Estoy releyendo estos días algunos de los libros de P.D Ouspensky, especialmente “Conscience”, que es una recopilación de 5 lecturas que dio allá por la década de 1930 a sus alumnos, donde hace muchísimo hincapié en que, para el hombre normal, es prácticamente imposible mantenerse “consciente” de si mismo, impidiendo que sean sus facetas del carácter, ego, y sub-personalidades, o programas automáticos de comportamiento, como Gurdjieff los llamaba, los que tomaran el control.
De nuevo, el autómata
Y es cierto. Fue leer esto de nuevo, y darme cuenta que lo estaba haciendo en modo automático. Que otra vez, casi la mayor parte de mi día lo había pasado funcionando a nivel semi-inconsciente simplemente haciendo cosas, actuando y trabajando sin estar “presente”, y sin que mi alma-conciencia se mantuviera siempre en control de la percepción del mundo exterior.
Entonces me acordé de que, en los libros de Carlos Castaneda, especialmente en “The Fire from Within”, creo, Carlos habla y habla de como Don Juan Matus le tiene que dar pequeñas collejas o pequeños golpes, para colocarlo en un estado de “alerta consciente” de forma que pueda asimilar y absorber sus enseñanzas de forma apropiada. Se ha dicho que Castaneda en realidad está explicando las mismas enseñanzas e ideas de Gurdjieff bajo un entorno y lenguaje chamánico y más “exótico”, porque si analizas ambas fuentes, en realidad están contando más o menos los mismos conceptos con diferentes palabras, lo cual tampoco es nada del otro mundo, teniendo en cuenta que todos aprendemos de múltiples corrientes y que solo comparando y experimentando somos luego capaces de transmitirlo con nuestras propias palabras. Si Castaneda estudió a Gurdjieff y luego lo explicó con la simbología que representan las enseñanzas de Don Juan es normal que veamos estos paralelismos entre ambos.
Pero volviendo al tema de estar presente, parece que está claro que uno no puede doblegar a la mente automática por si solo. Se necesitan las collejas de alguien que te guie para recordarte que hemos vuelto a caer bajo el control de la máquina autómata que llevamos y que, de nuevo, hemos dejado de percibir el entorno y vivir en el “presente”, para volver a dejarnos engullir por los procesos mentales que no descansan ni un solo segundo mientras estamos vivos.
La dificultad de mantenerse en el “ahora”
Definitivamente doy por cierto esa afirmación, a la mínima que te descuidas, la mente automática, las subpersonalidades del ser humano toman el 100% del control de la percepción del mundo. Quizás es correcto que sea así, pues en realidad estas personalidades pertenecen al cuerpo físico que ocupamos y el alma solo es un conductor temporal del mismo, pero esto seria el equivalente a pensar que es correcto que los coches o aviones viajen siempre en piloto automático porque tienen buenos sistemas de navegación, lo cual ya no me pinta tan bien. Y sin embargo, es lo que nos pasa en la mayoría de los casos a la mayoría de las personas.
Al haberme dado cuenta de que caigo en modo autómata a la mínima que me distraigo, y como no tengo un maestro al lado que me saque de mi automatismo cuando me descubro en él, he comprendido porque Gurdjieff, y en su Cuarto Camino, hacia tanto énfasis en desmontar esos programas automáticos para que tuvieran menos poder. Todo lo que Echkart Tolle afirma sobre mantenernos en el presente, en su libro “El Poder del Ahora”, es correcto, en el sentido de que es lo que habría que hacer, pero no es lo que sucede en la práctica, al menos no en mi experiencia, porque mientras no seas capaz de reducir el poder de las subpersonalidades que tenemos, estas hunden de nuevo a la conciencia a un estadio de mero acumulador de experiencias trabajando por debajo de los procesos mentales.
Descubrir tus programas automáticos
Pero como todo sirve de aprendizaje, esta idea me ha permitido ponerme con mas énfasis a descubrir cuales son mis programas automáticos predominantes. Han salido 12 de ellos, asociados a diferentes formas de comportamiento y energías, evidentemente la mayoría con una etiqueta que podríamos llamar “negativas”, ya que son programas basados en miedos, limitaciones y autoprotección. El descubrir que por ejemplo una subpersonalidad mía latente vibra principalmente a la frecuencia de la desconfianza, me ha hecho darme cuenta cuando, ante según que situaciones o personas, se activa, haciéndome “dudar” sobre lo que tengo delante y ser muy prudente. ¿Es malo? No de por si, cumple su función concreta de protección, pero si que bloquea al alma que puede percibir a esa persona o situación de forma muy distinta, y por ende, tendería a reaccionar de otra forma si no se ejecutara el programa automático de desconfianza (o el que sea, tenemos unos cuantos de estos), de forma instantánea.
El conjunto de todos estos miedos y personalidades dispares, en muchos casos, forman el lado oscuro de cada uno de nosotros, ese lado de nuestra personalidad que no sabemos en muchos casos que tenemos, precisamente porque es un lado automático, programado para que funcione sin que el conductor del vehículo haga nada por controlarlo. A nivel energético, el problema es cuando estas personalidades autómatas toman vida propia a nivel del cuerpo mental o del cuerpo emocional, y entonces esta subpersonalidad, que a priori eran solo unas estructuras y procesos mentales a nivel de subconsciente con un cierto poder, toman semi-control del sistema energético en cuanto a emociones y patrones mentales. Afortunadamente, esto se puede limpiar, y usando herramientas que seguro que el mismo Gurdjieff usaba, me he puesto a ello.
Quien está ahí dentro
Lo primero es identificar claramente esas personalidades principales, esto solo se puede hacer tras una larga auto observación de ti mismo, y anotar los comportamientos automáticos que te descubres en los pocos momentos de lucidez y de estar presente que tenemos. Haz la lista. Averigua que tipo de facetas del carácter tienen mas fuerza en ti.
Luego no hay más que hacer una meditación, y visualizar que te pones a hablar con todas ellas, como si fueran personas externas a ti (de hecho lo son, son personalidades creadas por la mente y que han tomado vida propia como programas de comportamiento automáticos en tu cuerpo mental o emocional). En esa meditación, escucha los motivos que cada programa autómata tenga para existir, pregúntales que hacen ahí, cual es su función, déjalos que se expliquen y no los reprimas. Y cuando hayas acabado con todos, entonces les explicas las situación. Les cuentas que tu, que eres el alma o conciencia que habita ahora este cuerpo humano estás en control. Que tu tomas las decisiones y que aceptas sus consejos, pero que no deben entrar mas en modo automático y activarse a menos que tu los dejes.
Ah! pero no trates de desmontarlos o eliminarlos de un plumazo, son muy listos, y entonces activarán mecanismos de defensa, perderás la concentración para estar en el “ahora”, volverás a caer en modo autómata y seguirán tan tranquilos. Esto es un trabajo de cooperación alma-mente-cuerpo, todos nos necesitamos, se trata solo de poner al mando a quien debe estar al mando, y dejar que el piloto automático este, por ahí, pero sin activarse.
No es nada sencillo. Este trabajo ayuda a que suceda cada vez menos, pero a veces me pregunto dónde podré encontrar yo a un Don Juan Matus para que venga a sacarme de mi “ensoñación” y me mantenga en un estado de “alerta constante y consciente”
David
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