Abrid los ojos hacia vosotros mismos y mirad en el infinito del espacio y el tiempo. Oireis que alli vuelven a resonar el canto de los astros, la voz de los numeros y la armonia de las esferas. Cada sol es un pensamiento de dios y cada planeta una forma de ese pensamiento, y es para conocer el pensamiento divino que vosotras almas descendereis y remontareis penosamente el camino de los siete planetas y de los siete cielos suyos. HERMES TRISMEGISTO


Lo que la oruga ve como el final de la vida, el maestro lo llama una mariposa. RICHARD BACH

DEDICATORIA

Allí, donde habitan las mariposas, lo hacen tambien las hadas y los angeles, la verdad y la ilusion, la alegria, el amor, la dulzura y la fantasia; los mas bellos sueños y la esperanza.

Es el lugar donde los rios son de miel y las montañas de plata y diamantes; donde los seres alados bailan moviendose al ritmo de la musica de George Harrison y el aroma del Padmini; donde puedo descansar en grandes almohadones de plumas tejidos con hilos de seda y oro. Es mi refugio, y el de muchos que sueñan encontrarlo, sin saber aún que son mariposas.

Este blog esta dedicado a todos ellos y ojala puedan disfrutarlo como parte de su camino hacia el lugar donde habitaron o habitaran algun dia


Parameshwary
Enero 2009


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los cuatro acuerdos de la sabiduria Maya

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hada mariposas

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Secretos Parameshwary

sábado, 8 de marzo de 2014

JOE DISPENZA. ¿CAMBIAMOS NUESTRA REALIDAD?

http://semillassolares.blogspot.com.es


Dr. Dispenza, básicamente ha venido a enseñarnos que nuestra mente crea la realidad y a romper el hábito de ser nosotros mismos. Eso suena a desafío. ¿Qué es para usted la realidad?
La realidad es nuestra vida y cómo elegimos vivir nuestro mundo exterior. Existe un equilibrio muy delicado entre lo que permites que entre en ti y lo que ocurre fuera de ti.
¿Cómo creamos, entonces, esa realidad?
En el viejo modelo de la realidad esperamos a que algo suceda y después de que lo haga lo celebramos, damos las gracias. 
Por ejemplo, cuando llega dinero, bienestar, cuando nuestro dolor desaparece, nos damos cuenta que al cambiar el exterior cambia nuestro estado interno. 
Después de sentirnos bien por dentro es cuando prestamos atención a lo que ha producido el cambio, el modelo causa-efecto que nos indica que si cambiamos lo que sentimos, si cambiamos el modelo de nuestro pensamiento, considerando que los pensamientos son el lenguaje del cerebro y los sentimientos y emociones el lenguaje del cuerpo, entonces realizando cambios en nuestro pensamiento y en nuestros sentimientos,causaremos un efecto. 
Si comenzamos a dar las gracias antes de que sucedan las experiencias y enseñamos al cuerpo a través de las emociones a probar ese cambio, lo lógico es que si observamos nuestra vida desde el nivel de nuestra mente habitual, todo va a seguir igual, pero si cambiamos el estado del ser, eso va a generar que observemos un nuevo producto y descubriremos pruebas de ese suceso en nuestra vida, nadie está excluido de poder experimentarlo.



Cuando hacemos coincidir una intención clara con una emoción elevada, las investigaciones indican que la materia se ve afectada por ello, para poder conseguirlo hay que estar por encima de nuestra vida, estar por encima de los hábitos, de las adicciones de nuestro cuerpo y estar por encima del tiempo, en otras palabras, para poder cambiar nuestra vida es necesario olvidarse de ella, de los problemas, del pasado, de las preocupaciones por el futuro, de nuestro cuerpo. Debemos trascender al cuerpo, al entorno y al tiempo; eso es necesario para tener dominio sobre ellos, indicarle a la maquinaria biológica, neurológica que lo haga.
¿Cómo se realiza ese reset, ese borrado de información para dejar que se instale una nueva?
Es la pregunta. Estamos en el momento histórico en el que pasamos del “¿qué es?” al “¿cómo se hace?”. 
El cómo es comenzar por ser consciente de nuestro “viejo ser” para poder cambiar el 95% de lo que somos, generalmente, cuando llegamos a los 35 años se produce un juego con los recuerdos almacenados, hábitos, adicciones, reacciones emocionales, creencias y percepciones que funcionan como un programa instalado en nuestro sistema por debajo de nuestra capacidad, utilizamos ese programa para vestirnos, para conducir, para quejarnos, para sentirnos culpables, para sentir que no valemos nada y se acaba convirtiendo en algo automático, inconsciente, que nos hace creer que eso es lo que somos. 
Debemos comenzar por sentirnos conscientes de los pensamientos inconscientes para darnos cuenta de nuestro comportamiento automático, ser conscientes de las emociones memorizadas que nos atan al pasado, pues nuestra personalidad es la que crea nuestra realidad. 
Si nos levantamos todos los días pensando lo mismo, de la misma manera, esos pensamientos nos llevarán a tener las mismas elecciones, y esas elecciones a tener la misma conducta, la misma conducta creará las mismas experiencias y estas experiencias las mismas emociones, que volverán a disparar los mismos pensamientos y es a eso a lo que denominamos personalidad.

