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Joseph Stella
Nació en Muro Lucano, provincia de Potenza, Italia el 13 de junio de 1877.
En 1896 viajó a Estados Unidos, estableciéndose en York, con la
intención de tantos otros europeos en esos años de cumplir el sueño
americano.
Se reunió con su hermano mayor, que años igualmente abandonado su país natal para estudiar medicina.
Como él, Joseph, inició la carrera de medicina, y más tarde inició
farmacología, hasta que la abandonó, cuando decidió dedicarse al arte.
En 1897 ingresó la Art Students League of New York, donde tuvo como maestro a
William Merritt Chase.
Así mismo, compaginándolo con la Escuela, asistió a clases en el estudio de
Robert Henri, uno de «Los ocho» y fundador de la Escuela Ashcan.
Sus primeras obras, nos muestran sobre las deficientes condiciones de
vida en la ciudad, en las que se puede observar una clara influencia de
Rembrandt.
En 1908 le fue encargado realizar una serie de pinturas sobre la ciudad
industrial de Pittsburgh, que utilizarían como ilustración en un estudio
sociológico publicado con el título de «The Pittsburgh Survey».
En 1909 viajó realizó un viaje a Europa, donde contactó por primera vez
con el modernismo, que sería una influencia importante en su carrera.
Tras recorrer Italia, marchó a, donde asistió a la Exposición futurista
que se estaba realizando en la galería Bernheim-Jeune, quedando
impresionado con la pintura de estos, sobre todo de la de
Gino Severini,
Carlo Carrà y
Umberto Boccioni.
En 1912 regresó a Nueva York, y un año más tarde realizó sus primeras
obras futuristas: «Battle of Lights», «Coney Island – Mardi Gras».
En esta última obra, se evidencia el uso de colores caleidoscópicos y de las llamadas
«líneas de fuerza»
que son las causantes de la fragmentación de los objetos, haciendo un
claro énfasis en las ideas del Manifiesto Futurista, que se resumía:
«Todas
las formas de imitación deben ser menospreciadas, y todas las formas de
originalidad deben ser glorificadas…Es necesario hacer limpieza de
temas corrompidos e inútiles para poder expresar el remolino vertiginoso
de la vida moderna, una vida de acero, fiebre, orgullo y temeraria
velocidad…El movimiento y la luz destruyen el materialismo de los
cuerpos».
Sin embargo Stella nunca quiso encasillarse dentro del grupo futurista,
porque a pesar de sentirse identificado con los principios artísticos
del movimiento, no quería que se le asociase con la ideología política
que defendían y promovían algunos de sus miembros más influyentes.
Dentro de este estilo, pintó en numerosas ocasiones el puente de
Brooklyn, tema recurrente y casi un emblema de su obra. Al respecto
diría:
«Me sentí al estar frente al puente, conmovido, como si
estuviese en el umbral de una nueva religión o frente a la presencia de
una nueva divinidad».
La que está considerada su obra maestra y por la que es más conocido es
«Voice of the City of New York Interpreted», pintada entre 1920 y 1922,
es un políptico que consta de cinco paneles, en los que siguió el
modelo de los retablos religiosos, aunque en lugar de santos, pintó
puentes, rascacielos y los elementos tecnológicos de Manhattan.
Fundó y fue director de la Society of Independent Artists (Sociedad de artistas independientes) de los Estados Unidos.
Aunque llevaba muchos años residiendo en el país no se convirtió en ciudadano estadounidense hasta 1923.
Además de su obra futurista, practicó el precisionismo, el cubismo, el
simbolismo, el surrealismo, el dadaísmo y el arte abstracto.
En 1942 su salud se vio afectada por una dolencia cardíaca y por una
caída por el hueco de ascensor de la cual no llegó a recuperarse.
Murió en Nueva York, el 5 de noviembre de 1946, siendo enterrado en el
cementerio Woodlawn Cemetery, situado en el condado del Bronx, Nueva
York.
*Entrada publicada el 13 de noviembre de 2015. Ha sido actualizada y ampliada el 13 de junio de 2020.