febrero 6, 2019 trianarts
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Gustav Klimt
Nació en Baumgarten, Austría, el 14 de julio de 1862.Pintor simbolista austriaco, fue uno de los miembrosfundamentales del movimiento Art Nouveau de Viena.
Fue el segundo hijo, de seis, del matrimonio entre Ernst Klimt y Anna Klimt, pertenecientes a una familia campesina de Bohemia.
Vivió en una relativa situación de pobreza casi toda su infancia, dado que en una familia de inmigrantes, el trabajo y las oportunidades de promoción social escaseaban.
Fue gracias a su talento, que en 1876, cuando contaba con catorce años de edad, recibió una beca para estudiar en la Kunstgewerbeschule, la Escuela de Artes y Oficios de Viena.
En la citada Escuela, que se formaría hasta 1883 como pintor y decorador de interiores, y en la que tuvo como maestro a Michael Rieser, Ludwing Minnigerode y Karl Hrachowina.
Tras graduarse, se unió a la Compañía de Artistas formada por su hermano Ernst Klimt y Franz Matsch, y realizó su primer trabajo importante: la decoración del Teatro Municipal de Fiume en Yugoslavia.
Klimt admiraba profundamente al entonces pintor de moda, Hans Makart, sometiéndose entusiasmado a la más pura educación artística clasicista, por lo que su obra temprana puede considerarse academicista.
Comenzó su carrera individual como pintor de interiores en grandes edificios públicos de la Ringstraße, realizando ya en ese tiempo algunos temas alegóricos que posteriormente se convertirían en un rasgo distintivo de su obra.
En 1888 recibió la Orden de Oro al Mérito que le concedió el Emperador Francisco José I de Austria, por su trabajo en los murales del Burgtheater de Viena, y fue nombrado miembro honorario de las universidades de Múnich y Viena.
En 1892, cuando su padre y su hermano Ernst murieron, pudo mantener con su trabajo al resto de su familia.
La tragedia familiar influyó también en su obra, marcando el inicio de la definición de su estilo personal.
A principios de la década de 1890 conoció a Emilie Flöge, quien aparentemente soportó las constantes aventuras amorosas del artista, y se convertiría en su compañera hasta el final de su vida.
El componente sexual de esta relación ha sido objeto de cierta discusión, aunque está documentado que Klimt tuvo al menos catorce hijos con ella.
Fue uno de los miembros fundadores y presidente, de la Wiener Sezession, grupo de artistas fundado en 1897, y del colectivo temporal Ver Sacrum (Sagrada Primavera).
La Sezession surgió como alternativa independiente a los academicistas vieneses, de la que él mismo había formado parte en su juventud.
Entre sus objetivos se contaban la promoción de artistas jóvenes, la exhibición de obras producidas en el extranjero y la publicación de una revista sobre las principales obras realizadas por los miembros.
A diferencia de la mayoría de los grupos de vanguardia, el grupo nunca redactó un manifiesto, y tampoco se definió por una determinada dirección estilística, ya que entre sus miembros se contaban naturalistas, realistas y simbolistas.
En 1894 recibió el encargo de crear tres pinturas para decorar el techo del Aula Magna de la Universidad de Viena, que estuvieron inacabadas hasta el fin de siglo, estas tres obras “Filosofía”, “Medicina” y “Jurisprudencia”; fueron muy criticadas por ser tremendamente radicales y por su enfoque y representación, que algunos consideraron tildaron de “pornográfica”, en ellas adaptaba la forma clásica de la alegoría y su simbolismo convencional, dándole forma con su propio lenguaje plástico, explicitamente sexual y de matices provocativos.
El clamor fue general, protestaron políticos, pero también personalidades relacionadas con el mundo del arte y la moral pública. La universidad decidió finalmente no colocar las obras de Klimt, y éste no volvería a admitir encargos a partir de entonces. Por desgracia las tres obras fueron destruidas por las SS durante su retirada, en mayo de 1945.
