«La
muerte es una gran ilusión, porque lo que ha sido creado nunca puede
ser destruido. La muerte es sólo del cuerpo. La esencia que habita y
opera el cuerpo pronto volverá y se integrará en otro cuerpo, si así lo
desea, pues la fuerza vital que vive entre las paredes de la carne es
siempre continua. Recuerda eso."
Ramtha
¿Eres acaso menos que las flores? ¿Cuál es su vida? Ellas nacen de los grávidos capullos que florecen plenamente bajo los cálidos rayos del sol. Su maravillosa esencia llena el aire de un aroma que hace que todas las cosas se regocijen en la promesa de una nueva vida. Ellas realzan a los pájaros en su vuelo, a las abejas en su labor y al hombre en su deleite y búsqueda del amor.
Así, la maravillosa flor deja una semilla para poder volver. Y cuando cae la flor y llega el fruto... ¡Ah! Eso se llama sabiduría; este es el fruto de la vida, y cuando la fruta se ha consumido, y el sabor y la cosecha del otoño llegan a la tierra, el árbol empieza a estremecerse con el viento del norte, y va perdiendo sus maravillosas hojas hasta que se queda ahí, descaradamente desnudo.
Cuando el gran silencio blanco llega y cubre las ramas de los árboles con un brillo espeso y reluciente, y todo está frío y árido, ¿dónde están las flores? en el recuerdo, están en la sabiduría, están en el fruto de la pasada primavera y están volviendo de nuevo. Porque cuando las estaciones den otra vuelta y se haya marchado el invierno, los capullos vuelven otra vez, y he aquí una nueva flor.
Si la continuidad de la vida se puede ver en una simple flor, ¿por qué crees que eres menos que la vida de ésta? ¿Crees que sólo floreces en la primavera, produces tu fruto en el verano, pierdes tus hojas en el otoño y luego mueres en el invierno? Pero ¿no eres tú mucho más que la mejor de las flores? ¿No es tu vida más importante? Realmente lo es, y así como las flores continuarán floreciendo cada primavera, así vivirás tú, vida tras vida tras vida.
Qué fábula podrían contar vuestras flores de todas las estaciones que habéis visto.
* * *
Estudiante: Mi madre murió el año pasado, y yo quiero saber si aún está viva. Y si lo está, ¿es feliz?
Ramtha: ¿Tú crees en la muerte, maestro?
Estudiante: Algunas veces sí. Pero la mayor parte del tiempo tengo el presentimiento de que tal vez seguimos viviendo. Yo tengo tres hijos, y de lo que me he dado cuenta con ellos, incluso desde el momento en que nacieron, es que cada uno tiene una personalidad muy distinta que realmente no ha cambiado mucho a medida que han crecido. Incluso nuestros gatos y perros tienen una personalidad muy definida desde que son pequeños. A veces, simplemente no puedo creer que sus personalidades se desarrollen sólo en esta vida. Esto me hace pensar que posiblemente hemos vivido antes y continuemos viviendo.
Ramtha: Esa es una observación muy sabia, entidad. Yo te diré una gran verdad, y deseo que nunca olvides esto: la vida nunca se acaba. Es verdad que puedes mutilar el cuerpo. Puedes cortarle la cabeza, lo puedes destripar y hacerle las cosa más horribles que se te ocurran, pero nunca podrás destruir la personalidad-yo que vive dentro del cuerpo.
Contempla por un momento: ¿cómo podría alguien destruir, arrasar, apuñalar o hacerle la guerra a un pensamiento? No puedes. Y la fuerza vital de todas las criaturas habitadas, humanas o animales, es el colectivo invisible del pensamiento y la emoción, la personalidad-yo que vive detrás de la máscara del cuerpo.
Lo que le da virtud, vitalidad y carácter al cuerpo es la esencia invisible del pensamiento que es energía. Esto es lo que hace que la boca, los ojos y los miembros funcionen, esta maravillosa energía que mueve todas las pequeñas cuerdas. Nada puede destruir la energía. No hay nada capaz de quitarle a algo su fuerza vital.
