May 17, 20
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VISIÓN ESPIRITUAL
Las Musman
son diosas femeninas tibetanas. No se sabe cuántas son, pero todas
tienen características en común. Cada Musman puede tomar posesión de un
hombre e inspirar sus acciones, hasta el punto de guiarlo en actos
mágicos que de otra manera no podría realizar. Son fuerzas conectadas a
las montañas, a la elevación y al silencio. La representación de una
Musman en el Calendario 2020 tiene un rostro femenino, con características tibetanas
La diosa
está adornada con collares, grandes colgantes y adornos para el cabello.
A veces, la Musman toma la forma de una serpiente, para mimetizarse
mejor con la escasa vegetación de los altos picos del Tíbet.
Las Musman
son fuerzas que unen diferentes almas y vocaciones –representan una
clase de divinidades y no una entidad única– y crean un puente entre
diferentes planos de existencia: son fuerzas divinas femeninas pero los
cuerpos que poseen son masculinos. Y cuando adquieren consistencia
material, lo hacen para realizar acciones mágicas.
Además, a
veces, son representadas como una mujer dormida, que intenta conectar el
mundo de la vigilia con el mundo de los sueños: son una presencia
poética y excitante, que nos hace pensar en la “Bella Durmiente” uno de
los cuentos de hadas tradicionales más famosos de Europa.
Nacido de la
fantasía popular, el cuento de hadas se formalizó entonces por los
grandes talentos como Perrault y los hermanos Grimm. En el siglo XIX,
Pyotr Ilyich Tchaikovsky lo convirtió en un famoso ballet y, en el siglo
pasado, Walt Disney produjo una versión cinematográfica del mismo: un
genio ruso y otro americano, subrayando la capacidad de las Musman para
unir fuerzas diferentes.
Y sobre la
mujer dormida: ¿sabías que el perfil de las montañas detrás de
Damanhur, que representan los primeros picos de los Alpes, dibujan una
figura femenina dormida? Una “Bella Durmiente”, como todos la llaman en
esta área, es testigo de nuestra historia común, y a través de sus
sueños conecta el mundo “de aquí” con el mundo “de allá”. Y lo hace,
como sucede, desde las montañas, su hogar. ¡Incluso hoy, su silenciosa
presencia es tan preciosa! En un mundo hecho de opuestos, de distancia,
de polos que en vez de atraerse entre sí parecen repelerse, la de Musman
es una fuerza que cose, une, conecta dimensiones. Musman deja a cada
uno sus características, respetuosamente, pero se las arregla para
hacernos empáticos con los otros, hasta tejer un resultado común. Musman
no transforma diferentes cosas en una sola, no fusiona energías de
diferente naturaleza en una sola energía, sino que respeta la diversidad
para crear un tejido más complejo y multiforme.
Bajo el
signo de las Musman las grandes migraciones pueden ser la integración de
los pueblos y no la destrucción de la cultura y el sufrimiento; la
competencia en el arte, las finanzas, la cultura puede ser un estímulo
para alcanzar picos más altos de creatividad, y no una búsqueda de
supremacía sobre el otro; en su nombre la enfermedad –un tema
fundamental en este período en todo el mundo– puede ser un momento de
transformación y no de dolor y pérdida.
Por lo
tanto, es un gran deseo escuchar su voz y percibir el consejo que su
intensa mirada, desde la pared en la que colgamos su imagen, nos
transmite. Y podemos adivinar inmediatamente cuál es su mensaje más
fuerte: cuando quiere ayudar a las acciones de los humanos, Musman
infunde energía femenina en un cuerpo masculino.
Nos pide, nos sugiere
que unamos las dos polaridades, femenina y masculina, que están dentro
de cada uno de nosotros.
Usar la
fuerza, la decisión, la acción, que son prerrogativas de los hombres,
dejándose guiar por la inspiración y la acogida, que son prerrogativas
de las mujeres.
De esta manera, podemos permitir que los opuestos se
encuentren y convertir en grandes oportunidades lo que parecen ser
problemas. Podemos transformar el dolor del mundo en esperanza; cada uno
de nosotros puede elegir hacerlo en el pequeño trozo de universo que se
nos ha confiado. Cada uno de nosotros es como una pequeña fuerza que
pertenece a una gran comunidad de fuerzas, que juntas transforman el
mundo.
¿Parece un sueño? Entonces es lo correcto, entonces está bien,
porque Musman está despierta y dormida al mismo tiempo y nunca deja de
hacer su magia.
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