Los siguientes extractos son del libro “
La Paz Interior: el arte de ser calmadamente activo y activamente calmado” por
Paramahansa Yogananda®
Debes poner tu corazón en Dios. Cuanto más busques la paz en Él,
tanto más consumirá esa paz todas tus preocupaciones y sufrimientos.
***
Estás hecho a su imagen. Ni las piedras, ni los obuses, ni las
ametralladoras, ni las bombas atómicas pueden herirte o vulnerarte.
Recuerda: el mejor refugio se halla en
el silencio de tu alma.
Si logras descubrir ese silencio, nada en el mundo será capaz de
dañarte. […] Podrás permanecer imperturbable en medio del estrépito de
mundos en colisión.
Has venido a la Tierra a entretener y a ser entretenido. Por eso
la vida debería ser una combinación de meditación y actividad. Si
pierdes tu equilibrio interior, ése es precisamente el momento en que te
tornas vulnerable al sufrimiento terreno. […] Reaviva la fuerza innata
de tu mente, afirmando: «No me importa qué experiencias se presenten en
mi vida, pues no pueden afectarme: siempre soy feliz».
***
Los santos han descubierto que
la felicidad reside en mantener constantemente un estado mental de paz
imperturbable durante todas las experiencias asociadas a las dualidades
terrenales. Una mente cambiante percibe una creación cambiante y se
perturba fácilmente; sin embargo, el alma inmutable y la mente
imperturbable contemplan, detrás de las máscaras del cambio, el espíritu
eterno.
***
Tanto si la persona se encuentra inquieta como calmada, la vida
siempre seguirá su propio y extraño camino. La preocupación, el miedo y
el desánimo sólo contribuyen a incrementar el peso de las cargas
diarias; la alegría, el optimismo y la fuerza de voluntad aportan
soluciones a los problemas. Por lo tanto, la mejor manera de vivir es
tomarse la vida como un juego cósmico, con sus inevitables contrastes de
derrotas y victorias. Disfruta de los desafíos del mismo modo que lo
harías en el deporte, sin importar si en ese momento eres vencedor o
vencido.
***
Otorga la mayor importancia al cultivo de tu relación con Dios y
tu felicidad interior mediante el despertar espiritual que produce la
práctica diaria de la meditación. Cuando experimentes la perfecta
serenidad de la conciencia del alma, contemplarás a Dios jugando en toda
la creación. Ya no verás el mundo como una pesadilla llena de
problemas, sino como un entretenido espectáculo hecho para disfrutar.
Sonreirás desde las profundidades de tu ser, con una sonrisa que nadie
podrá destruir jamás.
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Practica regularmente la meditación y la comunión con Dios, y
saborearás el vino del gozo y del bienestar todo el tiempo, con
independencia de cuáles sean tus circunstancias externas. Bebiendo el
néctar de la paz interior de las angelicales manos de tu silenciosa
realización, ahogarás las distracciones y las penas de la vida diaria.
***
Dios está presente en el trono mismo de tu paz interior. Descubre
su presencia allí primero y entonces podrás encontrarle en todo aquello
que es bueno y valioso en la vida: en los verdaderos amigos, en la
hermosura de la naturaleza, en los buenos libros, en los pensamientos
elevados y en las aspiraciones nobles. Al encontrar a Dios en tu
interior, comprenderás que todo cuanto te aporta paz perdurable en la
vida está revelándote la eterna presencia de Dios, tanto exteriormente
como en tu interior. Cuando conozcas a Dios como la paz que mora en tu
interior, le percibirás también como la paz que se halla en la armonía
universal de todas las cosas externas.
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