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Nuestra vida diaria está rodeada de campos electro-magnéticos: hornos microondas, teléfonos móviles, señales de televisión y radio; un poco más allá, antenas, onda corta de radioaficionados, taxis o policía, radares, y un larguísimo etcétera. Y todas ellas son emisoras de un tipo u otro de radiación que nos afecta en mayor o menor medida. Como ejemplos más característicos, todos sabemos de las continuas polémicas surgidas en torno a la instalación de antenas de telefonía móvil y de líneas de alta tensión en entornos habitados.
Es un hecho la larga lista de enfermedades que la radiación electromagnética, sobre todo la de baja frecuencia, provoca al interaccionar con nuestras células: cáncer, leucemia, afecciones cardiovasculares y del sistema nervioso, etc., También lo es, desde los años noventa, la compleja relación que existe entre los campos magnéticos y el cerebro humano, entre cuyos componentes se encuentran los magnetosomas, que son partículas de magnetita rodeadas de una membrana biológica, la cual permite la interacción con las neuronas.
La existencia de los magnetosomas en los animales era algo conocido por la Biología, puesto que son los que permiten, a modo de brújula, orientarse a seres como las aves migratorias, ballenas, delfines y tortugas marinas. Y, de hecho, se ha demostrado que la perturbación electro-magnética es causa de algunos episodios de desorientación en dichos animales.
Todo esto no sólo es aplicable a los campos electromagnéticos de origen artificial, sino también a los naturales. Se sabe que las alteraciones bruscas del campo magnético, como las que se producen antes de un terremoto, son percibidas por los animales. En el caso de las alteraciones provocadas por una tormenta solar, varios estudios han corroborado que, durante los períodos en que se produce un incremento de la actividad solar, aumenta el número de incidencias médicas relacionadas con infartos de miocardio y derrames cerebrales, así como de intentos de suicidio.
En este sentido, los astronautas han servido como generoso cuerpo de cobayas humanas, observándose que, cuando eran sometidos a un aumento de radiación solar, su comportamiento, sereno y estable por definición en estos tipos, cambiaba radicalmente y daba lugar a brotes de nerviosismo e histeria.
En un estudio de 1994 realizado por la Clínica Westbank en Stirlingshire, Reino Unido, se comprobó que existía un incremento estadístico significativo en la admisión de pacientes con algún tipo de trastorno mental en los días de tormentas solares. Según esto, el aumento de ingresos por depresión superaba la media en un 36,2% durante las dos semanas siguientes a un evento geomagnético de importancia[1].
Se ha podido analizar la relación entre la glándula pineal, un órgano atrofiado y gran desconocido que los científicos apenas alcanzan a asociar con la segregación de melatonina y con cierta capacidad fotosensible, y los campos magnéticos.
La glándula pineal, o epífisis, es un órgano situado justo en el centro geométrico de nuestro encéfalo. A partir de los siete años de edad, se produce su atrofia debido a un proceso de deshidratación común a diferentes órganos, lo que hace que esta glándula termine por contraerse hasta alcanzar el tamaño de un piñón.
Hasta hace poco se la consideraba un residuo procedente de fases anteriores de nuestra evolución, un vestigio sin utilidades importantes en nuestra actual fase evolutiva. Sin embargo, los últimos descubrimientos científicos han cambiado radicalmente el concepto que hasta ahora teníamos de ella.
Hoy sabemos que su misión biológica es la secreción interna de melatonina, hormona cuya cantidad disminuye con la edad y que está relacionada con la regulación de los ciclos de vigilia y sueño, los llamados “ritmos circadianos”, y con los procesos de la pubertad, además de ser un poderoso antioxidante y participante en los procesos de apoptosis de células cancerosas en el timo.
Es una glándula fotosensible, es decir, responde a las variaciones de luz que se dan a nuestro alrededor. De esta manera, se activa en la oscuridad para segregar melatonina, la cual nos induce a un estado de calma e introspección.
La circulación de hormonas por nuestro organismo provoca una serie de emociones y sensaciones concretas. Las sustancias endorfinas segregadas por la glándula pineal nos ayudan a entrar en un estado de conciencia más íntimo provocado por la sensación de tranquilidad que aporta la melatonina.
Esta segregación de endorfinas permite disminuir y relajar los sentidos, lo que se refleja en el cuerpo mediante una reducción del glucógeno en la sangre, induciéndonos al sueño y llevándonos a un estado de duermevela. Al ser éste un estado en el que la actividad cerebral está bajo mínimos, reduce las interferencias del mundo externo y la concentración sobre uno mismo es superior. Esto, a nivel práctico, nos permite distanciarnos de los problemas y observarlos con una nueva perspectiva, por lo que la mayoría de nosotros lo aprovechamos para reflexionar y repasar los acontecimientos cotidianos, encontrando a veces respuestas y soluciones que sin esa calma y concentración nos resultarían difíciles de intuir.
