Pierre-Auguste Renoir

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Nació en Limoges, Francia, el 25 de febrero de 1841.
Tenía cuatro años cuando marchó junto a su familia a París y ya nunca volvería a Limoges, al llegar se instalaron en una casa que se encontraba dentro del recinto del Museo del Louvre.



Ya en el colegio sufrió regañina de sus profesores porqué era habitual sorprenderle en clase dibujando, por lo que a los trece años entro como aprendiz en un taller de pintura de porcelana buscando aprendiera el oficio y ganarse la vida en su ciudad natal como decorador de porcelanas, especialidad de esta ciudad francesa.
Fue allí donde el pintor aprendió a pintar con pinceles flexibles y con colores fluidos, que serían después una constante en su pintura.



En 1862 postuló a la Escuela de Bellas Artes y entró en el taller de Gleyre, donde conoció a Claude Monet, Fréderic Bazille y Alfred Sisley. Sus primeras obras, de estilo clásico, romántico y realista no tuvieron aceptación. A pesar de eso, la primera obra que expone en la galería l’Esméralda en 1864 recibió una muy buena acogida, aunque la destruyó tras finalizar la exposición.



Pintó una enorme cantidad de paisajes y de figuras humanas, sobre todo femeninas, la mayor parte de ellas, de Lise Tréhot, su amante, joven que tuvo una importancia vital en la obra del pintor, tanto así que al romperse la relación, hubo un cambio en su estilo del autor. La carrera de Renoir realmente se inicia en 1867 con la exposición de la “Lise à l’ombrelle”.



El período en el que Renoir practicó el impresionismo, que abarcó de 1870 a 1883, pintó un gran número de paisajes, aunque el tema que caracteriza esta época, fueron las escenas sociales urbanas; de ellas la más importante es “Déjeuner des canotiers”, la mujer que podemos ver en el cuadro jugando con un pequeño perro, es la que sería su mujer Aline Charigot.



También de esa época es “Retrato de Madame Charpentier con sus hijos”. Este cuadro le fue encargado por Carpentier, editor que fue de gran ayuda para el pintor en sus años más dfíciles, entre otras cosas le convocó para ilustrar un libro de Émile Zola.



De 1883 a 1890 entra en una fase clásica, acude a buscar en la fuente de Ingres, viaja a Italia y estudia la obra de Rafael Sanzio; revisa su propio estilo, los contornos de sus figuras, las formas se hacen más precisas y su paleta de colores se vuelven más frías.
Tras tener a su primer hijo, deja de pintar por un tiempo, cuando retoma los pinceles, realiza su más importante óleo de este período: “Grands baigneuses”, tres años tardó en terminarlo.



En la década de 1890, volvió a cambiar su estilo, siendo ahora, una mezcla del impresionismo y el clasicismo ingresco. Mantuvo los temas Ingres dándole más fluidez a sus pinceladas que en el período impresionista. De este período es “Jeunes filles au piano”, adquirida por el estado francés para el Museo de Luxemburgo. En 1894, es padre por segunda vez. La niñera de sus hijos, Gabrielle Renard, se convertiría en uno de sus modelos preferidos.



En la década de 1990, comienza su período de Cagnes, época en el que el reumatismo le afectó de forma importante, tiene su tercera hija, e igualmente la niñera de esta sería una de sus modelos.
Tras la muerte de su esposa en 1915, él ya necesitaba una silla de ruedas, aunque continua pintando para mitigar su tristeza.
Tras visitar por última vez el Museo del Louvre, donde ya se colgaban algunas de sus pinturas, murió tras una pulmonía, en Cagnes, el 3 de diciembre de 1919, siendo enterrado junto a su esposa en Essoyes.



Como la mayor parte de los pintores impresionistas, no hubo representación suya en los museos españoles hasta la inauguración en Madrid del Museo Thyssen-Bornemisza. También la colección Carmen Thyssen cuenta con una de sus pinturas. La casa de Alba posee uno comprado por la actual duquesa, “Busto de mujer con sombrero de cerezas”.