Érase una vez un pez que vivía en el gran océano, y puesto que el agua era transparente y se apartaba siempre convenientemente de su nariz cuando él se desplazaba, ignoraba el hecho de que habitaba en el océano.
Bien: un día, el pez hizo una cosa muy peligrosa, a saber: comenzó a pensar “Sin duda, soy una entidad notable, pues puedo desplazarme por el espacio vacío”.
El pez acabó por confundirse con tanto pensar sobre el moverse y el nadar, y de pronto cayó en un ansioso paroxismo: había olvidado el arte de nadar.
En aquel momento, miró hacia abajo y contempló el abismo oceánico, reparando en la terrorífica posibilidad de precipitarse.
Luego reflexionó: “Si pudiera morderme la cola, lograría mantenerme”.
Así fue como el pez se mordió la cola, doblando la espina dorsal. Lamentablemente, esta no era demasiado flexible, por lo que no pudo mantenerse en esa posición.
Mientras el pez pugnaba por cogerse la cola, el negro abismo se tornaba más y más horrible, hasta que el pobre animal cayó en una profunda crisis nerviosa.
El pez de nuestra historia estaba a punto de abandonar cuando el océano, que le había estado observando con una mezcla de piedad y diversión, le dijo:
- ¿Qué estás haciendo?
- Oh –respondió el pez- tengo miedo de caer en el profundo y negro abismo y procuro morderme la cola para sostenerme.
- Bien -replicó el océano- pues ya llevas un buen rato intentándolo, y sin embargo, no has caído. ¿Cómo es eso?
- Oh, ¡es verdad!, todavía no he caído- repuso el pez-, porque estoy nadando.
- Oye -replicó el océano-. Yo soy el Gran Océano, donde vives y te mueves y puedes ser un pez, y he puesto todo de mi parte para que nadaras, y te sostengo mientras lo haces. Pero tú, en lugar de explorar la profundidad, la altura y las vastedades de mi seno, malgastas tu tiempo persiguiéndote la cola.
Desde entonces, el pez dejó la cola en su lugar (es decir, atrás), y se dedicó a explorar el océano.
Alan Watts-El Futuro Del Extasis-
http://el-adagio.blogspot.com.es
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