Abrid los ojos hacia vosotros mismos y mirad en el infinito del espacio y el tiempo. Oireis que alli vuelven a resonar el canto de los astros, la voz de los numeros y la armonia de las esferas. Cada sol es un pensamiento de dios y cada planeta una forma de ese pensamiento, y es para conocer el pensamiento divino que vosotras almas descendereis y remontareis penosamente el camino de los siete planetas y de los siete cielos suyos.
HERMES TRISMEGISTO
Lo que la oruga ve como el final de la vida, el maestro lo llama una mariposa. RICHARD BACH
DEDICATORIA
Allí, donde habitan las mariposas, lo hacen tambien las hadas y los angeles, la verdad y la ilusion, la alegria, el amor, la dulzura y la fantasia; los mas bellos sueños y la esperanza.
Es el lugar donde los rios son de miel y las montañas de plata y diamantes; donde los seres alados bailan moviendose al ritmo de la musica de George Harrison y el aroma del Padmini; donde puedo descansar en grandes almohadones de plumas tejidos con hilos de seda y oro. Es mi refugio, y el de muchos que sueñan encontrarlo, sin saber aún que son mariposas.
Este blog esta dedicado a todos ellos y ojala puedan disfrutarlo como parte de su camino hacia el lugar donde habitaron o habitaran algun dia
Fósiles y herramientas de California podrían reescribir historia humana en el Nuevo Mundo
Excavaciones recientes realizadas en San Diego, California,
descubrieron la presencia de herramientas de piedra y huesos rotos de
mastodonte, lo que podría probar la existencia de humanos (de algún
tipo) en territorio americano hace unos 130.000 años, mucho antes de lo
que se creía hasta el momento.
Esta investigación, publicada en la revista científica Nature
el 26 de abril de 2017 – la cual ha sido objeto de gran controversia –
se basa en un estudio de huesos de mastodonte descubiertos cerca de San
Diego, los cuales muestran fracturas presumiblemente producidas de forma
artificial por herramientas manipuladas.
Vista
lateral de una ranura en una tibia de mastodonte producida por
percusión. Credit Tom Deméré/Museo de Historia Natural de San Diego
El hallazgo
En
1992, trabajadores de una construcción en San Diego encontraron los
huesos de mastodonte mientras excavaban el terreno (sobre la ruta 54).
Un equipo de paleontólogos del museo descubrió luego más fragmentos de
hueso dispersos y que al parecer provenían de un solo mastodonte.
Estos
restos les parecieron inusuales desde el hallazgo. Los gruesos huesos
estaban rotos y aplastados, y cerca del animal había cinco grandes rocas
redondas. Thomas A. Deméré, paleontólogo del Museo de Historia Natural
de San Diego – uno de los autores del estudio -, y sus colegas invitaron
a otros expertos para que les ayudaran a determinar cómo se habían roto
los huesos.
No se hallaron restos humanos, pero el uso y marcas de impacto en las
herramientas de piedra y la forma en que están quebrados los huesos y
molares del mastodonte -aparentemente, de manera deliberada poco después
de la muerte del animal- convenció a los investigadores de que los
responsables habían sido humanos.
Los científicos realizaron experimentos usando herramientas
comparables sobre huesos de elefante y lograron patrones de fractura
similares. Al examinar las fracturas producidas en los huesos,
descubrieron que exhibían los mismos ángulos que los de San Diego,
además de que los fragmentos se habían dispersado por el suelo en un
patrón similar.
Deméré y
sus colegas descartaron la idea de que algunos depredadores hubieran
ocasionado todos esos cambios al atacar al mamífero. “Es difícil
imaginar que un carnívoro haya tenido la fuerza necesaria para romper la
tibia de un mastodonte”, explicó.
Concentración de rocas y huesos fosilizados
Cuando
examinaron con detenimiento las rocas halladas cerca de los fósiles,
también descubrieron marcas de rasguños. Había marcas similares en las
rocas usadas en Tazmania para aplastar los huesos de elefante. En el
sitio en San Diego también descubrieron fragmentos diminutos que
encajaban perfectamente en las rocas, lo cual sugiere que podrían
haberse roto de haber sido utilizadas como una especie de martillo.
“Aquí había personas rompiendo los huesos de las extremidades de este
mastodonte, retirando algunas de las piezas grandes y gruesas de los
huesos de extremidades de mastodontes, probablemente para fabricar
herramientas, y también podrían haber extraído parte de la médula como
alimento”, dijo el arqueólogo Steven Holen, del Centro para la
Investigación Paleolítica Estadounidense en Dakota del Sur. James Paces, geólogo del Servicio Geológico de Estados
Unidos, realizó la datación de los restos – según la cantidad de uranio
degradado en los restos óseos – y llegó a la conclusión de que los
huesos del mastodonte, esmalte dental y colmillos tienen una antiguedad
de 131.000 años, con un margen de error de más/menos 9.000 años. Más
aún, los huesos estaban frescos cuando se rompieron con las rocas.
