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Arnold Böcklin
Nació en Basilea, Suiza, el 16 de octubre de 1827.Fue uno de los artistas con más fama e influencia en la región germana durante todo el siglo XIX.
Sus obras que cabalgaron entre lo real y lo imaginario, en las que mezcló Romanticismo y simbolismo, fueron enormemente aplaudidas en su época, tras caer en el olvido a su muerte, fueron recuperadas por Giorgio de Chirico y otros artistas del movimiento surrealista, sobre los que ejerció una fuerte influencia, entre ellos el citado de Chirico, Max Ernst y Salvador Dalí.
Se formó inicialmente en Basilea entre 1845 y 1847 y posteriormente en Düsseldorf, en la Kunstakademie, donde coincidiría con Carl Friedrich Lessing y Anselm Feuerbach, donde conoció a Ludwig Andreas Feuerbach.
Aunque comenzó como paisajista, tras sus viajes a Bruselas, Zúrich, Génova y Roma, que conoció a los artistas renacentistas y a la atmósfera del Mediterráneo, le llevó a incluir figuras mitológicas y alegóricas en sus cuadros.
Tras acabar estos estudios oficiales, viajó por varias ciudades europeas vivió un año en Bruselas, y después visitó París, Zúrich, Génova y Roma, entre otras.
En 1850 se instaló en Roma, donde contactó con el círculo de artistas alemanes que residían en la capital italiana, en el que estaban entre otros, Oswald Achenbach y Feuerbach.
La influencia que ejerció en él la cultura clásica y la luz del Mar Mediterráneo, hicieron que sus paisajes se convirtieran en escenarios de temas casi siempre mitológicos y alegóricos,con figuras que representaban seres extraños o misteriosos con los que pretendía personificar las fuerzas de la naturaleza.
Después de siete años en Roma, regresó a Basilea junto a su esposa italiana y mostró varias de sus pinturas en el Kunstverein de Múnich.
El rey Ludwig I se interesó enormemente con sus cuadros, lo que contribuyó de forma considerable convertirle en uno de los más afamados artistas de la época. Así mismo, por estas mismas fechas contactó con el conde Von Schack, que fue uno de sus coleccionistas más fieles y que le proporcionaría numerosos encargos.
En sus cuadros se puede apreciar la influencia y muchas similitudes con la obra de Caspar David Friedrich, estrictamente simbolista, aunque inmersa en el Art Nouveau; sus figuras mitológicas, fantásticas, están plasmadas sobre fondos en los que observamos construcciones clasicistas; en ellas podemos vislumbrar la obsesión que el artista tenía con la muerte, algo que le hizo crear el mundo fantástico que podemos ver en sus trabajos.
Su gran obra maestra, es justamente «La Isla de los muertos», de la que hizo cinco versiones, en las que de alguna forma quiso evocar el cementerio inglés de la ciudad italiana de Florencia, junto al que vivía y en el que fue enterrada su pequeña hija María.
Su pintura además de inspirar a varios compositores tardo-románticos, Rachmaninov entre ellos, influenció a varios e importantes pintores surrealistas, Max Ernst y Salvador Dalí, y Giorgio de Chirico, entre otros.
Después. trabajar a principios de la década de 1860 en la Kunstschule de Weimar, vivió en Roma, París, Basilea y Múnich.
En 1874 se asentó en Florencia, donde frecuentó el círculo del escritor Adolf von Hildebrand y el pintor Hans von Marées.
Gracias a un contrato con el marchante Fritz Gurlitt a partir de 1880, su obra comenzó a ser adquirida con mucho éxito en Berlín y Dresde.
Finalmente, y tras cinco años en Zurich, se instaló en Italia. Desde 1894 vivió en la Villa Bellagio, en San Domenico, cerca de Fiesole, que decoró junto a su hijo Carlo.
Murió en Fiesole, Italia, el 16 de enero de 1901.
En el Museo Thyssen Bornemisza de Madrid podemos ver dos de sus cuadros.
*Esta entrada fue publicada en este blog el 24 de octubre de 2011. Ha sido actualizada y ampliada el 16 de octubre de 2018.
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