En este singular 2020 seguimos quemando etapas.
El Sol llega al final del signo de Géminis y entra en Cáncer el sábado 20 de junio, a las 21:45 UT (23:45 hora de España).
Casi siete horas después la Luna lo alcanza y al estar en la proximidad del eje nodal, su sombra pasa sobre la Tierra provocando, a nuestra percepción, un eclipse anular de Sol.
En tanto somos hijos y dependientes del Sol, su oscurecimiento siempre es motivo de inquietud. Y aunque este eclipse es menor que el que tendrá lugar el próximo diciembre, a cambio sucede en una zona del zodíaco de especial significado.
Los solsticios y equinoccios son los cuatro puntos singulares de la intersección de la aparente órbita solar, lo que en la tradición astrológica también se denominan las 4 puertas del año.
Esta puerta, cuando el Sol alcanza su máxima latitud norte, el trópico de Cáncer, se asocia con las aspiraciones humanas a un mundo mejor, basado en la responsabilidad de cuidar y cuidarse. Es momento de manifestar atención y cuidados, proporcionar nutrición, atención y mimos a todos los procesos y seres que lo precisan y están a nuestro cargo. Y el primero, más cercano y con el que mayor responsabilidad tenemos, es con nuestro propio cuerpo, herencia de un linaje de millones de años que nos permite la experiencia de vivir.
Nuestro cuerpo biológico es la base. El tuyo, el mío, el de todos. Es el momento de cuidarlo como a un tesoro irremplazable.
El ciclo que nos ha traído hasta aquí es el de los cuidados y atenciones de otros, por generaciones que se pierden en el horizonte temporal, o mejor aún, como raíces que basadas en la tierra y en el tiempo, sostienen nuestra existencia actual.
El mandato es simple. Cuida a quienes aún no se pueden cuidar, hasta que puedan hacerlo por sí mismos.
Cuida a quienes ya no se pueden cuidar, porque sientes agradecimiento por todo lo recibido.
Este es también el tiempo del símbolo básico de la cultura humana. Cultura significa cultivo, cuidado, atención. Y la humanidad (deficiencias aparte) es un milagro de supervivencia gracias a los cuidados. Cuidados de las madres, de los padres, de los que atienden a las necesidades de los demás y de quienes saben cuidarse a sí mismos.
Porque la maternidad no es solo una cuestión biológica o reproductiva. Es una actitud, un modo de apoyar la vida en uno y en los otros.
La supervivencia humana también debe de ser respetuosa con el padre/madre naturaleza, base de las bases que nos permite ser.
Y detrás de todo concepto de cuidar está la poderosa fuerza del amor.
Así que, con eclipse o cualquier otra adversidad, es tiempo de tomar conciencia que sólo el amor es lo que nos ha traído hasta aquí y solo el amor es lo que nos permitirá seguir adelante. El amor es una energía radiante que se expande en todas las direcciones desde ese palpitante átomo de oro en nuestros corazones que nos acompaña hasta el fin de los días.
Quizás no podamos comprender el misterio del amor, pero sí podemos experimentarlo, conjugando tres verbos:
Cuidar. Nutrir. Amar.
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