Más allá de su capacidad fotosensible, los últimos estudios científicos insisten en que la glándula pineal es también un magnetorreceptor, es decir, resulta sensible a los campos magnéticos y transforma sus ondas en estímulos neuroquímicos.
El profesor José Luis Bardasano, de la Universidad de Alcalá de Henares, es uno de los mayores especialistas en temas relacionados con bioelectromagnetismo. En su ponenciaElectromagnetismo, glándula pineal y salud pública[2] nos dice que:
En el organismo existen dos sistemas de comunicación: el de base química y el de base eléctrica. En el primero (sistema endocrino), las señales de información (mensajes) son las hormonas que se transmiten a través de canales de información: vasos sanguíneos, vasos linfáticos, canal neural, etc. alcanzando los órganos diana o efectores. En el segundo (sistema nervioso) las señales son electromagnéticas y poseen una red de distribución con centros y ”subestaciones” que asienta sobre las células neuronales (neuronas) alcanzando los músculos, corazón, glándulas, etc. Éstos dos sistemas han evolucionado paralelamente y colaboran mutuamente desde sus orígenes en perfecta armonía cronobiológica (la cronobiología es la ciencia que estudia los ritmos). Los ritmos y ciclos que en estos dos sistemas se suceden están coordinados por la “glándula pineal”.
Para el profesor Bardasano, la luz es el temporizador o sincronizador principal de los ciclos vitales, mientras que los campos electromagnéticos constituyen el sincro-nizador adicional. Los estudios realizados han llevado a concluir que las alteraciones electromagnéticas, al igual que lo hace la luz, interrumpen el proceso de secreción de melatonina. Una exposición continuada y la consiguiente reducción de actividad en la glándula pineal provocan casos habituales de fatiga, estrés, trastornos del humor, trastornos del sueño, rendimiento profesional disminuido, depresión e incluso riesgos de padecer cánceres como el de mama.
Según esto, no sólo hemos de tener cuidado con las alteraciones provocadas por los campos electromagnéticos artificiales (antenas, telefonía, radares, etc.), sino también con las variaciones de los campos magnéticos naturales, como pueden ser las provocadas por fuertes tormentas solares. Así, la glándula pineal sería receptiva no sólo a las ondas emanadas del campo geomagnético, sino a otras tan importantes como la resonancia Schumman, las micro-pulsaciones de origen cósmico y cualquier campo ELF o de baja frecuencia en general.
Todas ellas influyen en nuestro estado de ánimo debido a que afectan a nuestros biorritmos y neurotransmisores, rompiendo la sincronización de los ritmos circadianos y la producción de melatonina.
La ciencia empezó a tomarse en serio este asunto a partir de los años noventa. Ya desde la década de los 80 una gran cantidad de investigaciones psicológicas venía demostrando que las tormentas geomagnéticas tienen un profundo efecto en los estados de ánimo y por tanto influyen en el comportamiento humano y en la manera de abordar conflictos y problemas. Un hallazgo importante de estos estudios es que se suelen atribuir los sentimientos y emociones a la fuente equivocada, dando lugar a juicios incorrectos. Y de ahí la importancia de conocer el origen del malestar para poder controlar el modo en que actuamos.
Un ejemplo muy significativo de las repercusiones que el desconocimiento de estos trastornos pueden llegar a alcanzar lo tenemos en un estudio realizado en 2003 por los doctores Ana Krivelyova y Cesare Robotti y financiado por el Banco de la Reserva Federal de Atlanta[3], quienes concluyeron que las tormentas solares también afectan a los mercados bursátiles, haciendo que los corredores de bolsa tomen decisiones pesimistas.
Según el informe, que tuvo en cuenta el comportamiento de los diferentes índices bursátiles de nueve países diferentes, las personas afectadas por las tormentas solares pueden estar más inclinadas a vender más acciones en días de alta actividad geomagnética debido a que erróneamente atribuyen su mal humor a las malas perspectivas económicas en lugar de a las condiciones ambientales. Esto provoca un efecto negativo en las estadísticas económicas de la semana siguiente. De la misma manera, los científicos observaron cómo durante los períodos de poca actividad geomagnética las decisiones tomadas condujeron a un aumento de los beneficios en todos los sistemas estudiados.
