Hasta hace unos años, hablar de la posibilidad de que pueblos de otros continentes pudieran haber llegado a América, resultaba para los investigadores un tema tabú. Se decía que no había pruebas suficientes, y que el desarrollo tecnológico para la navegación de aquella época era limitado.
Sin embargo, el tiempo se ha encargado de revelar los secretos que se necesitaban para comprender, que sí pudieron llegar navegantes de otros lugares a nuestro continente antes de Cristóbal Colón.
Entre estos pueblos podemos mencionar a los romanos. Los modernos investigadores han dado más consideración a la capacidad de este pueblo en la navegación por mar. Antes se pensaba que los romanos no poseían una sólida tecnología naval. Sin embargo, descubrimientos de objetos romanos encontrados en distintos lugares de América, demuestran que los romanos más de una vez remontaron los océanos Atlántico y Pacífico en sus embarcaciones. Así tenemos algunos ejemplos de importantes hallazgos.
El investigador ruso Valeri Guliayev, que es muy escrupuloso a la hora de dar credibilidad a ciertos testimonios de descubrimientos de objetos romanos en América, acepta favorablemente el hallazgo de una estatuilla de barro cocido de 2,5 cm. de diámetro, que representaba a un ser barbado que llevaba un gorrito cónico semejante a los bufones. Este descubrimiento lo hizo el arqueólogo mexicano José García Payón en 1933, en un antiguo asentamiento indio en el Valle de Toluca, bajo tres capas intactas de suelo de arcilla de un edificio, dentro de una sepultura azteca del siglo XIII.
En 1939, algunos arqueólogos europeos conocieron del hallazgo, y fueron ellos los que ayudaron a descifrar el origen de la misteriosa estatuilla. Eran fabricadas por los romanos del siglo II d.C.
¿Qué hacía una pieza artística de esta época en una tumba prehispánica? Este descubrimiento es significativo, y ayuda a dar más credibilidad a otros hallazgos hechos en México: como “La cabeza de una estatuilla de la época helenística encontrada en Querétaro, una terracota (Venus) del período romano tardío, encontrada en la región de Huasteca, y una figurilla romana encontrada al norte de Méjico, y que en la actualidad se conserva en el museo de Chicago”.
Hay otro dato importante que aporta Guliayev, esta vez de objetos Americanos pintados en frescos de Pompeya y Herculano, como son dos plantas autóctonas de América, la anona y el ananás.
Este descubrimiento, hecho por el profesor Casella en los años 50, es importante para la historia mundial. ¿Cómo los romanos del siglo I d.C. (La erupción del Vesubio, que sepulta las ciudades de Pompeya y Herculano) conocían plantas originarias de América, que se creían desconocidas en Europa hasta el advenimiento de los españoles? Para poder pintar estas frutas en los frescos de la aristocracia romana, debieron copiarlos de modelos reales, y eso sólo se pudo conseguir viajando a América y regresando. Estas frutas debieron ser muy exóticas, y significar mucho para los romanos, que las peremnizaron en los murales de sus viviendas.
Algunos investigadores como el español Pedro de Frutos, el argentino Ibarra Grasso y el ruso Guliayev, aceptan como seguro el hallazgo de un tesoro de monedas romanas del siglo IV d.C., halladas en el litoral venezolano algunos años atrás. Estas monedas de oro, plata y cobre, muchas de las cuales estaban repetidas, estuvieron sepultadas en una vasija de barro, a varios metros de profundidad.
Otro investigador español, Arriés, menciona el descubrimiento de varios objetos romanos encontrados en diversos lugares de América como el hallazgo de una moneda romana en las Antillas, a principios del siglo XIX. Un vaso de terracota repleto de monedas romanas de bronce en el istmo de Darién, en Panamá. Como también una moneda del siglo II d.C. encontrada en Tennesse (USA) y una copa de estilo pompeyano.
En el año 1986, en las costas de Manabí (Ecuador) en un punto entre Manta y Puerto Cayo, fueron halladas con un detector de metales varias monedas romanas de bronce y cobre, las mismas que pertenecen a un período comprendido entre el siglo I al IV d.C. Entre las monedas existe una del emperador Claudio Cesar que gobernó el imperio entre los años (41-54) d.C. y otra del emperador Constancío II que gobernó entre el (337-361) d.C. Estas monedas fueron halladas por el Ing. Carlos Sánchez, mientras realizaba una caminata entre Manta y Puerto Cayo, con un grupo de amigos, utilizando un detector de metales marca Mustang. Sánchez me contó que al entrar a una pequeña cueva al pie del mar, el detector señaló la presencia de metal y al escarbar unos 15 cm encontró este grupo de monedas en una bolsita o monedero de metal tejido. La zona era un área deshabitada, y en mi opinión, creo que alguna embarcación romana, o gente que comerciaba con los romanos, llegaron a estas playas por accidente o conociendo las rutas. Eso lo desconozco, pero llegaron, y al parecer naufragaron quizá alguno de los tripulantes sobrevivió y se mezcló con la población. En todo caso, lo importante de esta información es probar que no sólo los españoles pudieron llegar a nuestro continente sino que otros pueblos también alcanzaron estas playas. Muchos de estos navegantes eran aventureros y comerciantes que buscaban nuevas rutas para abrir sus negocios, y no es imposible ni asombroso, ya que se ha demostrado en la práctica con viajes modernos y técnicas antiguas (Heyerdal, Vital Alzar, Michael Formosa) que los antiguos navegaron tanto el Pacífico como el Atlántico sin mayores problemas.
