Visible a simple vista pero inadvertido durante
siglos, una singular edificación megalítica ubicada en Israel, cerca del
Mar de Galilea, es uno de los mayores misterios de la región.
A nivel del suelo, el complejo parece solo un laberinto de piedras en ruina, en un terreno ganado por la hierba. Solo a partir de los cinco metros de altura es posible distinguir el patrón circular del impresionante monumento.
Fue mediante reconocimientos aéreos
realizados a finales de los 60 que se reveló enteramente el diseño
trazado por estos montones de piedras. Tras las primeras excavaciones se
descubrió que era una de las mayores y más antiguas construcciones de
la región.
El monumento hallado en los Altos del Golán consiste en
cinco enormes círculos concéntricos conformados con piedras, con un
túmulo en su centro (construido posteriormente).
El anillo exterior (el de mayor tamaño) tiene más de 152 metros de diámetro y posee una altura de unos 2,5 metros. El grosor de los muros es entre los 3,20 y 3,30 metros. No todos los anillos son cerrados, algunos están conectados entre sí mediante cortos tramos de muros.
Se estima que el peso de la enorme cantidad de
rocas de basalto acumuladas en estas impresionantes ruinas es de unas
40.000 toneladas.
Vista
en perspectiva del complejo. El ganado que aparece en la foto revela la
escala de estos enormes anillos de piedra. Imagen:
Wikimedia Commons
No se ha podido establecer una datación cronológica directa
ya que no se ha encontrado ningún material orgánico propio del
monumento. Su datación responde a fragmentos de cerámica y herramientas de sílex encontrados en diferentes excavaciones que indican que la construcción del complejo se habría iniciado aprox. en el año 3500 AEC, período que corresponde a la Edad de Bronce Antiguo.
Sería pues contemporáneo al monumento británico de Stonehenge, motivo por el cual, éste ha sido denominado el “Stonehenge del Próximo Oriente”.
El túmulo central mide aprox. 25 metros de diámetro y unos 5 metros de alto, y habría sido añadido unos 2 mil años después a la construcción del complejo.
No hay consenso respecto de si el túmulo de piedras situado en el centro del complejo tenía un propósito funerario o no. Lo cierto es que no se encontraron restos humanos dentro de él.
Este monumento es denominado en árabe
Rujm el-Hiri, que significa “montón de piedras del gato salvaje”, y en hebreo
Gilgal Refaim, que significa “
rueda de los gigantes”.
La referencia a “gigantes” alude a la leyenda sobre el monumento que dice haber sido construido por gigantes. De hecho, esta región era conocida en la antigüedad como la tierra de Basán, donde gobernó el rey Og, quien según Deuteronomio 3:11, “fue el último de los Rephaim” (tribu de gigantes).
Según las declaraciones de Uri Berger, experto en tumbas megalíticas de la Autoridad de Antigüedades de Israel: “
Es
un lugar enigmático. De él tenemos pedacitos de información, pero no
una visión global. Los científicos vienen, se quedan impresionados por
el monumento y elaboran sus propias teorías.”
Los arqueólogos creen que este lugar no era utilizado como vivienda
ni como estructura defensiva, pero aparte de eso no hay consenso acerca
de su propósito o función. No se ha encontrado hasta ahora ningún
monumento como éste en el Próximo Oriente.
Los arqueólogos Mizrachi y Aveni proponen que el complejo era utilizado como un observatorio astronómico dado que han observado que el acceso de entrada al complejo se alinea con la salida del sol en el solsticio de verano.
Otros muescas en las
paredes señalan los equinoccios de primavera y otoño. Los cálculos de
en que momento tuvieron lugar las alineaciones astronómicas con la
orientación del monumento apoya la datación de haber sido construido alrededor de 3000 AEC +/- 250 años.
Otro enigma que presenta este
monumento es el arduo trabajo de construcción que requirió esta inmensa
edificación. Esto, además del trabajo necesario de extracción y
transporte de las piedras, habría requerido una gran coordinación de
enormes esfuerzos prolongados que una civilización nómada no dispondría.
Por el momento, los arqueólogos continúan sin tener
explicación para uno de los más singulares y asombrosos monumentos
prehistóricos de la región. El monumento sigue siendo un misterio hasta
el día de hoy. Nadie sabe quién levantó estos montículos de piedra, como
lo hizo ni con que propósito.
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