Para concluir este apartado, no puedo evitar recordar un curioso estudio realizado por el doctor Darren Lipnicki[4], del Centro de Medicina Espacial de Berlín, el cual intentaba demostrar la correlación entre la actividad geomagnética y el contenido de los sueños, basándose en las alteraciones en la producción de melatonina que se producen por los cambios en el nivel de radiación tras una tormenta solar. Lipnicki concluyó que durante las situaciones de baja actividad geomagnética, los sueños tienden a ser más extravagantes que en los periodos de máxima alteración del campo magnético terrestre. En estos últimos, las aventuras oníricas estarían más apegadas a la realidad.
La luna no es el único cuerpo en el espacio que produce ciclos humanos. El sol, la fuente básica de toda la vida en la tierra, tiene su propio ritmo, lo que produce ciclos en los seres humanos y no humanos por igual. Dado que los astrónomos 1800s han señalado que no hay un once y un ciclo de veintidós años de manchas solares, es decir, desde hace algunos años no habría apenas manchas solares, y luego de algunos años la cara del sol sería tan manchada como un adolescente con acné. No fue sino hasta los 1930s, sin embargo, que se le ocurrió a nadie que algo pasa tan lejos de la tierra nos puede afectar.
Ciclos de manchas solares y actividad afecta a los esfuerzos humanos
Durante el pico de manchas solares de los 1930s, el Dr. Miki Takata descubrió que el suero sanguíneo humano se vio afectado por la radiación solar difundida por las manchas solares. Durante el mismo período se descubrió que las emisiones de manchas afectada una amplia variedad de otras cosas, tales como el tamaño de los anillos de árboles y la cantidad de interferencia de radio en determinados anchos de banda.Durante la Segunda Guerra Mundial, el potencial de corte de las comunicaciones que las manchas solares y las tormentas solares pueden causar era de gran preocupación para las fuerzas armadas, por lo que un ingeniero de radio en RCA llamado John Nelson se le pidió para llegar a un método de predicción cuando las tormentas que se producen. Nelson pensó que las únicas variables importantes que pudieran concebiblemente afectar la superficie turbulenta del Sol eran los planetas que lo rodean. Ideó un sistema de orientación de su relación con el sol y el uno al otro y se encontró que cuando ciertas relaciones angulares entre los planetas se produjo, las manchas solares y las tormentas magnéticas solares estalló. Hasta la fecha, su sistema de predicción ha sido 95 ciento exacto, y la hipótesis de que los planetas causa “mareas de los solares se ha demostrado por el profesor de madera KD en la Universidad de Colorado.
Ciclos de manchas solares y los patrones climáticos
Más recientemente, muchos científicos han sugerido que el ciclo de manchas solares es fundamental en la formación de nuestros patrones climáticos. De hecho, durante un período de setenta años, en los siglos XVII y XVIII, cuando el ciclo se interrumpe y las manchas solares se detuvo sin ninguna razón aparente, Europa se encontraba en su período más frío de la historia, el apodo de ‘Pequeña Edad de Hielo “. El astrónomo John R. Gribbin y astrofísico Stephen H. Plagemann incluso especuló que los ciclos de manchas solares y planetarios están vinculados a los terremotos, y un futuro inusual alineación planetaria puede provocar un devastador terremoto de California. Cuanto más se investiga el tema, las más importantes de estos ciclos aparecen.Guerras Predecir la actividad solar, los disturbios y la protesta
La cantidad de radiación solar que recibe, que está determinada por el ciclo solar, pueden tener un profundo significado histórico. Soviética profesor de AC Tchyivsky se ha correlacionado el ciclo de once años, con lo que él llama todo el mundo “ciclo de la excitación de masas”. Se constató que, durante los eventos de la historia como las guerras, las migraciones, las cruzadas, sublevaciones y revoluciones se han agrupado en torno a los períodos pico de manchas solares. En los tres años en torno a estos ciento 60 picos de tales eventos, mientras que sólo el 5 ciento se produjo en los valles. Al parecer, las mareas gobernar los asuntos de las naciones como los individuos.Pero, ¿los ciclos planetarios afectan directamente a los acontecimientos humanos individuales? Si la respuesta es sí, entonces la investigación del ciclo se empieza a ver más o menos como la astrología, tema que la mayoría de los científicos no son demasiado aficionados.
Do More accidente ocurrió durante Mayor actividad de manchas solares?
Una Comisión de Energía Atómica un proyecto financiado por los Laboratorios de Sandia en Albuquerque, Nuevo México, llegó con un informe titulado ”Los patrones intrigantes Accidentes conspiró contra un fondo de los elementos naturales del medio ambiente ‘, Que se correlaciona en el lugar de accidentes laborales de los empleados públicos durante un período de años 20 con varios ciclos naturales. Este informe preliminar (los investigadores sugirieron más estudios estaba en orden) encontró que los accidentes de pico con el ciclo de manchas solares y – aún más intrigante y “astrológica” – que las personas eran más propensas a tener accidentes durante la fase de la luna el mismo que o lo contrario a la virtud de la cual nacieron.
