El yacimiento de Jebel Irhoud, de 300.000 años, desplaza la cuna de la humanidad al norte de África y retrotrae en 100.000 años el origen del hombre moderno
Nuestra especie, Homo sapiens, podría ser 100.000 años más antigua de lo que se creía, o por lo menos esa es la conclusión de un equipo de paleontólogos tras analizar restos fósiles de cinco humanos de hace entre 300.000 y 350.000 años hallados en el yacimiento de Jebel Irhoud, Marruecos, una cueva situada a unos 100 km. al oeste de Marrakech.El yacimiento marroquí se conoce desde 1960, cuando unos mineros se toparon con cavidades habitadas en el Paleolítico. Entonces se desenterraron varios fósiles humanos, asociados a afiladas herramientas de sílex. Los restos se dataron en aquel entonces en 40.000 años y luego en 160.000 años.
Los hallazgos representan los restos más antiguos que se conocen hasta ahora de Homo sapiens y sugieren que los procesos evolutivos que llevaron a la aparición de los humanos modernos pueden no haber estado confinados, como se creía, al este de África.
Antes de este descubrimiento, los fósiles más viejos de Homo sapiens datados con seguridad eran los hallados en el yacimiento de Omo Kibish, en Etiopía, con una antigüedad de 195.000 años.
Y hasta ahora la mayoría de los paleontólogos creía que todos los humanos actuales procedemos de una única población que vivió en el este de Africa hace unos 200.000 años, aunque no estaba muy claro si nuestra forma de ser humanos surgió con rapidez en ese momento o si, por el contrario, se desarrolló de forma gradual durante los últimos 400.000 años.
En palabras de Hublin, “solíamos pensar que había una cuna de la Humanidad hace 200.000 años en el este de Africa, pero estos nuevos datos revelan que Homo sapiens se extendió por todo el continente africano hace cerca de 300.000 años. Mucho antes de que Homo sapiens se dispersara fuera de Africa, hubo una dispersión dentro de África“.
Para establecer una cronología precisa de los restos, los investigadores aplicaron el método de datación por termoluminescencia a fragmentos de pedernal caliente hallados en los mismos depósitos. Y el resultado fue que los pedernales arrojaron una edad superior a los 300.000 años, empujando cien mil años atrás los orígenes de nuestra especie.
“Los yacimientos bien datados de esa época -afirma por su parte Daniel Richter, experto en geocronología de Instituto Max Planck- son excepcionalmente raros en Africa, pero tuvimos la suerte de que muchos de los artefactos de pedernal de Jebel Irhoud habían sido calentados en el pasado, lo que nos permitió aplicar en ellos la datación por termoluminiscencia y establecer una cronología consistente para los nuevos fósiles humanos y las capas de terreno justo por encima de ellos”.
Rasgos faciales y dentales
El paleontólogo Jean-Jacques Hublin y sus colegas analizaron los fósiles y lograron identificar en ellos numerosos rasgos faciales y dentales que los alineaban con los humanos modernos. Los restos de Jebel Irhoud sugieren que aquellos humanos pasarían desapercibidos hoy en cualquier calle, siendo prácticamente indistinguibles de los seres humanos actuales.No obstante la similitud de sus rasgos, poseían una morfología neurocraneal y endocraneal más primitiva. Su cráneo, era más achatado que el de los humanos modernos.
“Nuestros hallazgos -afirma Philipp Gunz, otro de los miembros del equipo- sugieren que la moderna morfología facial humana se estableció muy al principio de la historia de nuestra especie, al contrario de la forma cerebral, y posiblemente de la función cerebral, que fue evolucionando dentro del linaje Homo sapiens”.
Además, la morfología y la edad de los fósiles de Jebel Irhoud corroboran la idea de que un enigmático cráneo parcial hallado en Florisbad, Sudáfrica, es también un representante temprano de Homo sapiens.
