Entrevista a
Tulku Lama Lobsang.
Nació en el techo del mundo, en Tíbet. Hoy viaja
alrededor del planeta, llevando un conocimiento del que destaca la
práctica meditativa acompañada de una espada de madera. Tulku Lobsang sonriente, siempre sonriente.
-¿Que significa Tog Chod, esa forma de meditación con espada que tú practicas?Tog quiere decir “pensamiento”, Chod es “cortar”.
Pensamiento, inteligencia, conocimiento, no es sabiduría. Sabiduría es el silencio, la paz del amor incondicional.
En
el mundo occidental se focaliza en el aprendizaje de cómo pensar, pero
saber cómo hacerlo no cambia mucho tu sufrimiento. La mente intelectual
no es la solución del sufrimiento, necesitas la mente silenciosa. El
mundo occidental siempre enseña a cambiar. El cambio es siempre la
solución, para liberarse del sufrimiento o ser feliz. Yo enseño “no
cambies, deja que sea”. Sin cambio es la forma de cambiar. Lo más
importante es no hacer nada. Es Ser.
-¿Estás hablando de “no acción” o “no mente”?
Me refiero a no pensar tanto.
-Es decir que la sabiduría llega cuando el silencio aparece…
Exacto,
si tienes un problema no pienses tanto. Trata de estar en silencio,
luego abre los ojos y te aseguro que la mitad del problema ha
desaparecido. Pensando sólo lo multiplicas. Tienes un problema pero
después de un año tienes cien problemas. No pensar es más sabio. Cuando
le digo a un occidental “quédate en silencio” lo ve como algo imposible.
No entiende, no existe en su cultura “no hacer nada”, pero eso es lo
que necesita, no pensar en nada.
Con los ejercicios de Tog Chod,
vas hacia una mente vacía, en silencio. La conclusión de la filosofía
de Tog Chod es que las expectativas y el miedo son enemigos de tu vida.
La vida es solo un día. Hoy es el día para vivir. Hoy es el día, es la
forma de cambiar el resto de tu vida. Hoy es la causa del ayer y a su
vez la causa del mañana. El ayer y el mañana están pasando ahora. Tog
Chod es una forma de estar en el presente, en el momento, y reducir el
miedo y las expectativas.
-¿Usas la espada con algún propósito?
La
vida es como una batalla de emociones. Tal vez no tengas batallas
afuera, pero la tienes dentro. La espada es símbolo de sabiduría o de
bravura. Decimos que somos guerreros pacíficos o practicantes
espirituales, quiere decir que nos liberamos de nuestras emociones negativas.
-¿Es un arte marcial o una técnica meditativa?
Yo
no lo llamaría un arte marcial, sino una manera de meditar. No es arte
marcial ya que no buscamos pelear con alguien afuera sino con nuestros
propios temores. Fuera no encontrarás ningún enemigo. Tú eres el
enemigo de ti mismo.
-¿No hay riesgo de que esta técnica sea otra trampa del ego?
La
motivación te dará la dirección. Tal vez la motivación errónea te
ayude a usar estos ejercicios para el ego, pero no sólo estos
ejercicios, sino cualquier otro. Las enseñanzas espirituales son buenas,
sin embargo, con una motivación errónea pueden ser mal interpretadas.
-¿Cuál debe ser la correcta motivación?
La
motivación principal debe ser liberarte de tu propio miedo. Actuamos
principalmente movidos por el miedo. Es muy sutil, define lo que te
gusta de lo que no te gusta. La raíz de todas las emociones humanas es
el miedo. Y es sólo una técnica simple para que la practique toda
persona que quiera hacerlo.
-Como médico tibetano budista que también eres, ¿podrías explicar la forma en que tratas el cuerpo, la mente, el alma?
Básicamente,
en la medicina tibetana tenemos cuatro niveles diferentes de
tratamiento. Empezamos a nivel del cuerpo a través de consejos de
conducta para el cuerpo, con ejercicios especiales para ciertos tipos de
enfermedades.
Asimismo,
damos pautas a seguir en cuanto a la alimentación, luego ofrecemos
consejos sobre medicinas. Y finalmente, lo referido a aplicaciones de
acupuntura, o un procedimiento externo. También le damos mucha
importancia al pensamiento, cómo piensas.
Para
cualquier enfermedad que quieras sanar debes tener en cuenta tres
estados de la mente: antes que tengas un problema de salud aparece el
miedo, la duda. Es lo que llamamos “invitar el problema”. El segundo
estado se corresponde a cuando tienes el problema: te das cuenta y te
derrumbas. Y el tercero es, aun cuando has solucionado el problema,
persiste el recuerdo y piensas “esto pasó, pero puede volver a suceder”.
