno geológico de proporciones dantescas que fraccionó la cordillera de los Andes. Posteriormente se produjo una elevación de la región del lago Titicaca hace unos diez mil años tras un hundimiento de amplias regiones de tierra, tales como Mu, Lemuria y Atlántida. Si es verdad, y si la tradición según la cual Viracocha fundó la ciudad sagrada de Teotihuacán se basa en la realidad, entonces Teotihuacán fue también como mínimo «proyectada» al mismo tiempo que las pirámides de Giza, y el conocimiento que se encarna en su trazado geométrico fue traído de una civilización que se hallaba en trance de destrucción.Otro estudioso, Stansbury Hagar, también ha sugerido que Teotihuacán es un «mapa del cielo», y que la finalidad de la Calle de los Muertos es desempeñar el papel de la Vía Láctea, como lo desempeña el Nilo, según Robert Bauval, en relación con las «estrellas» de Orión de las pirámides de Giza. Graham Hancock conjetura que en un principio la Vía de los Muertos estaba llena de agua, con lo cual se parecería aún más al Nilo.Para los científicos de nuestro tiempo la historia geológica de la Tierra es un libro abierto. Allí está escrito que en 4.5 millones de años la Tierra ha pasado por lo menos catorce veces por inversiones de sus polos magnéticos.Para llegar a estas conclusiones los científicos investigan las capas geológicas donde existen sedimentos correspondientes a las distintas edades del planeta. Lo que antes fue lava, contiene todavía minerales que conservan su alineación magnética original, que puede medirse con la tecnología del radio carbono.
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Graham Hancock cita Nature en el sentido de que la última inversión de los polos magnéticos de la Tierra ocurrió hace unos 12.400 años: dicho de otro modo, hacia el 10400 a. C.   Robert Bauval y Graham Hancock han revolucionado las bases de la egiptología con su propuesta de que las pirámides y la Esfinge de Giza imitan posiciones celestes alrededor del año 10500 a.C. Ellos creen que los antiguos egipcios eran consumados astrónomos.En el cielo de esa fecha, reconstruido en sus ordenadores gracias al programa Skyglobe, que «mueve» las estrellas a las posiciones que ocupaban en el día y año que se introduzca en su base de datos, el cinturón de Orión tenía exactamente la misma orientación en el cielo que las pirámides de Keops, Kefrén y Micerinos. Y aún hay más. Ambos descubrieron que «al amanecer del equinoccio vernal de 10500 a.C, estando el Sol a unos 12 grados por debajo del horizonte, la Gran Esfinge miraba directamente a su contrapartida celeste, la constelación de Leo, que tuvo lo que los astrónomos llaman su orto helíaco en ese momento».Y, por lógica, surgió su último hallazgo: que en esa fecha remota, en el horizonte del sur de Giza, exactamente por el mismo lugar donde se perdía el Nilo, emergía allí mismo el brazo blanco de la Vía Láctea, el «Nilo celestial» de los habitantes de aquella región. Ello implica que Giza fuese un reflejo especular de una situación estelar lejanísima en el tiempo. Era algo así como la hoja de un calendario que marcaba aquella fecha concreta.Bauval y Hancock se quedaron perplejos. ¿Qué ocurrió en el año 10500 a.C. que mereciera la pena registrarse en piedra?  ¿Por qué los constructores de las pirámides «marcaron» esa fecha con tanta exactitud?Buceando en la cronología de Egipto, escrita por los propios habitantes del Nilo, como la redactada por el sacerdote Manetón, hacia el siglo III a.C, o la contenida en textos como la Piedra de Palermo y el Papiro de Turín, se descubre que los constructores de pirámides se referían con frecuencia a cierto «Tiempo Primero» o Zep Tepi, en el que la Tierra estuvo gobernada por dioses poderosos.Esta supuesta Edad de Oro es referida incluso en la Estela del Sueño, que el faraón Tutmosis IV (1401-1391 a.C.) ordenó colocar entre las patas de la Esfinge. La estela en cuestión se refiere a la meseta de Giza como el «espléndido lugar del Tiempo Primero»,en clara alusión a la vinculación de esta zona con aquel instante mítico en el que los dioses reinaban en Egipto.En 1996, en su libro Guardián del Génesis, ambos autores terminarían desglosando una antigua creencia egipcia según la cual, en ese oscuro período de tiempo, el Nilo estuvo gobernado por unos enigmáticos Shemsu-Hor o «compañeros de Horus».

