La meditación es el entrenamiento metódico de la atención,
que debe ser complementada tratando de estar más atento en la vida
diaria. La atención debe apoyarse en la virtud o genuina ética y en el
entendimiento correcto y penetrativo o Sabiduría. No basta la atención
por la atención, porque nadie está tan atento como un ladrón robando o
un torturador torturando. La atención se inspira en la virtud y va
desarrollando la visión lúcida o sabiduría.
La atención nos ayuda en cualquier
momento y circunstancia de la vida y hace más precisa y brillante
cualquier actividad que llevemos a cabo. Es la luz, el filtro y el
custodio de la mente. Mediante ella podemos estar atentos a lo que
sucede fuera de nosotros, pero también a lo que acontece en uno mismo.
La atención ayuda a estar autovigilante y regular las conductas mental,
verbal y corporal.
En las últimas décadas la persona que más investigó y más hondamente escribió sobre la atención fue el venerable Nyanaponika Thera,
al que visité en diferentes ocasiones en su ermita en Forest Hermitage
(Kandy. Sri Lanka) y entrevisté largamente, para incluir dichas
entrevistas en algunas de mis obras. Nyanaponika era un monje
germanocingalés, que nos ha dejado obras verdaderamente importantes y de
irremplazable lectura para los interesados por la atención, el denominado mindfulness, la meditación o la trasformación interior. Se encargó de traducirlas, con toda minuciosidad y amor, Almudena Hauríe Mena,
que era la persona idónea para llevar a cabo esta labor, dado que en su
persona confluyen sus amplios conocimientos de budismo y de inglés.
Entre las obras de Nyanaponika, todas muy dstacables, sobresale “El Corazón de la Meditación Budista”
(Editorial Ela), donde el autor hace una minuciosa investigación sobre
la atención y su alcance liberatorio. Mediante el asiduo entrenamiento
de la atención se desarrolla la lucidez o clara comprensión. Son muy
sabias las palabras de Santideva:
“Hay
que estar atento para que la mente, que parece un elefante en celo,
esté siempre sujeta al poste de la calma interior. Hay que estar atento
para examinar a cada instante la condición de la propia mente”.
Al ir entrenando metódicamente la
atención, ésta desencadena la denominada “comprensión clara”, de la que
tan poco se habla, y que sin embargo es imprecinsible para poder ver y
penetrar las cosas como son y que es la que resulta realmente
transformativa. El cultivo de la atención tiene como finalidad última
desarrollar esa visión profunda y transformativa que es la sabiduría. Lo
que no transforma es de escaso valor. Volviendo a Santideva, éste
aseveraba:
“Una
mente desprovista de comprensión clara es como un colador; no puede
retener en la memoria lo que ha aprendido, pensado o meditado”.
La comprensíón clara permite ver las raíces del sufrimiento
e irla debilitando. Es una energía de lucidez que elimina los velos de
la mente y permite la visión clara que conduce a la acción correcta y
diestra.
Para el cultivo y desarrollo de la
atención y subsiguientemente de la comprensión clara, se practica la
meditación denominada de “visión penetrativa”, que toma como objeto de
atención todos los procesos psicofísicos que se desenvuelven en uno
mismo: sensaciones, percepciones, contenidos psicomentales y
consciencia. Esta atención está libre de juicios y prejuicios y debe
aplicarse con la máxima ecuanimidad,
sin estar a favor o en contra de lo que se experimenta. Va permitiendo
la captación directa de la insatisfactoriedad, la transitoriedad y la
provisionalidad del ego.
En la medida en que uno ve las cosas
como son, sin interpretarla egocéntricamente, se produce una honda y
real transformación interior y se obtiene otra manera de ser más
equilibrada, y no tan condicionada por el ego. Para Nyanaponika, como
para los auténticos maestros de meditación budista, hay asimismo que
cultivar la virtud o ética genuina. Mediante el cultivo de la virtud y
de la concentración de la mente, va desencadenándose la visión penetrativa o Sabiduría y se rasgan los velos de la ignorancia básica de la mente, que son causa de gran sufrimiento.
Ramiro Calle
Centro Shadak
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