El cráneo del Starchild es, lisa y llanamente, un misterio científico. Aunque tiene mucha trascendencia dentro de los grandes temas relacionados con nuestra comprensión del mundo, de nosotros mismos, y de dónde venimos, también se trata de un enigma presente, material, palpable y tangible, de propiedad privada, y gran parte de sus por lo menos 25 anomalías ya fueron reveladas a lo largo de la última década. Lloyd Pye es la persona que tuvo la “suerte” de poder investigar científicamente a esta reliquia, no de carne y hueso pero sí de hueso, aunque de una composición y una forma excesivamente extrañas.
El Starchild Project original, y ahora a partir del 2010 el Proyecto Starchild en español, tiene una misión que no tiene fronteras, pero sí muchas personas que la siguen apasiona e impacientemente, muchas de ellas desde sus principios en el año 1999, cuando Lloyd abrió esa caja de cartón con los dos cráneos adentro, y los dueños de la reliquia le pidieron si podía averiguar de qué se trataba. Nadie se imaginaba lo que costaría intentar revelar sus misterios poco a poco. Uno tras otro.
Le pusieron el nombre Starchild, Niño Estrella, desde el principio de esta historia. Porque antes de dar a conocer al público con este asunto, alguien le sugirió a Lloyd que necesitaba un nombre que “pegara”. “El Cráneo Raro” no parecía adecuado.
En esa época todavía se pensaba que debía de tratarse de un chico. Y el cráneo era extremadamente parecido a lo que se llama un “alien gris”, supuestamente extraterrestre y/o interdimensional. En los documentos de las agencias en la USA, los llaman EBE (“extraterrestrial biological entity”), algo raro ya que oficialmente niegan su existencia. Sabemos que sabemos poco, pero eso sí, sabemos lo que es humano y lo que no lo es. Se ha comprobado que el Starchild no fue un ser humano.
Juan von Trillion
Proyecto Starchild, sitio oficial en español del Starchild Project (www.starchildproject.com)
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