Al parecer, se trataba de una estirpe de seres semidivinos, que gozó de grandes conocimientos astronómicos y que legó a sacerdotes y faraones su sabiduría en forma de relatos míticos y lugares señalados. Éstosdebieron de ser los que orientaron las pirámides hacia la posición de Orión alrededor del 10500 a.C, los que situaron a la Esfinge mirando el punto del horizonte por donde en aquella fecha emergía la constelación de Leo y quienes se dieron cuenta de la circunstancia de que hace más de doce mil años la Vía Láctea emergía en el mismo lugar del horizonte de Giza por donde se perdía el Nilo de vista. Todo un espejo del cielo.  Hay que hacer referencia a que la Esfinge representa un león con cabeza humana. Hasta hoy nos han llegado referencias de aquellos Shemsu-Hor en las paredes de templos como Edfú o Dendera, en el Alto Nilo, donde los jeroglíficos indican que los cimientos de esos recintos descansan sobre los de otros templos ancestrales construidos por estos misteriosos personajes. La identidad de estos «sabios» antiguos es un enigma. De ellos apenas sabemos que se sintieron fascinados por la estrella Sirio , que más tarde encarnaría la diosa Isis, y por la constelación de Orión, contrapartida estelar de Osiris. Y que templos como Edfú los orientaron no a los lugares de salida y puesta del Sol como fue común en Egipto, sino a los puntos por donde emergían las constelaciones de Orión en el sur y la Osa Mayor en el norte. Y así, templos o pirámides han comenzado a ser vistos a raíz de los trabajos de Hancock y Bauval como «máquinas astronómicas» afines a la creencia egipcia de que el alma de los difuntos debía atravesar una serie de pruebas hasta alcanzar un lugar en el firmamento, el Duat, por donde ingresar al Amenti, al más allá. Estas construcciones se supone que debieron de servir para guiar en este camino.En El espejo del paraíso, Hancock afirma que la idea de los sabios astrónomos fundadores de civilizaciones se encuentra también en México, donde sus antiguos pobladores veneraron a un rey-dios llamado Quetzalcóatl, que dio las indicaciones pertinentes para edificar el complejo piramidal de Teotihuacán, cuya función simbólica parecía ser la de «convertir a los hombres en dioses» y la de marcar el movimiento de la constelación de las Pléyades. Algunas tradiciones nahuales describen someramente ese proceso y cómo éste era controlado por unos misteriosos «seguidores de Quetzalcóatl», también versados en los secretos del Universo. Tanto que la avenida de los Muertos de este complejo es, según demostró Stansbury Hagar, del Instituto Brooklyn de Artes y Ciencias, una representación de la Vía Láctea como el camino a recorrer por los difuntos hasta el más allá. También hay otros enclaves como Uxmal, con templos distribuidos a imitación de Aries, Tauro o Géminis, o como Utatlán, a imagen de Orión.
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«Muchas, si no todas las ciudades mayas —escribióHancockfueron diseñadas para reflejar en la Tierra el supuesto diseño de los cielos… En cuatro lugares —Uxmal, Chichen Itzá, Yaxchilán y Palenque— puede ser reconocida una secuencia zodiacal casi completa». Pero la aportación más destacada de Hancock es su tesis de que hubo un grupo de astrónomos ancestrales que crearon observatorios a lo largo de todo el planeta y cuyas edificaciones imitaban determinadas constelaciones, como en el caso de los santuarios camboyanos de Angkor.Construidos entre los siglos IX y XII de nuestra era por monarcas de la dinastía Jemer, los templos de Angkor son unas impresionantes construcciones de piedra sembradas de motivos serpentiformes. La tradición que los acompaña habla de unos misteriosos «Nagas» o «reyes-cobra» de características semidivinas, cuyos retratos y símbolos aparecen esculpidos por doquier. Aparte de lo que los textos védicos dicen de ellos, poco se sabe de estos Nagas salvo que llegaron a Angkor para «marcar el lugar». Curiosamente, Angkor se encuentra exactamente a 72 grados al este de Giza, un número precesional, y la disposición de sus 72 templos parece imitar la constelación del Dragón sobre el mapa de la región. Orientados aquéllos con precisión a los cuatro puntos cardinales, Hancock quiso hacer in situ, en 1997, una comprobación elemental: descubrir qué posición ocupaba la constelación del Dragón en el equinoccio de primavera de 10500 a.C.La respuesta del programa Skyglobe le dejó petrificado. En ese momento, las estrellas del Dragón estaban en su punto más bajo del horizonte, justo en el norte, tal y como sucedía con las pirámides de Giza y Orión. Es más, desde Angkor en esa fecha podía verse Leo en el este y Orión en el sur, marcando los ejes del cielo. Aparentemente  Angkor era parte de ese «calendario geográfico» descubierto en Giza. Investigaciones posteriores revelaron demasiados puntos de coincidencia entre Camboya y Egipto.Ambos complejos se edificaron a toda prisa en menos de cuatro siglos, en ambos se practicaban ceremonias similares para hacer «vivir» las estatuas de sus líderes, en ambas culturas se creía que un dios pesaba las almas de los muertos en un juicio, acompañado por otras divinidades que cumplían idénticas funciones; y el propio nombre de Angkor tiene un significado propio en el lenguaje de los faraones: ankh hor significa algo así como «Horus vive».Hancock sostiene que Angkor fue una especie de marcador geodésico en Camboya para reflejar la constelación que en el 10500 a.C. se encontraba marcando el norte geográfico. Siguiendo su lógica, en el pasado una civilización desconocida distribuyó mojones semejantes por todo el planeta con arreglo a números propios de la precesión, como el 72, que marca el número de años que tardan las estrellas en recorrer un grado en el cielo, el 108 (72 más su mitad, 36; esto es, 1,5 grados de desplazamiento) o el 54 (la mitad de 108). Y su propósito —o al menos uno de ellos— debió de ser el de posicionar laTierra en una fecha estelar concreta,  por algun motivo que aún desconocemos.