“Podemos
estar equivocados”, dijo Deméré. “Pero es necesario estar abiertos a la
posibilidad de que seres humanos hayan habitado este lugar desde ese
entonces”. “Plantea muchas preguntas”, continúa Deméré: “¿Quiénes eran?
¿A qué especie pertenecían?”
Una
roca descubierta en el sitio arqueológico Cerutti; se cree que algunos
humanos antiguos pudieron haberla utilizado como percutor. Credit Tom
Deméré/Museo de Historia Natural de San Diego
Teorías
Las
pruebas científicas más antiguas y aceptadas de manera generalizada
sobre la existencia de personas en América datan de hace menos de 15.000
años. Estudios genéticos ofrecen un fundamento sólido para la hipótesis
de que esas personas eran ancestros de los indígenas americanos
actuales y que se trasladaron de Asia a Norteamérica.
Si
tal como indican estos asombrosos estudios recientes, existía una
población de seres humanos en Norteamérica más de 100.000 años antes, es
posible que no hayan tenido relación con ningún grupo de personas de la
actualidad, pues los humanos modernos no se habrían extendido fuera de
África sino hasta hace unos 50.000 a 80.000 años, según análisis
genéticos recientes. En el caso de que los primeros pobladores de
California hayan existido antes que eso, es probable que fueran
neandertales o miembros de otro linaje humano ya extinto.
Receptividad en la comunidad científica
El
hallazgo reescribiría radicalmente lo que se sabe sobre la llegada de
los humanos al Nuevo Mundo, aunque algunos científicos no involucrados
en el estudio manifestaron su escepticismo. Muchos arqueólogos
expresaron fuertes críticas, pues consideran que la evidencia no es
suficiente para sustentar una conclusión tan significativa.
“Me
sorprendió. No por lo bueno, sino por lo malo que es”, opinó sorbe el
estudio Donald Grayson, arqueólogo de la Universidad de Washington y
quien criticó el presunto hallazgo al opinar que no se descartaron
teorías más sencillas que pueden explicar las marcas descubiertas en los
huesos.
Otros
arqueólogos consideran que las fracturas de los huesos y las marcas de
las rocas no son convincentes. “Presentan evidencia de la posibilidad de
que ciertos humanos hayan roto las rocas y los huesos”, aseveró Vance
Holliday, de la Universidad de Arizona, “sin embargo, no pueden asegurar
que hayan sido rotos unicamente por seres humanos”.
Gary
Haynes, un arqueólogo de la Universidad de Nevada, en Reno, dijo que los
investigadores deberían haber descartado más alternativas. Algunas
fracturas de los huesos podrían deberse a la presión que ejerció el
sedimento de las capas superiores, sugirió.
Una
excavadora rellena el sitio Cerutti al concluir los trabajos de
excavación y rescate de fósiles en 1993. Credit Museo de Historia
Natural de San Diego
“Si la data de 130.000 años de antigüedad es genuina, entonces este
es uno de los mayores descubrimientos en la arqueología americana”,
opinó el arqueólogo paleolítico John McNabb, de la Universidad de
Southampton, que no estuvo involucrado en la investigación y que dijo
estar “aún un poco escéptico”.
Si
algunos humanos primitivos en realidad rompieron esos huesos de
mastodonte hace 130.000 años, los científicos tendrán que revaluar las
teorías sobre la llegada de los seres humanos a América. Durante
décadas, los arqueólogos han buscado por toda América, de norte a sur,
las pruebas más antiguas de ocupación.
En 2016
unos investigadores canadienses informaron haber descubierto en el
Yukón huesos de caribú y otros mamíferos que ostentaban marcas de corte
que creen fueron hechas por el hombre hace 24.000 años. Michael Waters,
arqueólogo de la Universidad de Texas A&M, publicó junto con colegas
un artículo sobre el descubrimiento de un cuchillo de piedra y huesos
de mastodonte con marcas de corte de unos 14.500 años de antigüedad, en
un sumidero de Florida.
En conjunto, estos hallazgos coinciden con la hipótesis
según la cual los seres humanos se trasladaron de Siberia por medio del
estrecho de Bering que unía Asia y Norteamérica hace unos 25.000 años, y
quedaron aislados entre enormes glaciares. Después de varios miles de
años, conforme fueron desapareciendo los glaciares, los humanos modernos
pudieron desplazarse hacia el sur.