Otro interesante hallazgo se realizó en Punta Carnero (Ecuador), donde la señora Julieta Rodríguez1, mientras caminaba por la playa buscando minerales, encontró un extraño objeto recubierto de sedimentos marinos. Al llevarlo a Guayaquil y limpiarlo, cual no sería su sorpresa al aparecer una extraña moneda de plata que parecía muy antigua. Efectivamente, y de acuerdo a numismáticos de los EE.UU. que la revisaron, la moneda sería egipcia, y en ella aparece el rostro de Filipo II rey de Macedonia, padre de Alejandro Magno, siglo IV a.C., en el anverso aparece el símbolo de Isis, divinidad egipcia. Sin embargo al observar la fotografía, da la impresión de ser romana.
En 1982 en Illinois USA se descubrió una cueva sellada dentro de una granja, lo que los especialistas Norteamericanos consideran el tesoro de la tumba de Alejandro Magno. Según los entendidos, se cree que fueron traídas todas estas reliquias, monedas de oro y joyas, en un tiempo remoto, para esconderlas de posibles robos en su lugar original. Entre otras cosas se encontró en la cueva escritura latina del siglo II d.C., como la más moderna.
Otro dato interesante es el que aporta el investigador Chessman, un experto mormón que en la década de los 70 realizó estudios sobre las planchas de las cuevas de los Tayos. En una ocasión, al llegar a Cuenca, tuvo contacto con el padre Crespi, que era el encargado del museo Merchan. Crespi llevó a Chesmann y su grupo de investigadores a una habitación donde guardaba muchos objetos extraños de oro y otros materiales. Ahí pudo apreciar planchas metálicas con signos de escritura tipo Babilónico y Semíta, y una que contenía la figura de una carreta romana halada por caballos.
Benzoni, explorador italiano del siglo XVI, cuando llegó a las costas de Manabí, relataba que “los de Pasao y Coaque tenían balanzas romanas de media vara de largo, con su cuenta y número en ellas y su pilón, y en sus balsas utilizaban mástil con vela latina”.
Natalia Rosi, investigadora italiana, afirma que los etruscos (siglo VIII a.C. – siglo III a.C.) predecesores de los romanos, y que dieron la base cultural a estos, fueron de origen americano.
Rosi, en sus estudios de lingüística, establece similitudes fundamentales entre el etrusco – latín – quechua, que no son coincidencia de forma, (ver Etruscos en el Ecuador), así por ejemplo encontramos muchos nombres latinos en el quechua como Rocha, Salango, Ancón, Andes, Paulo, Cayo, Kíppu, Rumi, Pácha, Scyri, Tusco, Marca, Inti.
En mis conversaciones con algunos historiadores he detectado un cierto rechazo a la posibilidad de que barcos romanos pudieran llegar alguna vez a nuestro continente, aunque algunos investigadores piensan que quizás si pudieron alcanzar las costas atlánticas de América, no dándoles ninguna opción de haber llegado por el océano Pacifico.
Yo en cambio, estoy convencido de que los romanos sí pudieron llegar a las costas occidentales de América, utilizando el mismo criterio que tuvieron los españoles de la colonia en sus travesías entre Filipinas y el Callao. La ruta era la que sigue la contracorriente ecuatorial, que nace al sur de Borneo, y llega frente a las costas del Ecuador. ¿Por qué si los españoles lograron hacer estas travesías, no pudieron hacerlo otros pueblos en el pasado?
Recordemos que el hombre antiguo exhibió un gran valor para medir sus fuerzas con las de su entorno. Su capacidad técnica e inteligencia le permitió remontar los mares y llegar a nuevos o antiguos mundos. Además contaban con mapas cartográficos donde estaban representadas las costas de América (Mapa de Ptolomeo, Mapa de Marino de Tiro), que sin lugar a dudas marcaban los itinerarios a seguir. Pero nada de esto se enseña en las escuelas, y los niños siguen recibiendo las mismas clases de historia de hace siglos. El sistema de manipulación mundial sigue engañando al mundo y escondiendo pruebas que cambiarán la historia.
La historia oficial la escriben los que detentan el poder en el planeta, y ellos no quieren que esto cambie, pues existen demasiados intereses en juego, que los perjudicarían para siempre. Cristóbal Colón fue el último de una larga lista de viajeros de todas las latitudes, que llegaron hasta la antigua América. Y hoy muchos investigadores españoles lo manifiestan públicamente. Colón y su “Nuevo Mundo” es un mito que el tiempo se encargará de destruir. La verdad puede tardar, pero al final siempre se impondrá sobre la mentira.
Monedas Romanas encontradas en Manabí en 1986, por el Ing. Carlos Sánchez:
- Moneda de bronce período de Claudio Cesa
- Moneda de bronce período de Cesar Augusto
- Moneda de la época del emperador Constancio II, era utilizada para el pago de impuestos fiscales.
1 Investigadora Guayaquileña, que ha ralizado varios descubrimientos: Como una formula efectiva contra la calvicie. El hallazgo de unas minas de metales, piedras semipreciosas en Pascuales asi como monedas Romanas y españoles.
Fuente: https://tayoscave.wordpress.com/2014/09/26/antiguos-romanos-en-manabi/
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