Yo soy Yogananda, con amor, con una sonrisa dulce te saludo, represento el amor y la sonrisa de la sustancia divina en todo, saludándote.
Vengo a trasmitirte acerca de lo divino, de la divinidad dentro de ti y fuera tuyo y acerca en especial de lo divino femenino, la madre divina y lo divino femenino. Vengo a hablarte de tu condición sagrada como mujer, te recuerdo que la divinidad en ti se engalana en tu condición de mujer para que experimentes como mujer esta vida, te recuerdo que no está dividida, que no está en contraposición ni en guerra, ni en batalla, que no ha de estar en lucha ni fuera ni dentro de ti tu potencial espiritual, las capacidades ni las posibilidades más elevadas de tu vida con tu condición femenina y como mujer, te recuerdo que es fuente esta conciencia de ser mujer, de libertad, de claridad, de posibilidad, de certeza y de facilidad, que no ha de ser ni víctima, ni subyugada, ni humillada por las creencias y las cargas que como mujer y por ser mujer se aparecen en la tierra, desde tu percepción femenina, desde la manera de posibilitar el sentir y el creer puedes comprender y sentir a los que te rodean, desde esa conciencia.
Puedes comprender, respetar y amar manteniendo la hermosura de tu poder y tu independencia, puedes así enseñar lo que es preciso aprender en la humanidad a todo lo masculino, de lo femenino, desde tu aceptación de la grandeza de tu condición de mujer y tu femineidad porque es tiempo perentorio de abrir lo femenino en la humanidad a esa condición, a esa capacidad, a la utilidad de la visión femenina en la sociedad, en las relaciones, en la vía para el acceso a la unión, no solo el equilibrio sino a la unicidad y es que este es un año para acceder a la conciencia de la unicidad, un año para la compasión y se precisa lo divino femenino para ello y en ello y en lo concreto es momento en tu vida de liberación de las cargas que suponen lo métodos mentales relacionales y masculinos, de poner la acción al servicio de la sabiduría que llega por la percepción, la intuición y por la vía femenina desde la conciencia, es tiempo para abrirte a tus capacidades y a tu poder que en ti van inherentes a la condición femenina de ser mujer.
Así el aspecto femenino preciso para la tierra te alcanza y se trasmite hacia ti y desde ti a través de tu condición femenina, de este modo sanas en ti lo dañado en tu condición como mujer, desde lo masculino y femenino en ti y fuera de ti.
En esa toma de poder desde tu esencia, en esa apertura y aceptación de tu femineidad, de ser mujer en esta vida, pacificas las disputas pendientes como madre y como hija, como pareja y como amiga, como hermana en todo tipo de relación, en lo profesional y aún en la salud. Así deja de estigmatizarse como personaje en sí mismo la madre, la hija, la hermana o la pareja, todo alcanza la armonía y la idoneidad desde la libertad de la acogida y la aceptación de tu papel en esta vida como mujer.
Y es que es tiempo para ti de liberación, de cargas y estigmas, de juicios y de dolor, es tiempo para ti de agradecer y calibrar la perfección de ser mujer en esta vida, la perfección de la decisión equilibrada, divina en sí misma y perfecta de tu esencia para manifestarse y experimentarse a través de ti como mujer.
Es tiempo de pacificar y liberar sensaciones, emociones y creencias de cargas por la carga y la genética compartida, en un punto sin retorno en el que avanzas en la transformación y el trascender y el liberar esas cargas en ti y para ti y a través de tu propio ejemplo y alcance la posibilidad de liberación en los otros elementos de tu familia.
Es hora a la vez de compartir serenamente y a la vez con total independencia, individualidad y libertad los procesos sin que carguen con el tuyo y sin tu cargar y a la vez coparticipando y posibilitando la sanación en la genética.
Es tiempo para ti de no temer tu vida, no temer los retos, las experiencias de tu vida, no temer lo que vendrá, no temer tu día a día.
Es tiempo de aceptar para que cuando desde tu esencia sea su voluntad ser madre, hija, hermana, amiga, con maestría en lo profesional y en lo personal, sin ego con humildad y naturalidad.
Es tiempo de sentir ese gozo interno de darte cuenta de tu conexión con tu divinidad y no necesitar demostrar a los demás esa claridad y ese gozo en la conciencia que se vierta sobre ti como un regalo a través de la ternura de tu mirada, de tu sonrisa, de tu vida y de tu acción.
Yo guiando y apoyando ese devenir por lo divino cada día, trasmitiéndote desde mi amor lo hermoso de vivir de acuerdo a la voluntad divina, en aceptación con todo el corazón y siempre agradeciendo, sin resquemor ni rencor. Yo te recordaré cada día en tu corazón lo hermoso de que seas mujer. Porque yo puedo adorar eso en ti y venerarlo.
Yo puedo complacer ese gozo en ti para ayudarte a vivirlo con holgura y abundancia, en ese adorar tu condición de mujer te apoyo y ayudo a que recibas la fuerza de lo divino femenino en ti y a que no solo la expreses y regales, sino que sea tu fuerza, tu espíritu, como tu combustible vital y así sanes en ti las heridas que la mujer en ti mantienen por no ser amada, aceptada y atendida. Y así encuentra en mi cuidado de ti el apoyo que reclamas, que necesitas y precisas para sanarte, para equilibrarte y para sanar en tu evolución espiritual.
Yo soy al desplegarme en amor a ti más que cientos y miles de personas en reconocimiento y apoyo a ti y es que así es medido en equilibrio en tu universo de experiencia, así es lo adecuado como si imaginaras una escena en la que cientos, miles de personas conocidas y no te rodean amándote, aceptándote, apoyándote, facilitando un impulso constante en tu avance.
Déjame ser yo esa fuerza para que la sientas y la recibas, ese apoyo en ti, en tu interior por tu condición y desde lo exterior porque yo sostendré y significaré esa fuerza de apoyo, que mereces y reclamas, para que la sientas... y es que es tiempo de que espolees de ti y te sacudas de todo juicio externo e interno de tu caminar, es tiempo de recuperar la confianza perdida, no ayer ni antes de ayer, sino como reflejo de tanto y tanto mas atrás.
Yo te ayudare a mantener en tu corazón y en tu intención la disciplina que se refiere a saludarte cada día con amor, a disponerte cada día a tu Ser, a bendecirte por ser mujer y a proteger y desarrollar esa visión y esa manera femenina de proceder que precisa como un bálsamo sanador la tierra.
Te ayudaré a que mantengas la disciplina desde tu intuición hacia tu cabeza, para que encuentres cada día el equilibrio en el ritmo de tu acción, te ayudaré a sanar y dignificar con disciplina y constancia tus emociones y tus miedos desde un soplo continuo que te daré desde lo divino femenino hasta ti como mujer. Retira la mirada de tu temor, de tu resquemor a emprender decidida cada día.
Y así si tu condición femenina y como mujer se manifiesta en tu cuerpo, permite que esa aceptación, que ese despertar de lo divino femenino alcance cada célula de tu cuerpo, permite en cada célula la conciencia.
La aceptación como mujer en sí misma es un remedio sanador de gran parte de
los desequilibrios en el cuerpo.
Ten cierto, como una grabación constante, que este tiempo que se acerca donde recibiréis en el planeta la fuerza y la vibración de lo femenino es para ti un momento gozoso y glorioso que permitirá tu sanación a través del portal de tu apertura.
Si abres tu corazón, tus brazos y tu intención a la experiencia desde tu esencia divina, que nada entorpezca en ti la bendición sentida de cada día.
Yogananda
http://www.maestrosvenerables.
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