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Jul 06, 19
VISIÓN ESPIRITUAL
Desde
Micronesia, compuesta por tres archipiélagos de origen volcánico en el
Océano Pacífico al norte de la Papúa, llega la fuerza divina que
encontramos este mes: Lugeilan. Es una deidad masculina, que viene del
cielo, que bajó a la tierra para portar el conocimiento. En particular,
Lugeilan se centra en tres enseñanzas: la agricultura, el tatuaje y el
arte del peinado. Su nombre está asociado a la palma de coco. De su
unión con una mujer mortal – que según algunos mitos, y de forma similar
a muchas otras tradiciones religiosas, es fecundada por arte de magia –
nace Olofat, dios a su vez y, como veremos, hijo bastante “desafiante”,
un trickster god (dios bromista), un dios burlón.
Cuando
nuestros antepasados aprendieron el arte de la agricultura y abandonaron
la vida nómada, asentándose en las zonas más fértiles, donde podían
cultivar los frutos de la tierra y criar animales, surgieron los
primeros pueblos, que se convertiron en ciudades, donde desarrollaron la
escritura, el arte, la civilización. Es el propio Lugeilan, en la zona
que preside, quien desencadena este proceso y no es casualidad que él y
su hijo sean considerados los fundadores de la sociedad humana.
Esto es
suficiente para hacer de él una figura fuertemente inspiradora, para
soñar, para pedirle los secretos para crear civilizaciones y compartir
conocimientos. Para ello, Lugeilan crea tatuajes y el arte del peinado, y
les da valor y significado, como símbolos de la cultura del pueblo. A
través de los tatuajes, el ser humano cuenta historias míticas,
entretejiendo los acontecimientos colectivos con los personales,
haciendo que se conviertan en parte de su cuerpo y llevándolos con él a
través del tiempo de su vida. De esta manera, el tatuaje le permite
extender su presencia energética en planos más amplios de existencia.
Las
puertas a estas dimensiones sólo pueden ser abiertas por un dios. Y para
comunicarnos con él, necesitamos el cabello, antenas vivas que sean
cuidadas y dispuestas en diferentes formas para aumentar su potencia,
establecer sus funciones y afirmar el propio estatus en el pueblo. ¿Fue
Lugeilan también la inspiración de Marshall McLuhan, el sociólogo
canadiense que dijo que “el medio es el mensaje”?. Después de todo, para
bromear, notamos que los dos nombres son similares…
Hay un
tercer elemento en Lugeilan que nos hace pensar en el arte de la
transformación, del camuflaje, en el sentido noble y creativo del
término. Lugeilan, que como hemos visto es rico en propiedades y
encanto, es más conocido por ser el padre de Olofat. Este último,
tratando de subir al cielo, del que es originario, consigue contrariar a
todos sus parientes, que lo echan, lo combaten y lo matan. Lugeilan lo
lamenta profundamente; aunque es consciente de la presunción de su hijo,
pero lo resucita y obliga a los otros dioses a hacerle un sitio en el
cielo. Esta es también una analogía interesante con otras religiones que
nos son familiares: un niño divino que muere y luego regresa.
Y tú que
nos lees, ¿Qué sientes sobre tu cabello? ¿Tienes algún tatuaje en tu
cuerpo? ¿Qué historias cuentan? ¿Y qué historias te cuentan los signos
en tu piel? ¿Tus lunares, cicatrices, líneas de expresión? Mírate con
ojos nuevos, como si estuvieras leyendo la historia de un héroe a través
del mapa de tu cuerpo.
Stambecco Pesco
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