Dice un viejo cuento Sufi que cuando un niño está en el seno de su madre tiene todo el conocimiento del mundo. Sabe cuántas estrellas hay en el firmamento, cuántas gotas hay en el mar y cuántos granos de arena en el desierto. Conoce los misterios del cielo y las estrellas, y conoce hasta la última letra de la Torah. No hay misterio sobre la faz de la tierra que desconozca, ni misterio en el cielo o en el mar que no pueda resolver.
Pero cuando está a punto de nacer, su ángel de la guarda baja del cielo y colocando un dedo sobre sus labios sella todo su conocimiento dentro de él, y le susurra una sola palabra: Aprende.
Y si nos perdemos... ¿qué hacemos?
Nada porque quien tiene fe nunca se pierde.
Cada uno usa su don más preciado para encontrar su Camino. En tu caso es tu voz. Canta hijo mío, y ya verás como el Camino aparecerá ante ti.
(Y el tuyo... ???)
En este gran mundo todos y cada uno de nosotros tenemos una tarea que cumplir, lo demás no importa tanto, siempre que no olvides esto.
Pero si recuerdas todo menos esto, es como si no supieras nada, por esto procura no olvidarlo.
BAB' AZIZ, El Sufi Sabio.
Bóveda de luz
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