Reflexiona sobre esto un momento. ¿Qué tal si cada día fueras consciente de tus pensamientos? La mayoría no lo es. No eres consciente o la forma como hablas. Hablas como un bárbaro, como basura, algo impropio de un Dios. Ni siquiera utilizas las palabras como fuerza. Pero que tal si durante una semana entera observaras tu modo de pensar. ¿Qué tal si llegaras a hacerlo? Ciertamente verías que la imagen que se necesita para crear la vida del modo como la estás experimentando es un tren de pensamientos. Entonces, ¿qué tal si cambiamos la imagen? Si cambiamos la imagen, cambiamos la realidad. Así de simple es. De modo que te voy a enviar un magnífico mensajero que te hará muy consciente de tu pensamiento durante una semana. Que así sea.
Cuando te dije: «Ve y piensa en tres cosas que quisieras tener», ¿qué te dije que hicieras? Dije «piensa».
Entonces te sientas allí y le dices al cerebro: «Saca los archivos. ¿Qué es lo que queremos? Queremos, queremos, queremos... Vamos a ver. ¿Qué queremos? Oh, ¿queremos?». Tu cerebro está formando pensamientos. Primero se te ocurrió algo y después trataste de pensar en otras dos cosas. ¿No es interesante que tengas que tratar de pensar en lo que quieres? Si se te apareciera un genio no podrías modular palabra durante cinco minutos. Puedes tener cualquier cosa que quieras. Siempre es más seguro decir: «Si puedo tener cualquier cosa que desee, entonces quiero todo lo que desee después de esto, porque es lo único que se me ocurre en este momento».
El cerebro te proporciona imágenes. Cuando decidiste lo que querías, tuviste que instar al cerebro amarillo a que empezara a crear. Luego él te dio una imagen. ¿Y sabes qué hiciste? Pensaste sobre la imagen. ¿Sabes qué más hiciste? Juzgaste la imagen. «Oh, eso nunca sucederá, no lo merezco, es demasiado. Sé realista.»
Eso es lo que yo estoy tratando de decirte: sé realista. Colocaste una imagen y luego la analizaste. ¿Cuántos de vosotros hicisteis eso? ¿Cuántos analizasteis lo que queríais? ¿No te parece que eso es un mal uso del análisis, sabiendo lo que ahora sabes? Qué tal si crearas algo, no lo juzgaras y dijeras: «Esto es lo que quiero». ¿Qué sucedería? ¿Piensas que lo obtendrías? ¿Qué sucedería si lo juzgaras? Si empezaras a analizar este holograma, ¿qué sucedería? No lo obtendrías. ¿Sabes por qué? Porque está siendo analizado.
Aunque esté allí, no se le permite hacer nada porque está siendo juzgado y sopesado. Se reflexiona sobre él, se habla de él, nunca se lo deja tranquilo. Mientras esté bajo análisis, nunca se manifestará. ¿Cuántos entendéis eso?
De modo que piensa en el cerebro amarillo como un arquetipo, un distribuidor de imágenes que coloca justo aquí (lóbulo frontal). Todo lo que llega hasta aquí está de acuerdo con esta entidad (Punto Cero); siempre. Y por la puerta trasera de tu cerebro entra la energía que viene a través del Kundalini para darle a esto credibilidad total. Sin energía no va a ninguna parte. Si lo aceptas, le das la energía más poderosa. Si empezamos a discernirlo, limitamos su energía, se la quitamos.
Ahora, la gran felicidad que hay en este conocimiento es que cuando entiendas cómo funciona tu cerebro, cómo afecta la energía y la realidad, entonces te será evidente que si funciona para una cosa, puede funcionar para cualquiera. No hay ninguna ley escrita que prohiba el uso de aquello que está escondido. Tú lo creas todo.
No hay nada imposible para ti, una vez aprendas esta ciencia y esta disciplina. Lo triste es que algunas personas nunca lo aplican; son demasiado perezosas. Pero funciona. Y si puedes manifestar una pluma, puedes manifestar la capacidad de ser el Cristo porque es la misma energía en todas las áreas.
Y cuando tengas la oportunidad, quiero que salgas a dar un paseo, llenes tus pulmones, que leas y que descanses. Y resume cada uno de tus tres deseos en una palabra.
Te amo inmensamente. Lo merezco. Eso es todo.
RAMTHA
Extracto de GUÍA DEL INICIADO PARA CREAR LA REALIDAD
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