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Correggio
Antonio Allegri da Correggio nació probablemente en Correggio, de donde tomó su sobrenombre, cerca de Reggio Emilia y Parma, Italia, en agosto de 1489.Adscrito a la Escuela de Parma, dentro del Renacimiento Italiano, en el tiempo de la Corte de los Farnesio, y en el momento más álgido del manierismo en Italia.
A pesar de que tenía un tío pintor y con taller en su ciudad natal, parece ser que se formó en Mantua, con AndraMantegna, que falleció allí en 1506, y que le influyó notablemente en su primera época, hecho que podemos observar en sus primeras, los frescos en la capilla funeraria de Mantegna en San Andrés de Mantua, y en el atrio de la misma iglesia.
Las primeras pinturas datadas del artista, son una pintura para el altar mayor de la iglesia de San Francisco de su ciudad, actualmente albergada en la Gemäldegalerie de Dresde, de 1514-1515, y una puerta de órgano con la figura del rey David, en una colección particular de Turín, de esas mismas fechas.
A finales de la década de 1510, es muy probable que estuviera en Roma, tras lo que se aprecia un cambio en su pintura y la influencia de Leonardo da Vinci, Francesco Francia y Lorenzo Costa “El Viejo”. En ellas podemos su conocimiento del sfumato, y los rostros risueños de Leonardo, unido al colorido intenso y brillante de artistas boloñeses Francia y Costa.
Posteriormente, antes de 1524, realizó otro viaje a Roma, asimilado influencias de Miguel Ángel y Rafael Sanzio, donde el estilo de sus figuras es mucho más monumental y naturalista.
Entre 1519 y 1523, realizo la cúpula de la catedral de Parma, donde residió durante la década siguiente y pintó tres notables techos al fresco. El primero fue la bóveda de la Camera di San Paolo, de hacia 1519, que decoró con figuras mitológicas en grisalla dentro de lunetos, a imitación de relieves escultóricos y combinadas con una pérgola figurada; el segundo fue la cúpula y ábside de San Juan Evangelista de entre 1520 y 1523, aunque concluida en 1530, en la que desplegó un ilusionismo de ambición sin precedentes, que quizá sus contemporáneos consideraron demasiado atrevido.
En la misma década, llevó a cabo al menos cinco grandes cuadros de altar, dos para Parma, dos para Módena y uno para Reggio Emilia- en los que se de alguna forma quiso implicar al espectador en la acción de una forma inédita, al tiempo que transmitir una sensación muy especial de gozo religioso.
De ellas es especialmente notable e interesante “La Adoración de los pastores”, para Reggio, también conocida como “La noche” actualmente en la Gemäldegalerie de Dresde, quizá el más famoso de todos y que posee el interés añadido de ser una escena nocturna influyente por su carácter excepcional.
Continuó pintando cuadros religiosos de formatos más pequeños y muy innovadoras, la mayor parte Madonnas o escenas de la Pasión de Jesús, aunque también comenzó a explorar temas mitológicos.
De estas últimas destacan: “Escuela del amor”, en la National Gallery de Londres, y “Venus y Cupido con un sátiro”, en el Museo del Louvre de París de hacia 1523-1525 y “Leda y el cisne”, en la Gemaldegalerie de Dresde.
Hacia 1530 realizó las alegorías de “La Virtud” y “El Vicio” para el studiolo de Isabel de Este, también en Mantua, albergado en el Louvre, y el encargo del hijo de ésta, Federico Gonzaga, de cuatro lienzos con “Los amores de Júpiter”, llevados a cabo entre 1532 y 1534, para enviárselos al emperador Carlos V, actualmente ahora repartidos entre Viena, Berlín y Roma.
Como a menudo se afirma por parte de historiadores de arte, los frescos y cuadros de altar de la madurez de Correggio se anticiparon al barroco, y es cierto que ejercieron una honda influencia sobre muchos aspectos de la pintura del siglo XVII, se podría decir que estas últimas mitologías casi prefiguran el rococó.
En su estilo más maduro, se aprecia la influencia de Melozzo da Forli, considerándósele un pionero en el uso de la luz, por tanto, analizando la evolución de sus pinturas, comienza como renacentista clásico, continua con el manierismo y por la profundidad y dinamismo en sus figuras, se anticipa al barroco.
Murió en Corregio, el 5 de marzo de 1534.
El Museo del Prado de Madrid cuenta en su colección permanente con varias e importantes obras de Correggio, así como de tres copias anónimas, y el Museo Thyssen Bornemisza, un magnífico retrato.
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