Una segunda definición, casi literaria, pero que pertenece a la esfera de la experiencia de todos, es la del encantamiento: la magia de una sonrisa, de un paisaje, de una obra de arte, es algo que nos transporta a una dimensión distinta respecto a la que nos encontramos; es algo que evoca, aunque solo sea de manera romántica, un estado del ser particular y más elevado.
La tercera es la definición de la ilusión: desde Houdini a David Copperfield, un cierto tipo de mago es capaz de crear un fenómeno evidente, como es el típico de los prestidigitadores, declarando aplicar un truco (que nunca debe ser revelado) .
La definición más clásica, sin embargo, es la que habla de la capacidad de dirigir los eventos según la propia voluntad y el uso del conocimiento apropiado. Esta es la magia en la que algunos creen y otros no, de la que algunos se burlan y otros estudian, de la que algunos temen y otros aceptan supersticiosamente.
Para los damanhurianos, la magia existe ¡y tanto! En todas las cuatro definiciones. Y si la tercera es una magia de salón, emocionante pero fuera de toda lógica –aunque muy divertida para ver y practicar- las otras forman parte de las cosas que son importantes en la vida.
Es importante aprender que todas las áreas del conocimiento son valiosas y merecen ser profundizadas, a fin de comprender mejor el mundo en el que vivimos y poder observarlo con el objetivo ocular más amplio posible. Falco tendía mucho a subrayar que la magia, aunque es un arte delicado y complejo como ningún otro, pertenece a la esfera de las habilidades humanas, como las matemáticas y la poesía.
Al mismo tiempo, no es sólo importante, sino fundamental tener una mente abierta, romántica, llena de emoción por la vida: para captar el encanto de las cosas, no como ingenuos crédulos sino como personas puras y deseosas de ser conducidas hacia la dicha de la armonía y la fascinación del universo.
La capacidad de intervenir en la realidad y tratar de dirigir los eventos es finalmente uno de los ámbitos de investigación en Damanhur, tanto a través del estudio de antiguas tradiciones esotéricas como a través de la experimentación personal. Desde este punto de vista, los damanhurianos creen en la magia y Damanhur es seguramente un lugar mágico.
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