Pero
los huesos de mastodonte hallados en San Diego son mucho más antiguos
que cualesquiera otros con evidencia de manipulación humana; tan
antiguos, que quizá no sean obra de nuestra propia especie. Deméré
y sus colegas afirman que sus hallazgos “confirman la presencia de una
especie Homo no identificada”, una referencia al género humano.
Es
posible que otro tipo de humanos se hayan desplazado a Norteamérica
mucho antes que los humanos modernos vía Bering. Los ancestros de los
neandertales, por ejemplo, salieron de África hace varios cientos de
miles de años, y sus descendientes ocuparon un área que abarca desde
España hasta el sur de Siberia. Otro misterioso linaje humano, los denisovanos, se separó de los neandertales hace unos 400.000 años. Sus restos se descubrieron en Siberia.
Para
Beth Shapiro, una paleogenetista de la Universidad de California (Santa
Cruz), la idea de que los denisovanos o los neandertales hayan logrado
desplazarse de Asia a Norteamérica parece posible. En marzo de 2017
publicó un estudio con algunos colegas en el que demuestran que el
bisonte llegó a Norteamérica a través del llamado puente de Beringia
hace aproximadamente 135.000 años (el puente ha desaparecido y
reaparecido a través de los milenios debido a cambios climáticos). “No
hay ningún motivo para pensar que un grupo humano no haya podido hacer
lo mismo”, indicó Shapiro.
Pero el hallazgo de San Diego no es el primero en amenazar la teoría tradicional de la población de América.
En 1977 el arqueólogo y antropólogo estadounidense Tom Dillehay,
junto a un equipo científico de la Universidad Austral de Chile,
excavaron en un sitio de aspecto salvaje denominado Monte Verde, ubicado
a unos veintiocho kilómetros al sudoeste de Puerto Montt. Su
descubrimiento es, hasta el día de hoy, motivo de asombro y de calurosa
discusión.
Variedad de rocas encontradas en el yacimiento arqueológico. Créditos: Tom Dillehay
En el yacimiento se hallaron puntas de proyectiles,
fabricadas con piedras cuidadosamente talladas en ambos lados. Las
personas de Monte Verde también fabricaron palos para cavar, morteros y
herramientas de hueso. Se extrajeron semillas y nueces de la tierra. Un
trozo de carne de mastodonte había logrado mantenerse intacto, como un
resabio de la última caza de los habitantes. Se encontraron varios
coprolitos (materia fecal fosilizada) humanos.
Sus habitantes vivían en un toldo soportado por maderos y cubierto de
cuero, y probablemente también alfombrado con pieles (como revelan los
restos de cuero encontrados en el suelo). El toldo estaba subdividido en
doce unidades modulares contiguas. Se calefaccionaban con fogones
exteriores y braseros interiores.
Pisada humana con una data de 14.500 años de antigüedad. Créditos: Tom Dillehay
El yacimiento de Monte Verde cuenta con tres zonas: Monteverde I,
Monteverde II y Chinchihuapi, un antiguo arroyo que atraviesa gran parte
del sector. A Monte Verde I se le detectó una antigüedad de 33.000 años,
cifra que hasta ahora no ha sido aceptada del todo por la comunidad
científica. En cambio, a Monteverde II se le detectó una antigüedad de
14.800 años y sigue siendo el que tiene mayor consenso científico. En 2008, un texto publicado en la revista Science validó
la antigüedad, cercana a los 14 mil años, de algunas algas marinas,
encontradas en Monteverde II. Excavaciones realizadas en 2013 también
revelaron que el yacimiento podría haber sido ocupado por humanos desde
hace 18.500 años, una fecha incluso más antigua que la calculada en un
comienzo.
Yacimiento arqueológico de Monte Verde
Monte Verde con sus hallazgos viene a cuestionar modelos y
convenciones clásicas que hasta el día de hoy se mantienen en la
arqueología americana, sobre todo respecto a las teorías del poblamiento
tardío en América, porque después de Monte Verde se comenzó a hablar de “poblamiento temprano” en el continente.
Hasta su descubrimiento había un claro consenso académico sobre quiénes eran los primeros pobladores de América: los Clovis.
El pueblo Clovis corresponde a habitantes de una zona cercana a Nuevo
México, Estados Unidos, y sus orígenes se estimaron en 11.200 años. Los
hallazgos de Clovis han sido muy estudiados, como sus puntas de flechas y
artefactos líticos encontrados en numerosos pozos de exploración.
Sin embargo, la validez de estos hallazgos ha sido fuertemente cuestionada por reconocidos arqueólogos.
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