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Había una pequeña Oruga, colgada
de un árbol. Y decía: Estoy muy sola aquí y no conozco a nadie, quiero jugar
con alguien pero no encuentro ha nadie por aquí. Al rato se da cuenta que unos
rayos la están arropando su pequeño cuerpo. Sube la cabeza hacia arriba
y ve que no esta sola. Que una bola redonda muy brillante la esta observando. Y
le pregunta. ¿ Quién eres tu? Yo puedo ser quién tu quieras, tu
amigo, tu protector, quién tu quieras. Y le contesta la oruga, es que estoy muy
sola y no se que paso tengo que dar a continuación. Y le contesta el Sol,
espera por que tu tiempo no ha llegado aún.
Primero tienes que estar preparada
para el cambio y el cambio llegara cuando no te des cuenta. Mientras tanto la
Oruga, jugaba con el sol disfrutaba de sus rayos acariciando su cuerpo. Al día siguiente, se dio cuenta
que su pequeño cuerpo estaba cambiando y en verde asustarse por el gran cambio
que se estaba produciendo se puso muy contenta y le dijo al Sol que lo estaba
esperando. A la mañana siguiente de su cuerpo le salieron unas grandes alas,
cuando se dio cuenta de lo que había pasado se puso muy contenta pero al rato
se dio cuenta que no sabia que hacer con las alas que le habían salido. El Sol,
no la dijo nada pero con su calor y con sus rayos hizo que sus alas se
fortalecieran para que cuando llegara el momento supiera utilizaras.
El gran día llego la oruga había
crecido y se había transformado en una bella mariposa, de sus alas le salían
unos bellos colores que con la intensidad de la luz se reflejaban aún más. El
Sol, solo le dio un consejo que cuando estuviera preparada para volar que
extendiera bien sus alas y con la ayuda del viento le iba a ser más fácil volar
y así lo hizo, se despidió del Sol y se marcho a otro lugar, y seguramente
en su camino se encontraría ha mucho amigos con que jugar y pasar el rato.
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