En 1899 confirmó en su estilo: provocador y lleno de turbadora energía, su Nuda Veritas (Verdad desnuda), suponía un paso adelante en su estética personal, pero también constituía una declaración de principios, casi un desafío, dirigido principalmente a los críticos de su obra más conservadores: El crudo desnudo frontal de una mujer, sosteniendo un alegórico “espejo de la verdad”, iba coronado con una conocida sentencia de Schiller:
“Si no puedes agradar a todos con tus méritos y tu arte, agrada a pocos. Agradar a muchos es malo.”
Llevó a cabo como hemos dicho un estilo muy ornamentado, utilizando el oro en sus pinturas y la representación de mujeres desnudas, para los que posaban modelos que pertenecían a la burguesía vienesa por un lado, pero también un séquito de mujeres prostitutas o de vida humilde que le servían de musas.
Intelectualmente cercano a un ideario claramente romántico, practicó el desnudo femenino como tema más recurrente, así sus fuentes de inspiración fueron la sexualidad femenina recorriendo el ciclo de la vida en todas sus etapas: procreación, gestación, infancia, juventud y vejez, salud y hermosura, enfermedad y muerte.
Estilísticamente, los paisajes realizados en aquella temporada se caracterizan por el mismo refinado diseño ornamental y por un enfático uso de motivos compositivos. El espacio pictórico aparece como aplanado de un modo tan rotundo que algunos críticos han señalado la posibilidad de que los pintase sirviéndose de algún tipo de catalejo, siendo tan personales como sus figuras y retratos.
Sus mayores trabajos incluyen pinturas, murales, bocetos y otros objetos de arte, muchos de los cuales se encuentras en distintos museos vieneses.
Toda su obra está dotada de una intensa energía sensual, que se refleja claramente en sus numerosos apuntes y esbozos a lápiz, de alguna forma herederos de la tradición de dibujos eróticos de Rodin e Ingres.
Pronto se convirtió en un personaje muy influyente en la alta sociedad vienesa, relacionándose de un modo u otro con los más notables círculos intelectuales del momento, en un momento en la que Viena estaba dejando de ser la capital mundial del arte.
Fue un pintor enérgico y arrebatado, su propia familia comentaba sorprendida sobre su dedicación:
“Cada noche venía a casa, tomaba la cena en silencio y se iba a la cama… Cuando había descansado, retomaba con tal ímpetu el trabajo que a menudo pensábamos que las llamas de su genialidad lo consumirían vivo…”.
Su etapa dorada, estuvo determinada por un progresivo acercamiento de la crítica y un gran éxito comercial. A muchas de sus pinturas de este período ya incorporó el pan de oro, aunque éste era un elemento que ya había utilizado desde 1898, en “Pallas Athene” y su primera versión de “Judith”, de 1901.
Tras regresar de un viaje a Italia, participó en la decoración del suntuoso palacio Stoclet, hogar de un opulento magnate belga. Este edificio se convertiría en la síntesis del Art Nouveau centroeuropeo.
Su aportación -representada por “El Cumplimiento” y “La Expectación”, significaron el sumun de su energía creativa, y “posiblemente el último paso de mi desarrollo de la ornamentación”.
Las obras más notables realizadas en esta etapa fueron sin embargo el Retrato de “Adele Bloch-Bauer I“, de 1907, y “El beso”, de 1907.
Un número considerable de sus obras fue confiscado por la dictadura nazi, al avance de las tropas enemigas, y al ver que sus obras se convertirían en botín de guerra, decidió quemar el castillo donde éstas permanecían confiscadas.
En 1911, gracias a “La vida y la muerte“, Klimt fue galardonado con el primer premio de la Exposición Universal de Roma.
En 1915 murió su madre, Anna. Tres años más tarde, tras haber pasado un infarto, una neumonía, y la llamada gripe española, Klimt falleció a causa de un derrame, unos meses antes del colapso del Imperio Austrohúngaro, siendo enterrado en el cementerio vienés de Hietzing, el 6 de febrero de 1918.
En junio de 2006 una de sus pinturas, el retrato de Adele Bloch-Bauer, se convirtió en la segunda pintura más cara de la historia de la pintura, al venderse por 135 millones de dólares adquirida por el magnate de los cosméticos Ronald Lauder.
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