La muerte es una gran ilusión, porque lo que ha sido creado nunca puede ser destruido. La muerte es sólo del cuerpo. La esencia que habita y opera el cuerpo pronto volverá y se integrará en otro cuerpo, si así lo desea, pues la fuerza vital que vive entre las paredes de la carne es siempre continua. Recuerda eso.
Ahora, déjame decirte lo que les ocurre a las entidades que dejan este plano. Cuando el cuerpo ya no funciona efectivamente, el espíritu de la entidad retira la energía, el alma. Todas las cosas tienen alma, incluso los animales poseen un espíritu y un alma. Si no lo tuvieran, no poseerían la energía y creatividad necesarias para mantener sus vidas.
Una vez que el espíritu llama al alma y la separa de su cavidad, todo se vuelve tranquilo y lleno de paz. Hay un dicho que se asocia con vuestra religión: «He aquí que en el regazo de Dios no hay más dolor, ni más lágrimas, no hay más tristeza». Esto es una gran verdad, porque cuando sales de este plano te liberas de los instintos y sensaciones del cuerpo. Eso quiere decir que nunca más experimentarás el miedo, los dolores y las penas del cuerpo, el hambre del cuerpo, o la ilusión del tiempo que causa ansiedad. Todas las cosas asociadas con el cuerpo físico dejan de existir, y tú estás en lo que se llama una utopía, estás en el regazo de Dios.
La muerte del cuerpo es como entrar en un sueño. Una vez que el espíritu llama al alma, ésta viaja a través de los centros de energía del cuerpo, llamados sellos o chakras. El alma, que es memoria, abandona la masa celular del cuerpo a través del último de los sellos, el séptimo, llamado glándula pituitaria, que se sitúa en el centro de la cabeza. Este pasaje se experimenta a menudo como el viaje a través de un túnel, acompañado por el sonido del viento. La luz que se ve al final del túnel es la luz de tu ser, el espíritu de tu ser. Cuando el alma deja el cuerpo, éste expira, y la entidad se convierte en un alma-yo libre. Esto sucede en un momento, y no causa ningún dolor.
En el momento de la muerte, las cosas empiezan a iluminarse y se vuelven increíblemente brillantes. Pues en el momento en que sales de este plano dejas la densidad de la materia y vuelves a una existencia de luz. Ahí eres simplemente mente poderosa y emoción, y tu cuerpo es un cuerpo de luz, cambiando en su forma eléctrica de acuerdo con los pensamientos que son aceptados por tu forma luminosa. De ahí, vas a uno de los siete cielos. El cielo al que irás, lo determinan las actitudes que expresaste emocionalmente sobre este plano.
Ahora, lo que vosotros llamáis «cielo» es simplemente la vida y sus diferentes niveles o planos. Yeshua Ben Joseph habló de siete cielos. Bueno, existen en verdad siete cielos, son lugares reales o planos de existencia, y este plano es uno de ellos. En ninguno de los planos existe un lugar tal como el infierno para atormentar o castigar al hombre. Esto ya lo hace él mismo lo suficientemente bien. Cuando dejas el cuerpo, siempre vas a aquel cielo o nivel vibratorio que se corresponde con la conciencia de entendimiento o las actitudes emocionales colectivas que expresaste sobre este plano.
Hay siete comprensiones o niveles de entendimiento de conciencia. Los siete entendimientos son los de reproducción y supervivencia, miedo y dolor, poder, amor sentido, amor expresado, Dios visto en toda la vida, y Yo Soy Dios.
Para que entiendas: cada pensamiento que contemplas y aceptas como entendimiento, tiene una frecuencia vibratoria, que se experimenta como un sentimiento. Así, si estás dominando el entendimiento del dolor, estás contemplando los pensamientos más limitados asociados con el dolor, los cuales producen las frecuencias vibratorias más bajas, que se experimentan emocionalmente como dolor. Si estás contemplando y dominando el entendimiento del amor y su expresión, experimentarás el júbilo de las frecuencias vibratorias más elevadas de los pensamientos de amor compartido y expresado. Dondequiera que tu conciencia predomine en su enfoque, ese será el cielo al que irás, porque el campo magnético de tu aura, el espíritu de tu ser, te llevará a la vibración de ese plano.
