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Mario Satz
Los Maories de Nueva Zelanda creen que las mariposas transmigran como las almas y que en realidad existe una sola que crea la ilusión de ser muchas, exactamente como la mente de un solo ser humano puede, a lo largo de su vida, tener muchos sueños, pensamientos y fantasias partiendo de la misma cabeza, o como el dorado, singular sol que pinta en agua supendida todos los matices del arco iris.
Tambien dicen los Maories, que las mariposas solo pueden comunicarse entre si, si están en la misma fase o estadio, huevo a huevo, larva a larva.Jamas podrá, una crisálida, descifrar la curva de un vuelo ni la leve criatura alada que de ella nace lograra hacerse entender por una larva.
Así también ocurre entre los seres humanos, pues solo se comprenden entre si aquellos que están atravesando la misma fase vital. El resto es una danza de equívocos y un juego de aproximaciones.Anhelos y desencuentros desfases de edad en los que divergen los estilos: Dos estadios hay, dicen los maestros Maories, que hacen de la transitoria quietud un viaje hacia el color: el primero y el tercero. Hoja o rama sostienen esa busqueda interior. Lo ovoidal rige la primera fase y lo recto y tenso la tercera. Las larvas, como los adolescentes, buscan trepar y trpar y devorar todo lo que tienen a su alcance; exhiben díscolos pelos y feas protuberancias y no escatiman venenos para proteger su debilidad.Y cuando por fin la crisálida abre su húmedo ataúd a la voluntad del ala, cuando por fin emerge la imago, la mariposa adulta conoce en el aire una libertad ingrávida pero tambien el peligro de que su propia belleza se aniquile en el hambre de algún pico. Sabio, dicen los Maories, es aquel que acepta los disfraces del tiempo, aquel que obedece a los cambios como la nube a la presión atmopsférica. Quien vislumbra en las exclusiones naturales ocasiones de explorar lo sobrenatural. Pero tambien aquel que comprende que el autentico amor, la union verdadera, el vuelo de ocho alas solo es posible cuando has vivido la conquista de tus propios ocelos, en la soledad de tu diapausa, que ellos llaman el Suspenso de la Muerte o el Estuche del sueño. Quien ignora la vida secreta de las mariposas sostienen los Maories, conoce muy poco de su alma, y quien sabe poco de su alma es una mera colección de huesos enfundados en carne perecedera. Por eso si un niño pregunta que cosa será eso que en nosotros piensa y siente, o quien es ese que se escuda en el movedizo y elíptico yo, le señalan el zigzagueante vuelo de las mariposas y le dicen: "Eres el hambre que se agita en ti, la torsión que te dilata y el negro silencio que te espera. Tras lo cual una de tus alas le dira a la otra "busca compañia" y entonces, cuando trompa en trompa vagues por ahí sabrás que alma es lo que se aleja tras haberte visitado el pulmón para vestirlo de luz".
-¿Todo eso es el yo? suelen preguntar, insatisfechos, los curiosos.
-También es el centro de la tela de araña, el sitio vació del que partes y al que vuelves cuando la realidad te ofrece sus presas. Un mero hueco para el sueño o la vigilancia.
Texto del Libro "El sellador de rosas"
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