Ese mismo proceso sucede a nivel biológico, en nuestros circuitos neuronales, en nuestra química, en nuestros genes.
¿Dónde se sitúa esa consciencia y cómo la podemos modificar?
La consciencia es darse cuenta y darse cuenta es prestar atención, dependiendo de dónde pongamos nuestra atención pondremos nuestra energía.
Hay una cosa que nos hace únicos como seres humanos y son los lóbulos frontales de nuestros cerebros, constituyen el 40% de nuestra masa cerebral, es el asiento de la consciencia, es lo que permite que nos autorreflejemos.
Podemos modificar nuestros pensamientos y mejorar nuestro trabajo a través de nuestra vida. La neurociencia indica que la situación probable de la consciencia es en estos lóbulos frontales, pero hay un misterio, también, la neurociencia, en sus últimas investigaciones ha descubierto que podemos modificar nuestro cerebro, podemos modificar físicamente nuestros circuitos neuronales, reorganizarlos, simplemente a través de nuestro pensamiento.
Una acción seria imaginarnos en un nuevo escenario, especular con nuevas posibilidades, reflexionar sobre otro tipo de cuestiones, distintas de las habituales, los lóbulos frontales se activan y comienzan a seleccionar nuevos circuitos con los que creamos un nuevo nivel y hacemos que células nerviosas que comienzan a funcionar de forma similar lo comiencen a hacer juntas y se conecten entre ellas. 
Si conseguimos cambios físicos en nuestros cerebros, ¿quién es el autor de esos cambios? El cerebro no puede cambiarse a sí mismo, es un órgano más. La neurociencia nos dice que la mente no puede cambiar el cerebro, la mente es el cerebro en funcionamiento, entonces ¿quién hace los cambios en el cerebro y en la mente?: la respuesta es la consciencia.
La consciencia es el aspecto inmaterial que tenemos y usa al cerebro y al propio organismo para generar distintos niveles mentales, y sólo cuando somos auténticamente conscientes, es cuando podemos comenzar el cambio.
¿Qué pautas nos daría para comenzar ese cambio, para cambiar nuestra realidad?
La parte más complicada del cambio es comenzar por no tomar las mismas decisiones que tomamos ayer. 
Debemos distinguir entre el “viejo yo” y el “nuevo yo”, eso requiere atreverse a cruzar el río del cambio. 
Una vez que dejamos de tomar las mismas decisiones, ocurre que, se detiene todo y dejamos de sentirnos como antes, esa es la señal de que hemos entrado en el río. 
Hay personas que, al comenzar a experimentarlo, se sienten incómodas y vuelven a tomar las mismas decisiones que les llevaron a las mismas conductas, a las mismas experiencias, a las mismas emociones, que reafirman su identidad y no llegan a cruzar. 
Cruzar ese río es la auténtica transformación, debemos entender que, en esa zona desconocida, tenemos todas las opciones para predecir el futuro siendo autores de nuestro cambio.
¿Cómo superamos el miedo al cambio, el miedo a lo desconocido?
Tenemos muchas opciones en nuestro cableado cerebral para estar preparados y superar el miedo. 
En esta sociedad, ya se ocupan de prepararnos para lo peor y nos sitúan en un estado de alarma, este estado de alarma/miedo genera una serie de sustancias químicas que, al circular por el organismo, crean desequilibrios. 
Nosotros, si queremos cambiar, no debemos permitir que nuestro organismo se desequilibre. Esas sustancias químicas generadas por un estado de miedo real o imaginario, hace creer al cuerpo que está inmerso en esa situación futura, esperada y se distancia del presente y es ahí dónde radica el verdadero problema. 
Esas sustancias químicas generadas por el miedo hacen que aumentemos nuestra energía y nos convierte en adictos a esa situación, a esas emociones con el único fin de reafirmar la realidad de lo que creemos y somos.
Nuestro objetivo habitual es predecir el futuro en base a las experiencias pasadas, esa situación puede llegar a originar patologías mentales que ni siquiera existían, debemos dejar de condicionar al organismo y permitirnos vivir en el presente, ahí estaría parte del cambio.
Agradecimiento a Ricardo Galarza y Pedro Espadas.
RUH

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