FEB 06, 20
VISIÓN ESPIRITUAL
En algún momento de su historia, en una época antigua incluso para los dioses, el sabio Odín, estimado y omnipotente señor de Asgard, soberano de Asgard –el panteón nórdico– fue exiliado por los otros dioses por transgredir sus leyes. En su incesante búsqueda de mayor conocimiento y poder Odín practicó de hecho también la magia negra y el chamanismo, prácticas fuera de la ley y consideradas inaceptables para los otros dioses, que lo exiliaron de Asgard durante nueve años.
Durante ese período, su puesto en el trono de los dioses fue ocupado por Ullr, uno de los más antiguos, sobre el cual existen pocas fuentes documentadas. Ullr, Ullero u Ollerus en la versión latina de su nombre era un dios benévolo, luminoso y ordenador de las cosas, estrechamente relacionado con el mundo invernal. Su nombre está conectado al significado de “esplendor” y “gloria”. Cuando Odín decidió regresar, desterró a Uller y se le perdió la pista para siempre…
El culto a Uller se remonta al período anterior al esplendor de la civilización vikinga, alcanzado en la Edad Media europea entre los siglos IX y XI: Uller fue con toda probabilidad una divinidad muy presente en los corazones de las poblaciones del norte de Europa, pero cuando estas comenzaron su difusión por el continente y más allá, hasta los viajes a Gran Bretaña, Islandia y Norteamérica, sus huellas eran ya pocos y su culto ya no estaba activo.
Muchas palabras en lenguas escandinavas y nombres de muchos lugares contienen el sonido “ull”, siendo esto un testimonio de la gran influencia que esta fuerza ha tenido en el pasado.
Uller es el dios del arco y de los esquís, y con ambos objetos está representado en algunas imágenes que lo retratan. Su arco era de madera de tejo, considerado el mejor material por su resistencia y flexibilidad, y lo convertía en el mejor entre los cazadores. Sus esquíes estaban hechos de hueso y nadie sabía volar sobre la nieve –hoy en día hablaríamos del esquí de fondo, una especialidad nórdica– tan rápido como él. Su relación con las fuerzas del invierno era por lo tanto fundamental, inevitable en una región como la que provenía. Inevitable era también que fuese un gran guerrero, pero con una característica: a él se dirigían aquellos que iban a batirse en un duelo, para recibir protección.
Durante mucho tiempo, según los historiadores, nadie busca más/ya la voz de Uller, nadie pide inspiración más/ya a esta sabia fuerza… Es casi como si Uller hubiese querido esconderse en los pliegues de “su” invierno, y desde allí, a través de su infalible arco, enviar a los hombres la señal de su potencia. Su gran e inestimable fuerza es la de la luz que atraviesa las tinieblas y pone orden en el caos que la oscuridad ha creado. Uller representa una fuerza solar que en el corazón del invierno lanza sus dardos de luz para derrotar a las tinieblas y permite a los humanos encontrar el camino correcto. Sus flechas están hechas, como su arco, de madera de tejo, que en la cultura nórdica es la más temida entre las entidades demoníacas y nocturnas.
Hoy en día, Uller es un explorador de situaciones oscuras y, desde otro punto de vista, es un explorador que nos enseña a encontrar el camino incluso donde parece no haberlo. Incluso cuando nos encontramos en las tinieblas, cuando debería haber luz. Uller, que es a la vez una fuerza de la luz y el orden, puede darnos la capacidad de ver con claridad un camino que de otra manera no vislumbraríamos. Hacer simple lo que parece difícil. Hacer lineal lo que de otra manera parece retorcido y acogedor lo que al principio parece inhóspito.
Uller pone en nuestras manos un arco de madera flexible con el que golpear las fuerzas que nos debilitan, que portan oscuridad a nuestro corazón, y pone a nuestros pies unos esquís de hueso con los que deslizarnos sobre todas las adversidades y avecinarnos a las metas que deseamos alcanzar. Uller tiene la capacidad de ayudarnos y lo hace porque le encanta hacerlo. Y en un mundo confuso como el nuestro, lo que sucede por amor genera frutos que duran para siempre.
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