Arqueólogos británicos han descubierto, a apenas tres kilómetros de Stonehenge y enterrado a un metro de profundidad, los restos de un inmenso monumento megalítico formado por 90 rocas de hasta 4,5 metros de altura, originalmente dispuestas en un semicírculo de un kilómetro y medio de circunferencia. El hallazgo, anunciado en el Festival Científico de Bradford, constituye “el mayor monumento de piedra que jamás se ha descubierto en Reino Unido y posiblemente en Europa”, según el arqueólogo Vince Gaffney, al frente de la investigación.
Sin necesidad de excavar, utilizando tecnologías para la investigación subterránea, incluido un sofisticado radar, los científicos han detectado 30 rocas intactas y fragmentos de otras 60. Calculan que la estructura pudo haberse levantado hace más de 4.500 años, en la misma época en se construyó Stonehenge, y que el conjunto pudo constituir un gigantesco complejo ceremonial.
Descubrimiento en Stonehenge
La estructura recién descubierta se cree que formaba el perímetro de una especie de circo para rituales, apoyado en una depresión natural del terreno, rodeado de un foso de 17 metros de ancho y encarado al río Avon. El descubrimiento, según sus responsables, abre una fabulosa puerta al conocimiento de la cultura neolítica en las islas británicas.
Se cree que, en algún momento, los custodios del supuesto complejo ceremonial de Durrington Walls, donde se encuentran Stonehenge y la nueva estructura, decidieron tumbar las rocas de esta última y cubrirlas con tierra. No se sabe, por el momento, cuánto tiempo permaneció en pie.
El hallazgo se suma a los realizados hace ahora un año, que descubrieron un complejo de templos y tumbas bajo Stonehenge. Paul Garwood, arqueólogo de la universidad de Birmingham participante en el proyecto, asegura que los nuevos descubrimientos pueden cambiar drásticamente lo que se daba por hecho sobre este conjunto neolítico. “Todo lo que se ha escrito sobre el paisaje de Stonehenge y los monumentos antiguos que alberga”, advierte, “va a tener que ser reescrito”.
Fuente: http://elpais.com/elpais/2015/09/07/ciencia/1441632390_754339.html
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