Tal vez los milagros sean acciones de seres de otras dimensiones. Actualmente muchos físicos creen que existen otras dimensiones más allá de las cuatro dimensiones de nuestro espacio-tiempo, y que podría alcanzarse una visión unificada de las diversas fuerzas
Estamos frente a una revolución científica basada en la teoría del hiperespacio, que afirma que existen otras dimensiones además de las cuatro de espacio y tiempo aceptadas. Científicamente, la teoría del hiperespacio lleva los nombres de la teoría de Kaluza-Klein y de la supergravedad. Pero en su formulación más avanzada se denomina teoría de supercuerdas, que incluso predice el número exacto de dimensiones, que serían diez según algunos científicos. Aunque, en mi modesta opinión, creo que es muy aventurado poner un límite al número de dimensiones. Ante todo tenemos que aclarar que la teoría del hiperespacio no ha sido todavía confirmada experimentalmente y probablemente será difícil probarla en el laboratorio. También hay que aclarar que muchas veces las referencias a otras dimensiones y universos paralelos en la literatura son equívocas. No obstante las leyes de la naturaleza se hacen más simples cuando se expresan en dimensiones superiores. Muchos físicos están ahora convencidos de que una teoría tetradimensional convencional es demasiado simple para describir adecuadamente las fuerzas que describen nuestro universo. La teoría del hiperespacio puede ser capaz de unificar todas las leyes conocidas de la naturaleza en una teoría. Así pues, la teoría del hiperespacio puede ser la culminación que corone dos milenios de investigación científica. Puede aportarnos la «teoría de todo», que buscó infructuosamente Einstein durante muchas décadas. Los científicos se han sentido intrigados por la aparente diferencia entre las fuerzas básicas que mantienen unido al cosmos, tales como la gravedad, el electromagnetismo y las fuerzas nucleares fuerte y débil. Los intentos para proporcionar una imagen unificadora de todas las fuerzas conocidas han fracasado. Sin embargo, la teoría del hiperespacio permite la posibilidad de explicar las cuatro fuerzas de la naturaleza, así como la aparentemente aleatoria colección de partículas subatómicas. En la teoría del hiperespacio, la «materia» puede verse también como las vibraciones que forman el tejido del espacio y del tiempo. De ello se sigue la posibilidad de que todo lo que vemos a nuestro alrededor, desde los árboles y las montañas a las propias estrellas, no sean sino vibraciones en el hiperespacio. Si esto fuese cierto, proporcionaría un medio para dar una descripción coherente y convincente del universo entero.
La física moderna no presenta a la materia como pasiva e inerte, sino en un continuo movimiento, en una danza, y una vibración cuyos patrones rítmicos están determinados por las estructuras moleculares, atómicas y nucleares. Esta es también la forma en que los místicos orientales conciben el mundo material. Todos ellos insisten en que el universo debe ser comprendido dinámicamente, con su movimiento, su vibración y su danza, como la del dios destructor hindú Shiva. insisten en que la naturaleza no se halla en un equilibrio estático sino dinámico. Según un texto taoísta llamado Ts’ai-ken t’an: “La quietud en la quietud no es la verdadera quietud. Sólo citando haya quietud en el movimiento podrá hacerse presente el ritmo espiritual, que inunda el cielo y la Tierra“. En circunstancias extremas, el espacio puede ser tensado hasta que se desgarra. En otras palabras, el hiperespacio puede proporcionar un medio de hacer un túnel a través del espacio y del tiempo. Aunque sea todavía algo especulativo, los físicos están analizando seriamente las propiedades de «agujeros de gusano» o túneles que unen partes distantes del espacio y del tiempo. Físicos del Instituto de Tecnología de California han propuesto la posibilidad de construir una máquina del tiempo, que consistiría en un agujero de gusano que conectaría el pasado con el futuro. Los cosmólogos han propuesto la posibilidad de que nuestro universo sea sólo uno entre un número infinito de universos paralelos. Analizando las ecuaciones de Einstein, los cosmólogos han demostrado que podría existir una madeja de agujeros de gusano, o tubos, que conectaran estos universos paralelos. En cada universo, el espacio y tiempo tienen significado sólo en su superficie. Un hipotético viaje en el hiperespacio podría salvar la vida de la muerte del universo. Los científicos creen que el universo debe morir, y con él toda la vida que ha evolucionado a lo largo de miles de millones de años. Según la teoría más aceptada, denominada el big bang, una explosión cósmica que tuvo lugar hace entre 15 y 20.000 millones de años puso al universo en expansión, alejando de nosotros a las estrellas y galaxias a grandes velocidades. Sin embargo, si un día el universo dejara de expandirse y empezara a contraerse, colapsaría finalmente en un tremendo cataclismo llamado el big crunch, en el que toda la vida inteligente sería vaporizada por el fantástico calor. De todas formas, algunos físicos han conjeturado que la teoría del hiperespacio puede proporcionar la única esperanza de un refugio para la vida inteligente. En los segundos finales de la muerte de nuestro universo, la vida podría escapar al colapso volando al hiperespacio.
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