Es maravilloso Señor, tener mis brazos perfectos,
cuando hay tantos mutilados, mis ojos perfectos, cuando tantos no tienen luz, mis voz canta, cuando otras mendigan.
Es maravilloso Señor, volver a casa, cuando tantos no tienen donde ir.
Es bueno sonreír, amar, soñar, vivir, cuando hay tantos que odian, lloran y mueren sin haber vivido la vida...
Es maravilloso Señor, tener un Dios para creer, cuando tantos no poseen una creencia.
Es maravilloso, sobre todo: tener tan poco que pedir y tanto para agradecer.
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