Ahora, tu madre se ha ido de este plano a un estado de gran paz y reposo que ella tanto necesitaba y deseaba. Ha ido al nivel de cielo que ha atraído hasta ella de acuerdo con el entendimiento de la conciencia que adquirió. Ahora está en el estado de su nivel, igual que ahora tú estás en el estado de este nivel. Su nivel es el cuarto nivel, que se asocia con la actitud emocional de amor sentido pero no expresado. Tu madre es una entidad de mucho sentimiento, pero a menudo ella no pudo expresar sus sentimientos. Tú y su marido muchas veces no pudisteis entenderla porque ella no podía comunicar la mayoría de sus sentimientos.
Tu madre está ahora en un gran nivel, y estará allí el tiempo que desee. Cuando contemple el pensamiento de avanzar, entonces continuará su expansión hacia otras dimensiones de pensamiento en una existencia al nivel de la luz. O puede volver a este plano, al primer plano, en cualquier patrón genético que sienta que sea el mejor para poder expresarse y continuar su avance directamente hasta el séptimo nivel de entendimiento en este plano, el plano de la densidad en la materia.
Este plano, este cielo, se llama el plano de la demostración, porque aquí es donde las entidades pueden atestiguar materialmente su poder creativo y cualquier actitud que estén expresando con la emoción. Este es el único de los siete planos que tiene oscuridad, y el único en donde no puedes oír la música de la luz. Es un plano en donde las entidades nacen con un gran saber interior sólo para someterse a la programación de la conciencia social, que las conduce a la ignorancia. Esto es lo que ocurre aquí, y por eso a menudo resulta muy arduo avanzar sobre este plano.
Si tu madre decide volver aquí, tendrá la opción de convertirse en el bebé de uno de tus hijos, o de los hijos de tus hijos. Si vuelve en el transcurso de tu vida, volverá como el bebé de tu hija cuando ésta decida tener hijos. Y tú podrás reconocer a tu madre, si te lo permites, porque cuando mires al bebé tendrás un sentimiento que trasciende las miradas obvias y las apariencias. Así es como la reconocerás.
¿Es tu madre consciente de ti? Totalmente. Pues cuando dejas este plano, eres mucho más consciente que cuando estás en un cuerpo. Puedes sintonizar —y así es— con todos los niveles de los que seas consciente, porque ya no estás inmerso en la densidad de la materia. Estás en una densidad más ligera, en una vibración más alta. Por eso tienes la capacidad de percibir otros niveles vibratorios que existen paralelos al tuyo y que aparecen como formas de pensamiento o formas de luz. Tu madre es muy consciente de ti, si asi lo elige, del mismo modo que cuanto tú te vayas, serás muy consciente de aquellos que estén aquí, si lo deseas.
¿Es feliz tu madre? Si no eres feliz aquí, tu infelicidad sólo se amplifica cuando te vas, pues sin el cuerpo te hallas en un estado de puro sentimiento y emoción, y tus emociones se amplifican e intensifican. Pero a partir de esa Plificación rápidamente aprendes a manifestar cualquier nivel que necesites para continuar creciendo en tu comprensión de la felicidad.
Te voy a decir algo sobre un plano, que si alguna vez lo llegas a ver, te entristecerá enormemente en tu ser. Es un plano habitado por muchas entidades que se están expresando en el primer y segundo nivel de conciencia. Es como una planicie, un lugar que es llano. ¿Y qué encontrarás ahí? No verás ríos y montañas, ni hierba, ni flores, ni cielo en sus formas de luz. Vas a encontrar billones de entidades en sus cuerpos de luz, en filas infinitas. Yacen allí dormidos, viviendo la ilusión de que están muertos, porque ellos creyeron firmemente que la vida no existe más allá de la tumba. Y aunque su pensamiento aún vive, compulsivo, volátil y magnético, ellos piensan que está muerto en su energía, aunque en realidad aún esté vivo. Recuerda: cualquier cosa en la que creamos firmemente, nos convenceremos a nosotros mismos de que es verdad; y cualquier cosa que reconozcamos como verdad, se transformará a sí misma en una realidad. Así de poderosos son nuestra creatividad y nuestros deseos.
