Mujeres Pintoras: Ivana Kobilca

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Ivana Kobilca

Nació el 20 de diciembre de 1861 en Ljubljana, Eslovenia.
Está considerada como la mejor pintora eslovena y figura clave de la cultura en su país.
Encuadrada inicialmente en el realismo, sus obras más maduras giraron hacía el impresionismo.

Estudió inicialmente dibujo, francés e italiano en la Escuela Superior de las Ursulinas de su ciudad natal, donde tuvo como maestra a Ida Künl.
Con dieciséis años marchó con su padre a Viena, donde conoció la obra de los grandes maestros que fueron una fuente de inspiración para ella, permaneció estudiando en la cápital austríaca hasta 1879.

Entre 1880 y 1881 continuó su formación en Munich, donde se dedicó a realizar copias en la Academia de las Artes.
Entre 1882 y 1889, prosiguió formándose con Alois Erdtelt.

En 1888 expuso por primera vez su obra. En la que siguió a esta, en Munich, su trabajo atrajo la atención del historiador de arte Richard Muther, tras lo que regresó a Ljubljana.

En 1890 trabajó en Zagreb, entre 1891 y 1892, en París, asistiendo a la escuela privada de Enrique Gervex.
Se convirtió en un miembro honorario de la Société Nationale des Beaux Arts de París.
En 1892 también visitó y pintó en Barbizon.
En 1893 regresó de nuevo a Ljubljana y en 1894 visitó Florencia.

De 1897 a 1905 residió en Sarajevo, y de 1906 a 1914 en Berlín, tras lo que volvió de nuevo a Ljubljana.
Fue una figura contradictoria en cualquier caso porque practicó estilos de movimientos pictóricos poco desarrollados aún en su país. Realizó sobre todo bodegones, retratos, pintura de género, alegorías y escenas religiosas, creando sus obras más importantes en la década de 1880. Siendo sus escenas figurativas y sus retratos lo más sobresaliente de su trabajo.

Sus primeras obras reflejan las características de su formación en Munich en ella los colores que más utilizó fueron los oscuros, sobre todo el marrón, sólo en los pasteles usó los efectos de la luz y el color de rosa. De 1889 en adelante, su pintura se hizo más ligera con matices azules, típicos del arte parisino de aquella época.

Sus últimos cuadros, perdieron mucho interés, y con algunas excepciones, las de este periodo son aburridos e impersonales.
Murió en Ljubljana, el 4 de diciembre de 1926, recibiendo honores como una de las más grandes pintoras eslovenas.