Draco (el Dragón) es una constelación del norte lejano, que es circumpolar para muchos observadores del Hemisferio Norte. Es una de las 88 constelaciones modernas, y una de las 48 constelaciones listadas por Ptolomeo. El polo norte de la eclíptica es en Draco. Aunque muy grande, Draco no tiene estrellas especialmente brillantes. La cabeza del dragón está representada por un cuadrilátero de estrellas situadas entre Hércules y la Osa Menor. Etamin o Eltanin (γ Draconis) es la estrella más brillante de la constelación con magnitud 2,23; en 1728 James Bradley descubrió la aberración de la luz al intentar medir la paralaje de esta estrella. Otra estrella de Draco, Thuban (α Draconis), fue la Estrella Polar hace unos 4800 años. BY Draconis, prototipo de una clase de variables que llevan su nombre (variables BY Draconis), se encuentra en esta constelación. En Draco también se encuentra AG Draconis, una de las estrellas simbióticas más estudiadas.Thuban (Alfa Draconis / α Dra / 11 Draconis) es una estrella en la constelación del Dragón. Tiene magnitud aparente +3,67 y, pese a ostentar la denominación de Bayer «Alfa», es sólo la octava estrella más brillante en la constelación. Está situada a 309 años luz del Sistema Solar.El nombre de Thuban proviene del árabe (Th’uban, «la cabeza de la serpiente»). Este era el nombre que los antiguos astrónomos árabes usaban para toda la constelación del Dragón, y a esta estrella posiblemente la llamaran Adib (Al Dhi’bah, «la hiena»). Hace unos 4800 años Thuban fue la Estrella Polar en el hemisferio norte, como actualmente lo es Polaris (α Ursae Minoris). Debido al movimiento de precesión, la oscilación periódica del eje de la tierra, paulatinamente dejó de marcar el norte terrestre. Hacia el 1900 a. C. la estrella Kochab (β Ursae Minoris) comenzó a sustituir a Thuban como Estrella Polar. Hacia Thuban estaban orientadas las pirámides de Giza, en Egipto, cuando fueron construidas. Thuban es una gigante caliente. Thuban es una binaria espectroscópica, es decir, su naturaleza binaria se ha establecido por el desplazamiento Doppler de sus líneas espectrales. Nada se sabe de la estrella acompañante, salvo que tarda 51,417 días en completar una órbita alrededor de su brillante compañera. Asimismo Draco contiene la nebulosa Ojo de gato, una de las nebulosas planetarias de mayor interés y más estudiadas. En la mitología griega se conoce a esta constelación gracias a la undécima tarea encargada a Hércules. En ella debía conseguir las manzanas del árbol de Gaia en el jardín de las Hespérides, donde Hera había puesto a Ladón, el dragón de cien cabezas, como protector. Hera sintió mucho la pérdida de su bravo guardián del jardín de las Hespérides, por lo cual lo puso en el firmamento alrededor del polo norte. La constelación presenta una de las piernas de Hércules sobre la cabeza del dragón. En otra versión se trataba de una serpiente que durante la gigantomaquia lanzaron los gigantes sobre Atenea. Ésta la arrojó al cielo, donde quedó fijada. Según otra versión, se trataba de la forma de serpiente que tomó Zeus para escapar de su padre, Cronos.
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