
Anahata representa la felicidad y la armonía del amor incondicional; del amor sin deseo, Anahata es la morada de la misericordia-
Cuando amamos incondicionalmente, transcendemos los dominios más groseros y egocéntricos para irrumpir en las delicadas regiones de la compasión y del espíritu.
Anahata es pues un chakra de tránsito, hemos realizado los elementos individuales, personales y nos comenzamos a proyectar en la dimensión transpersonal, más allá del "si mismo" concreto.
El regalo de ese "servicio desinteresado", de esa "compasión sincera" es el júbilo inmenso que se produce en nuestro corazón.
Ya no son los anhelos individuales; ni el amor-pasión del objeto sexual; ni tampoco un amor institucionalizado al abrigo del personalismo o la secta cerrada, si no un amor irradiado hacia todo lo que nos sale al paso, como si fuésemos consciente de la sacralidad de todo el Universo, un amor "que nos sale de dentro" porque es un estado del Ser-
La conciencia y apertura de los chakras inferiores han propiciado la necesaria tranquilidad y liberación psicofísica que nos permite gozar de la vida. ¿Pero, como disfrutar de la vida sin amor y compasón?
Y es que el organismo humano, aún siendo aparentemente unitario, es algo interrelacionado y la verdadera plenitud no puede obtenerse sin la fluidez en la expresión de nuestros sentimientos y la comprensión de los sentimientos de los demás, en amorosa unión con todos y con todo.
Cuando despertamos Anahata, comenzamos el camino de la sabiduría verdadera, pues conocimiento sin compasión no es sabiduría-
Nuestro mundo es básicamente un "mundo de relaciones" y desgraciadamente lo que impera actualmente es: el individualismo, la competición, el egoísmo y la consecución de lo que se llama "éxito" sin importar a qué coste.
Pocos son capaces de comprender la "fuerza del amor" cuando se produce desde la sinceridad, la espontaneidad, y desde el fondo del corazón.
Anahata es, esa apertura honesta a los demás, transcendiendo nuestras corazas, nuestros miedos y estableciendo unas relaciones interpersonales desde la generosidad y la comprensión a fin de compartir esa verdad fundamental de que todos somos, como decía Albert Schwitzer: "vida entre vida que quiere vivir". Y el amor no es sino la expresión más profunda y humana de lo que debiera ser la auténtica convivencia.
Revista de la Asociacion Nacional de Practicantes de Yoga.
No hay comentarios:
Publicar un comentario