-¿Cómo haces frente a las enfermedades de la mente?
Todo
el budismo es medicina de la mente. Las enfermedades de la mente son
grandes y complejas. No nos damos cuenta de que nuestra mente es más
grande que nuestro cuerpo.
Mentalmente
tenemos tres clases de problemas: uno, el problema del problema, que no
es para tanto; dos, el problema de la felicidad, y tres, el problema de
la existencia.
El
problema del problema está conectado con el enfado, el problema de la
felicidad lo está con el apego, y el problema de la existencia, con la
ignorancia.
Para
solucionarlos necesitas sabiduría y compasión. Compasión o amor es el
poder que te lleva adonde quieres, pero no es suficiente, también
necesitas sabiduría.
La
sabiduría te da la dirección y la compasión, la energía. Cabeza y
corazón van juntos. El intelecto no te da poder, eso lo da el amor, que a
su vez precisa una dirección.
-Tú
hablas de tres conceptos muy comunes en el budismo: compasión, felicidad
y amor incondicional, que muchas veces son mal interpretados. ¿Puedes
clarificarlos?Hay
diferentes niveles de compasión. El más simple es la generosidad, el
dar. Después pasamos a otro nivel en el que te das cuenta que no es
suficiente y necesitas tomar. Entonces compasión significa dar y
recibir. Necesitamos practicar en dar lo que nos hace feliz. ¿Por qué?
Cualquier cosa que te hace feliz puede ser tu futuro problema, porque
cuando la felicidad se presenta en tu vida está bien, pero cuando se
va, entristeces y es necesario saber que la felicidad, no depende de
nada externo. La vida es 50-50, felicidad-infelicidad. Lo que no
quieres perder, debes darlo.
Dar
es la forma de no perderlo. Cuanto más das, menos pierdes. Practica
dar. Tomar es la forma más rápida de perder. Nuestra forma de actuar es
una locura: retenemos lo que nos hace felices y evitamos lo que nos hace
infelices.
-¿Algo más sobre el amor incondicional?
Amor
incondicional significa ser completamente feliz contigo mismo. Cuando
no estás completamente feliz, siempre necesitas algo, siempre hay algo
que no quieres. Estamos algo feliz y algo infeliz porque nuestro amor es
condicionado. Cuando eres completamente feliz no necesitas nada. Que
seas feliz es lo más importante en este planeta. Si lo eres, será la
única forma en que realmente puedes ayudar. Si no eres feliz, no podrás
ayudar, tal vez lo hagas, pero no será auténtico.
-En todo el planeta hay un despertar global al mismo tiempo que surge mucho miedo. ¿Qué observas en este momento?
Lo
llamo “el siglo del miedo”. Tenemos más riqueza, por eso tememos más
perderlas. El miedo y la pérdida van juntos. En nuestras enseñanzas
decimos que el temor es el demonio de la vida.
El miedo
entra en tu vida y te lleva en la dirección equivocada. Mucha gente
tiene miedo y no saben cómo manejarlo. Por eso he creado una técnica que
usa danzas tibetanas, pero adaptada a la mente occidental.
Hay
crisis económica, crisis de salud, crisis de todo, debido al miedo. El
miedo es la mejor forma de hacer negocios actualmente. A veces hago este
chiste: "en las en altas montañas de los Himalaya hay gente muy
simple con yaks pero muy difíciles de engañar ya que están muy atentos
en la realidad. En cambio, en Occidente hay gente muy inteligente que
piensa tanto que es muy fácil engañarla". En el mundo desarrollado
encontramos personas que hablan hasta cinco idiomas, que saben lo que
pasa en cada momento en el planeta, pero son muy fáciles de manipular.
-Muchos se preguntan acerca del propósito de sus vidas, como si estuvieran perdidos. ¿Qué les dirías?
Un
periodista me preguntó cierta vez “¿cuál es el propósito de tu vida?” y
le respondí: “no tengo propósito”. Entonces me preguntó por qué.
“Porque soy feliz”, contesté.
Quiero
decir que alguien infeliz tiene un propósito: ser feliz, pero alguien
feliz no necesita propósito, está en su propósito. El propósito de la
vida debería ser feliz, nada más, nada especial.
-¿Pero a qué tipo de felicidad te refieres?
No
quiero dar más información intelectual, pero hay dos clases de
felicidad: felicidad ignorante, la persona no es feliz pero cree que lo
es, y la felicidad despierta.
Tu Mismo.
http://semillassolares.blogspot.com.es
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