A muchas de las entidades que habitan ese lugar, se les enseñó que al morir permanecerían muertas hasta que un Mesías volviera por ellas. Y debido al miedo, y al sentimiento de ser alejados del amor divino, aceptaron esa enseñanza como verdad. Y así, en los últimos momentos antes de su muerte, creyeron que irían a un lugar a esperar su resurrección. Así que en este nivel, hay filas y filas de entidades esperando ser resucitadas por alguien que creen que es más grande que ellas. Aunque hemos intentado despertarlas —y hay algunos que han despertado y se han levantado— a la mayoría también se les enseñó que un diablo de algún tipo aparecería e intentaría tentarlos para que se levantaran. Por lo tanto, ellos también aceptaron esto como verdad. Y sin importar quién trate de despertarlos, ellos rehusan despertar. Y pueden pasar miles de años hasta que se den cuenta de que están vivos y despierten de su sueño. Una enseñanza muy desafortunada.
Ese es el único lugar doloroso que existe, el plano donde las entidades han convertido tales creencias en un saber absoluto. Y hasta donde alcance la mirada, verás hermanos que yacen en un profundo sueño. Todos los demás planos son vida magnífica.
Estudiante: Ramtha, ¿es posible ver o comunicarse con aquellos que han muerto?
Ramtha: ¿Deseas ver a tu madre?
Estudiante: Sí, lo deseo muchísimo.
Ramtha: Que así sea. Veamos si ella acepta esto; y si es así, concertaremos un tiempo para que la veas. Pero esto sucederá cuando menos lo esperes, así sabrás que no fue simplemente la imaginación. Ahora, para que tú lo sepas: la razón por la que verás a tu madre en forma de luz no es porque ella sea más que tú. La luz es la velocidad radiante en la cual vibra su esencia; es la velocidad lo que produce esa luz. Sin embargo, tú posees lo mismo. Cuando ves la luz de la entidad es simplemente porque ella, que está en una vibración más alta, actúa en un plano más bajo.
Hay un grupo de entidades del quinto plano que están presentes en esta audiencia, porque aquí hay personas a quienes aman. Ellos son los resplandores luminosos que puedes ver de reojo. Si los miras directamente con la parte de tus ojos que tiene más cantidad de conos, no los verás; sin embargo están ahí. ¿Has aprendido?
Estudiante: Sí, muchísimo. Gracias.
Ramtha: Bien, algo que es bueno saber: nunca creas en nada. Nunca. Eso es convencerte a ti mismo de algo que aún tienes que conocer y entender a través de la experiencia. Y la creencia es muy peligrosa, porque al creer, estás poniendo tu vida, tus actitudes y tu confianza en algo que no se ha fundado a sí mismo como una verdad dentro de tu ser, lo cual te vuelve muy vulnerable. Y en ese estado de vulnerabilidad, puedes ser manipulado, condenado, dañado, y puedes perder tu vida, todo por una creencia.
Conoce todo lo que desees conocer. Y puedes hacer eso simplemente con pedir el entendimiento y escuchar los sentimientos dentro de tu ser. Confía siempre en la sabiduría de tus sentimientos, nunca vayas en contra de ellos tratando de imponerte una creencia con la que no te sientas bien adentro.
Y otra cosa: aprende a sentir compasión por los asesinos y homicidas, porque ellos tienen mucho que resolver emocionalmente cuando su conquista ha acabado, y eso a menudo requiere milenios. La víctima obtiene un cuerpo en el momento siguiente; el asesino nunca olvida.
Extracto de: El libro blanco - Ramtha
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