Todas
las culturas de alguna manera han reflejado en los Laberintos una
prueba que debía resolverse tanto dentro como fuera del Iniciado. Un
desafío que en nuestros días también tiene su significado tanto
simbólico como un proceso que ocurre en nuestro psiquismo y en nuestra
dimensión física/biológica, que nos permite acceder a un estado al que
denomino, de “evolución consciente”
En
los diferentes viajes que realicé en estos años a distintos lugares
sagrados, me he llevado la sorpresa de encontrar antiquísimos laberintos
(y otras veces no tan antiguos), También pude escuchar las diferentes
explicaciones de los lugareños sobre su origen y motivo de construcción,
haciendo referencias a antiguos mitos y en otros lugares el objetivo
de estas construcciones quedó en el olvido, siendo en muchos casos
simples atracciones turísticas.
¿Dónde podemos encontrar estos Laberintos?
La
respuesta es más sencilla de lo que parece, no hace falta viajar mucho…
Así como en nuestra naturaleza interior tenemos nuestro propio Templo
también tenemos nuestro propio laberinto del que tenemos que salir, pero
antes debemos llegar al centro creando un espacio de convergencia.
No nos enredemos… vallamos por partes, ya se habrán dado cuenta que nuestro laberinto es nuestro propio cerebro,
en su morfología bien lo representa, pero más en su intrincada relación
de sinapsis con información muchas veces contradictoria. Ya sabrán que
cada hemisferio cerebral cumplen funciones diferentes, el izquierdo se
encarga de los aspectos lógicos y el derecho de lo creativo. Por nuestra
educación tendemos a utiliza más el lado lógico del laberinto, digo..
del Cerebro, quitándole el espacio a la función creadora como verdadero
potencial no explorado. Quedando perdidos en los pasillos de nuestros
pensamientos racionales.
¿Pero qué representa un Laberinto realmente?
Nuestro
laberinto (cerebro) en el cual estamos atrapados, representa el desafío
de encontrar el punto de convergencia o salida que nos permita acceder a
otro tipo de conciencia expandida. Representa un mapa que debemos
literalmente “descubrirnos” (no descubrirlo) desarrollando y conectando
ambos lados o hemisferios, hasta equilibrarlos, así lograr abrir esa
Puerta.. que no está visible desde la razón o la lógica.
Seguramente
por esta razón Albert Einstein dijo: “No podemos resolver problemas
usando el mismo tipo de pensamiento que usamos cuando los creamos”.
Ya veremos que no solamente para resolver problemas necesitamos salir del laberinto…
¿Por dónde se sale del laberinto?
Esa
pregunta encierra la clave para comenzar a delinear una estrategia para
dejar el laberinto que nos mantiene atrapados en la dualidad y en las
falsas promesas de felicidad. Debemos llegar al centro de nuestro
laberinto y lograr cambiar de perspectiva… dejar de ver el laberinto en
2 dimensiones para lograr verlo en 3D.
Pero
para ello necesitamos ver nuestra situación desde otro ángulo,
“salirnos de la escena” y subirnos a la “montaña” para entender donde
estamos atrapados y comprender por donde salir… Esto era conocido por
los chamanes cuando recurrían al don de la “Visión” o como aquellos
místicos que llegaron a la “Iluminación” logrando ver la totalidad y no
los fragmentos de un rompecabezas. Debemos hoy alcanzar ese nivel e
Maestría.
Por esta razón, del
laberinto se sale mirándolo desde un nivel más alto. Es decir se sale
por Arriba. Para ello tendremos las señales que irán apareciendo y
debemos aprender a reconocerlas.
¿Y después qué…?
Una
vez que logramos conectar ambos hemisferios cerebrales entre sí,
estaremos en condiciones de cruzar el Puente que nos conduce al Corazón,
sin interferencias, accediendo a una espiral ascendente que nos
permitirá subir una octava superior hacia un estado de conciencia
expandido, habiendo integrado no solo los hemisferios cerebrales sino
que habremos equilibrado nuestra energía eléctrica y magnética, entonces
sentiremos que estamos comenzando a recorrer nuestro Camino de Regreso.
Hacia la Fuente Creadora de donde provenimos.
Christian Franchini
Grupo Gnóstico Millenium
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