Karma es un término que significa acción y el Karma-yoga es, por tanto, el yoga de la acción o la modalidad yóguica que se sirve de la acción como medio para la autorrealización y la evolución consciente.
Ninguna persona puede dejar de actuar, pero hay muchos modos de hacerlo y la actitud tiene una importancia enorme. Puede ser un acción egocéntrica y egoísta, o una acción más desinteresada y que no retroalimente el ego; puede ser una acción que aliena a la persona y estreche su consciencia, o una acción que bien canalizada ensanche su consciencia. Voy a sintetizar algunos principios básicos de esta modalidad de yoga que aunque poco apreciada en Occidente es muy importante y sobre todo para las personas que llevan una vida común, con su trabajo, su familia y actividades cotidianas. Tales principios son:
• Hacer lo mejor que se pueda en todo momento y circunstancia.
• No encadenarse a los resultados, que si tienen que venir vendrán por añadidura, pero hay variables que no dependen de uno y nadie puede empujar el río. Si uno se obsesiona por los resultados se pierde una preciosa energía que bien puede utilizarse en otras actividades. Obra, pues, por amor a la obra y no solo sus frutos.
• Actuar conscientemente, sin dejarse atrapar tanto por la acción que pierda uno su propia identidad, se descentre y aliene. Saber hacer y dejar de hacer.
• Dentro de lo posible estar lúcido, ecuánime y sosegado en la acción, y como diría Vivekananda: "Actúa, actúa, actúa, pero que ni una onda de inquietud alcance tu cerebro".
• Si se fracasa, aprender del fracaso, sin desesperarse, tomándolo incluso como una oportunidad para corregir, sentirse humilde, y mejorar.
• No dejarse afectar ni por elogios ni por insultos.
• Desarrollar el discernimiento para saber cuándo es mejor optar y cuándo es mejor no hacerlo.
• Conciliar los intereses propios con los de los demás.
• Conectar con el aquí y ahora, comprendiendo que cada momento y proceso cuenta, y no solo llegar a la meta.
• Saber aprender y desaprender para volver a aprender, estando así en continuado aprendizaje.
• Seguir los propios dictados internos y no solo los de los demás, evitando ser un simple imitador y confiando en los propios recursos internos.
• Cualquier trabajo o actividad que no implique violencia o daño a los demás, es igualmente valiosa y debe ser respetada, sobre todo si es ejercida con recta intención.
El verdadero karma-yogui es un regalo para esta sociedad egoísta y convulsa. Es muy difícil serlo. Hermosas palabras las de Vivekananda en este sentido: "Trabajad por amor al trabajo. Hay en cada país unos pocos seres humanos que son, realmente, la sal de la tierra y trabajan por amor al trabajo, sin preocuparse del renombre ni de la fama, ni siquiera de ir al cielo. Trabajan simplemente porque de ello resulta un bien".
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