Algunas pruebas muy duro y sorprendente podría haber salido de esta investigación había sido permitir que continúe. Pero, por desgracia, que no iba a ser. Poco después de su conclusión, el informe cayó en manos de la revista Time, que hizo una parodia en el que en su 10 enero, 1972, la emisión, en virtud de “lunático Los científicos de la rúbrica, con un grabado en madera vieja de las doncellas bailando con frenesí en los rayos de la luna llena.
Eso fue todo el Congreso necesita para matar el proyecto y suprimir el informe. Cuando escribí a la Comisión de Energía Atómica y la Sandia en 1972, me dijeron que el informe no era para su distribución y que yo, o cualquier otro contribuyente, no lo podía ver. El informe permaneció clasificado hasta 1977, cuando volvió a solicitar una copia, esta vez bajo las disposiciones de la Ley de Libertad de Información. Al principio, me dijeron que todas las copias existentes se habían perdido, refugio de los esfuerzos de un oficial de la Administración de Energía persistente de Investigación, Sandia fue presionado por último, en tos con una copia – acompañada de una renuncia un poco aterrorizados que me dicen que realmente no debería creer lo que estaba en ella.
JE Davidson, quien escribió el informe con un equipo de colegas científicos, me dijo por teléfono que estaba triste de la investigación había sido cancelado. El equipo sintieron que estaban en algo y, excepto por un periodista entrometida y publicidad prematura, podría haber hecho una contribución significativa a la investigación del ciclo. En su lugar, su trabajo fue arrojado por el desagüe. Pero eso es cuando se rompe el Congreso es su jefe.
Algunos investigadores han encontrado correlaciones entre la actividad y el comportamiento humano
Probablemente el trabajo más destacado de conectar los ciclos planetarios con los acontecimientos y tendencias en la vida de los individuos ha sido la de psicólogo y estadístico francés Michel Gauquelin. En los mediados de 1960s se dedicó a refutar la astrología estadísticamente mediante el análisis de las posiciones planetarias en los nacimientos de los profesionales, con muestras tan grande como 10,000, 15,000 y 20,000. Los astrólogos siempre han creído que ciertos planetas que asoman en el horizonte, o directamente sobre la cabeza en el nacimiento de una persona, guía de esa persona hacia una determinada profesión.Para Gauquelin, la tarea que se había establecido por sí mismo parecía un pedazo de la torta. Todo lo que tenía que hacer era demostrar que el planeta asociado con los logros deportivos, Marte, cayó a los puntos al azar en los belenes de 10,000 o atletas 15,000, y que sería que – la astrología se desacreditó. Para enfatizar su punto de vista también investigó los grupos de médicos, abogados, escritores, y otros en puestos de trabajo asociados por los astrólogos con los planetas específicos.
Para sorpresa de Gauquelin, los resultados resultó ser exactamente lo contrario de lo que esperaba. Marte parecía ir en aumento o que culminan en un gran número de cartas natales de los deportistas. Del mismo modo, Júpiter apareció para los banqueros, a los médicos a Saturno, Mercurio para los escritores, y así sucesivamente. Gauquelin se quedó asombrado. Si hubiera sido por accidente en el caso de la astrología cuando él había significado para desacreditar?
En realidad, él había hecho mucho más que eso, porque no sólo confirmó los datos de sus tareas tradicionales astrológicos, descubrieron otras nuevas. Para los escritores, por ejemplo, el planeta tradicionalmente asociado es el mercurio. Gauquelin encontró que el mercurio era un hecho significativo en las cartas natales de escritores, pero también encontró que la Luna era igualmente importante, los astrólogos algo que nunca se había planteado.
Trabajo de Gauquelin establecido el hecho de que las posiciones planetarias no afectan la disposición humana, el talento y la dirección y que estos efectos pueden ser específicamente determinada por métodos científicos tales como el análisis de estadística y probabilidad.
Este artículo fue extraído del libro:
Astrología dinámica: El uso de los ciclos planetarios de tomar decisiones personales y de carrera, © 1997,
por John Townley.
Reproducido con permiso del destino reserva una huella de Inner Traditions, Rochester, Vermont, USA.www.innertraditions.com
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Sobre el autor
John Townley es un astrólogo de toda la vida, autor, compositor e historiador. Su experiencia profesional ha abarcado los campos de la economía, la ciencia, el periodismo, la historia marítima, y las artes creativas. Él puede ser alcanzado enjwtownley@aol.com“Los datos-MCE-href =” mailto: jwtownley@aol.com“>jwtownley@aol.comhttp://es.innerself.com/content/living/science-a-technology/7869-su….
maestroviejo
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