Abrid los ojos hacia vosotros mismos y mirad en el infinito del espacio y el tiempo. Oireis que alli vuelven a resonar el canto de los astros, la voz de los numeros y la armonia de las esferas. Cada sol es un pensamiento de dios y cada planeta una forma de ese pensamiento, y es para conocer el pensamiento divino que vosotras almas descendereis y remontareis penosamente el camino de los siete planetas y de los siete cielos suyos. HERMES TRISMEGISTO


Lo que la oruga ve como el final de la vida, el maestro lo llama una mariposa. RICHARD BACH

DEDICATORIA

Allí, donde habitan las mariposas, lo hacen tambien las hadas y los angeles, la verdad y la ilusion, la alegria, el amor, la dulzura y la fantasia; los mas bellos sueños y la esperanza.

Es el lugar donde los rios son de miel y las montañas de plata y diamantes; donde los seres alados bailan moviendose al ritmo de la musica de George Harrison y el aroma del Padmini; donde puedo descansar en grandes almohadones de plumas tejidos con hilos de seda y oro. Es mi refugio, y el de muchos que sueñan encontrarlo, sin saber aún que son mariposas.

Este blog esta dedicado a todos ellos y ojala puedan disfrutarlo como parte de su camino hacia el lugar donde habitaron o habitaran algun dia


Parameshwary
Enero 2009


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los cuatro acuerdos de la sabiduria Maya

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miércoles, 7 de marzo de 2018

LEER POESÌA


El lenguaje distorsionado, las voces sordas, el griterío fragmentado, la zafiedad posteada, el linchamiento cobarde, las palabras laceradas, el significado perdido. Es tiempo de leer poesía. La rebeldía a la masa es la comunión con el silencio, la rebeldía a la ignominia es la reunión con la frase lenta, sentida, meditada. Es tiempo de leer poesía. Dejar de responder para escuchar, esperar a que las palabras reposen y adquieran su ritmo, su musicalidad. El tiempo no se lleva las palabras, al contrario, las arraiga, una vez sembradas se repiten y nos representamos a nosotros mismos con frases vacías, frívolas, hirientes, de sonidos torpes, usamos un lenguaje que se degenera.
Las palabras aman y desprecian, las palabras somos nosotros, depositadas en la psique, en el alma, en la costumbre, las sacamos en el parloteo incesante de la cotidianeidad, creemos que la mente olvida y no es así, aprendemos de lo indecible y lo repetimos. Leer poesía nos regresa a la fe en el lenguaje, a su cauda de significado, a su estancia con lo que somos. Dar forma a las imágenes de esas emociones que no alcanzamos a entender, recrearlas en un poema y verlas, explicarlas, vivirlas. Dar la espalda a la inmediatez de las respuestas, de las exigencias mediáticas y esperar a que la poseía nos habite, sea el plano de lo real que ya no vemos, que desaparece entre la obscenidad de las redes, del mentiroso reactivo “nuestro tiempo”. La poesía es el tiempo, la metáfora, la realización de un espacio en palabras que podrían describir otro espacio, el escándalo de ser la misma frase que escribió el poeta hace cien o mil años, y no ser la frase que alguien vomitó hace unos segundos.
 La palabra es mucho más, es un arma describe lo más profundo y doloroso, que nos significa y da vida, la voz humana es una cadena de experiencias, y cada frase se une a los eslabones de nuestra biografía. La sociedad vociferante viola a las palabras, ensucian el compromiso que tenemos con el lenguaje, con ese imborrable espejo de nuestra existencia. Lo que hemos dicho y lo que hemos callado se queda en nuestro rostro, leer poesía, respirar en esas líneas que fueron guiadas por emociones y horas, nos habita la mirada y el silencio. La realidad que se ve desde la poesía no puede verse desde la grosera voz que lanzan las redes agazapadas en el grito cobarde. Es tiempo de leer poesía, de darle a la vida la construcción lenta y dolorosa de la fe, de le entrega, del camino que va en sentido opuesto a la frenética respuesta de la masa.

La poesía no avanza, se detiene, las frases milenarias permanecen, la modernidad, la actualidad, no es de la poesía. Hemos llorador y ansiado lo mismo desde que recibimos el inexplicable y prodigioso designio de estar aquí, cada día, cada milenio sentimos lo mismo. El poema lo sabe, lo dice y lo conserva. Dejemos que la actualidad agonice ahorcada por el hambre de zafiedad de la masa, descansemos en la poesía, mientras las metáforas siguen su eterna voz, la masa ensordecida se asesina a cada instante. Es tiempo de leer poesía. 

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