Las herramientas
Shannon McPherron y sus colaboradores demuestran que las herramientas asociadas a los fósiles son típicas de las culturas africanas de la Edad de Piedra intermedia. Los fósiles fueron encontrados en depósitos junto a huesos de animales (principalmente gacelas) que mostraban claras evidencias de haber sido cazados.
En cuanto a las herramientas, predominan las formas puntiagudas y la mayoría de ellas están fabricadas en silex de alta calidad. Los conjuntos de artefactos de la Edad de Piedra intermedia como los de Jebel Irhoud se encuentran por toda Africa, y los investigadores creen que nos hablan de una adaptación que permitió a Homo sapiens dispersarse por todo el continente.
“Los artefactos de piedra de Jebel Irhoud -afirma McPherron- son muy parecidos a los hallados en depósitos de edad similar en el este y el sur de África. Es muy probable que esas innovaciones tecnológicas estén vinculadas al surgimiento de Homo sapiens”.
Voces en contrapunto
La opinión de la paleoantropóloga María Martinón Torres, investigadora del University College de Londres, es que el hallazgo de Jebel Irhoud “cubre un vacío bastante importante sobre el origen de Homo sapiens”, sin embargo, es escéptica con la clasificación.“Lo que no tengo tan claro es que podamos llamarlos Homo sapiens, porque todavía no tienen las características que definen a los humanos modernos, como el cráneo alto y el abombamiento parietal, que sí están presentes en otros Homo sapiens arcaicos, como los de los yacimientos de Qafzeh (Israel) o incluso el de Herto (Etiopía)”, expone Torres.
“Homo sapiens era hasta ahora la especie sin pasado, aparecía como de la nada en el registro fósil africano hace 200.000 años”. Para Martinón Torres, lo de Jebel Irhoud son “presapiens”, hasta que se demuestre lo contrario.
El genetista Carles Lalueza-Fox, uno de los mayores expertos mundiales en ADN antiguo, también recela de las conclusiones de Hublin. “Que haya restos parecidos a los primeros Homo sapiens no es incompatible con el hecho de que todas las estimaciones genéticas siguen situando el origen de la diversidad genética actual en unos 200.000 años”, opina.
Lalueza-Fox, genetista del Instituto de Biología Evolutiva de Barcelona, cree que el concepto de especie es algo arbitrario. “El panorama del ser humano en África en los albores de nuestra especie es mucho más complejo de lo que habíamos pensado. Probablemente coexistieron formas muy diversas con morfologías más o menos modernas junto con otras más primitivas, y sin duda por todo el continente”, hipotetiza.
Por otra parte, el antropólogo británico Chris Stringer y su colega Julia Galway-Witham lo tienen claro: los restos de 300.000 años hallados en el yacimiento de Jebel Irhoud son “los fósiles de Homo sapiens más antiguos”.
En un artículo de análisis publicado en la revista Nature, Stringer y Galway-Witham, del Museo de Historia Natural de Londres, animan a revisar las actuales ideas sobre la evolución humana en África.
Los fósiles de Jebel Irhoud “pueden iluminar la evolución de nuestra especie de manera equivalente a cómo los fósiles de neandertales tempranos de la Sima de los Huesos, en Atapuerca, han proporcionado información sobre el desarrollo de los neandertales”, escriben los autores en Nature.
Hace 430.000 años, al menos 28 niños y adultos quedaron sepultados en una cueva de la Sierra de Atapuerca, en Burgos. Su ADN muestra un parentesco cercano con los neandertales. Y sus restos han iluminado la vida de esta especie, prima de los sapiens.
En resumen, los descubrimientos de Marruecos arrojan una nueva luz sobre la evolución de Homo sapiens, y demuestran que la especie a la cual todos nosotros pertenecemos evolucionó y se dispersó mucho antes de lo que se creía hasta ahora.
Fuente:
- http://www.abc.es – Autor: José Manuel Nieves
- https://elpais.com – Autor: Manuel Ansede
-
http://www.nationalgeographic.com.es – Autor: Alec Forssmann
- https://www.nature.com – Publicada online el
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